Mons. Frassia: “¡Dios está para darnos la vida!”

Mons. Frassia: “¡Dios está para darnos la vida!”
Martes 23 Jun 2015 | 09:12 am
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, comentó el evangelio del duodécimo domingo durante el año, en el que se narra el fragmento del Evangelio según San Marcos en el que Jesús calma la tempestad y reprocha a sus discípulos por su falta de fe. El prelado exhortó a no tener miedo, porque “Dios está para darnos la vida”.

 El obispo Rubén Frassia, titular de la diócesis de Avellaneda-Lanús, comentó el evangelio del duodécimo domingo durante el año, en el que se narra el fragmento del Evangelio según San Marcos en el que Jesús calma la tempestad y reprocha a sus discípulos por su falta de fe. El prelado exhortó a no tener miedo, porque “Dios está para darnos la vida”.
 “Este evangelio –comentó el obispo- donde están el mar, la tempestad, los apóstoles y Jesús es la simbología de toda nuestra vida. El mar evoca la inmensidad, aquello que es ingobernable; el fluctuar de las olas representa un poderío hermoso, pero que a la vez puede ser destructivo cuando se desatan tormentas… puede ser símbolo de lo orgulloso y de lo amenazante”.
 “Sin embargo –añadió- Dios es Señor de la vida de los hombres, de la historia de la humanidad, y también tiene que ver con las cosas de la naturaleza. Todo tiene una referencia y una relación”.
 Monseñor Frassia sostuvo que los desastres de la naturaleza no existen porque Dios se goce en hacernos sufrir, y exclamó: “¡Dios siempre está para darnos la vida y tiene en cuenta toda nuestra existencia!”.
 “Lo importante es cómo nos relacionamos, porque Dios sigue siendo fundamento de todo lo existente. Lo claro es que tenemos que tener fe y la fe es abandonarse en Dios, incluso cuando duerme, como dice el Evangelio, y ninguna dificultad puede vencerlo”, expresó el prelado, quien llamó a reconocer a Dios que está presente y esa presencia ayuda al hombre a ordenar su vida y sus relaciones con los hombres y la naturaleza.
 “Hay que reconocer que Dios está presente y sobre todo saber que tenemos que confiar en Dios. No tener miedo. Pidamos al Señor que aumente nuestra fe para poder vivir en este planeta con mayor amor, dignidad, respeto y justicia”, concluyó el obispo.+

 Texto completo de la alocución
¡No tengamos miedo, Dios siempre está para darnos la vida! 
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (Decimosegundo domingo durante el año, 21 de junio de 2015) 

"Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: "Crucemos a la otra orilla". Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?". Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?". (San Marcos 4,35-41) 

 Este Evangelio -donde están el mar, la tempestad, los Apóstoles y Jesús- es la simbología de toda nuestra vida. El mar evoca la inmensidad, aquello que es ingobernable, al movimiento, el fluctuar de las olas, representa un poderío hermoso pero que a la vez puede ser destructivo cuando se desatan tormentas; puede ser símbolo de lo orgulloso y de lo amenazante. Sin embargo Dios es Señor de la vida de los hombres, de la historia de la humanidad y también tiene que ver con las cosas de la naturaleza. Todo tiene una referencia y una relación. 
 Es evidente que el hombre avanzó en comprensión de la realidad; cuando hay desastres climáticos no es que Dios está mandando castigos a la humanidad; cuando hay tsunamis, tormentas, volcanes en erupción, desastres de la naturaleza, no es que Dios se goce en hacernos sufrir. ¡Dios siempre está para darnos la vida y tiene en cuenta toda nuestra existencia! 
 Pero las cosas están, acontecen, producen y suceden; lo importante es cómo nos relacionamos, porque Dios sigue siendo fundamento de todo lo existente; Dios es garante de todo aquello pero no es vengador del orden de la naturaleza. 
 Es importante saber que eso -a veces- nos produce incomprensión y perdemos seguridad. Dios no es dios de las falsas seguridades; su presencia no es fuga ni irresponsabilidad, tampoco es sólo consolación porque hay cosas que pasan y le duelen al hombre, le duelen a la sociedad. 
 Lo claro es que tenemos que tener fe y la fe es abandonarse en Dios, incluso cuando duerme, como dice el Evangelio, y ninguna dificultad puede vencerlo. Reconocerlo a Dios que está presente y esa presencia en nosotros puede ordenar la vida, cuidar la naturaleza y sobre todo cuidar la ecología humana, cuidar a los humanos, cuidar a toda persona, cuidar a las familias. 
 Para poder cuidarlo hay que reconocer que Dios está presente y sobre todo saber que tenemos que confiar en Dios. No tener miedo. No vivir con miedo. No tener poca fe. “Hombres ¿por qué tienen miedo? ¡Qué poca fe tienen!” 
 Pidamos al Señor que aumente nuestra fe para poder vivir en este planeta con mayor amor, dignidad, respeto y justicia. 
 Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén 

 Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús

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