MANUEL OLVEIRA UN GALLEGO ENORME

Este trabajo fue presentado el "Tercer Congreso de Esteban Echeverria y 5° Jornada de Monte Grande y su Región" en octubre de 2006. Una aclaración en la foto que no pude agregar se ve a Olveira con un marino herido. Bueno solo hoy existe el pedestal porque inadaptados un fin de año de hace tiempo lo hicieron pedazo con algunos petardos. 

Gerardo Scioscia

MANUEL OLVEIRA UN GALLEGO ENORME 

 En Lanús Oeste, quienes circulan por la avenida Remedios de Escalada al 900, se habrán preguntado en más de una oportunidad, el porqué de la blanca estatua levantada sobre la plazoleta de esa avenida en mayo del 2003. En ese sitio, dos figuras humanas, que por su posición se parecen en algo a la ¨Piedad¨ de Miguel ángel Buonarotti, nos hablan de un acto de amor al prójimo. 

 

De esa imagen se destaca la de un hombre desconocido, mientras que la otra figura, es de un marino mercante de origen gallego y aunque ambos murieron en circunstancias distintas, dieron su vida por el mismo objetivo: defender las islas Malvinas. 

 El primero de los representados en esa estatua, es un soldado que herido de muerte mira hacia las lejanas islas. Quizá de él nunca sabremos su nombre, aunque con seguridad, debe ser el de uno de los 648 argentinos que regaron con su sangre ese territorio. En cambio, el otro, es Manuel Olveira un tripulante del barco ¨Isla de los Estados¨ que murió mientras intentaba salvar a sus compañeros, cuando ese trasporte fue atacado por las fuerzas inglesas. 

Ese barco, su barco averiado y envuelto en llamas, también, como su cuerpo, quedaron en ese alejado pedazo de la Argentina. 

 Aunque Manuel Olveira desde hacía tiempo se encontraba viviendo en Lanús y en tierras argentinas encontró la muerte, había nacido en España y de allí, que el artista lo imaginó en sus momentos finales, mirando a ese lejano territorio donde dio los primeros pasos y vivido parte de su infancia. Por esa razón, cuando decidí realizar este trabajo y aunque pensaba titularlo de otro modo, resolví usar para ello la leyenda impresa al pié de esa obra artística, que vecinos de Lanús le dedicaron para recordarlo. 

Es que el enfrentamiento bélico que mantuvimos en 1982 con Inglaterra tuvo ¨héroes y mártires¨. Entre los primeros se encuentran todos los efectivos militares, entre ellos, muchos jóvenes de apenas 20 años y escaso entrenamiento, como para enfrentarse con fuerzas profesionales y mercenarios, como los denominados gurkas. 

Esos héroes regresaron al territorio, aunque por oscuras razones el gobierno militar encabezado por Leopoldo Fortunato Galtieri, quien había resuelto ¨ocupar las islas pero no retenerlas¨, decidió ocultarlo, privando así, al pueblo de rendirle un merecido homenaje por el coraje empleado en esa guerra ¨improvisada¨ como dijo algunos años después el ex gobernador de Malvinas, teniente general Mario Benjamín Menéndez al referirse a la misma. 

En cambio los mártires de esa acción bélica, -donde abundaron los errores estratégicos- fueron los soldados que combatieron con valentía y que han quedado en ese territorio como vigías que esperan ser relevados en cualquier momento. También lo fue el marino Olveira que murió como mueren los marineros: sobre su barco. 

De ese hecho que unió como nunca a todos los argentinos y que el dos de abril de 2007 se cumplirá un cuarto de siglo, algunos sectores, en cambio de mantener encendida la llama de Malvinas, buscan olvidar ese hecho. 

REPASANDO ESA HISTORIA 

La mañana del jueves 1° de abril de 1982 el comando argentino recibió datos de las islas en el sentido que los británicos sabían que era inminente un desembarco de tropas argentinas en un lugar de las Islas Malvinas. Por esa razón se encontraban reforzando el sector que se extiende alrededor del aeropuerto, alertando a las Fuerzas de Defensa de las Islas Falkland y supieron también que un contingente de infantes de marina que debían haber regresado a Gran Bretaña continuaba en las islas. Ya no habría factor sorpresa, ingrediente de vital importancia para una rápida toma de ese objetivo sin mayores complicaciones. 

Con el alerta de los ingleses, hubo que cambiar los planes de desembarco. En las últimas horas del 1° de abril se adoptó el siguiente plan: a las 0.30 del dos de abril los grupos formados por unidades de comando anfibios y fuerzas especiales debían ocupar botes de caucho y dirigirse a sus respectivos objetivos (el cuartel general de los infantes de marina británicos en el Arroyo Caprichoso, y la Casa de Gobierno, respectivamente). Si los infantes de marina británicos no estaban en Arroyo Capricho, sería necesario establecer contacto con ellos en el pueblo. Tres horas después, desembarcarían fuerzas especiales y señalizarían la playa de desembarco de Punta Yorke, destinada a la fuerza principal. Esta disposición obligaba a modificar el plan anterior, que había sido desembarcar al este de ese punto, y era el resultado del reconocimiento aéreo practicado dos días antes. 

 A las 6.30 de ese dos de abril desembarcaron los primeros vehículos anfibios, cuyos ocupantes, en principio, no encontraron resistencia alguna porque los ingleses habían desplegado sus defensas en lugares equivocados, descuidando los puntos mencionados. El resto es historia conocida. De todos modos es necesario poner claridad en algunos puntos oscuros que no permitieron retener la ¨preciada Perla Austral¨ como se llama también a ese territorio. Para ello nos serviremos de algunos dichos de quien fuera gobernador durante el tiempo que duró la recuperación de las mismas. 

 En recientes declaraciones efectuadas en le programa ¨Vivencias de Malvinas¨, que conduce un grupo de veteranos de Lanús y que se emite los jueves por FM Espacio, el ex gobernador de las islas sostuvo que ¨el desalojo de los ingleses fue una operación militar¨. Esa frase del militar al igual que otras revelaciones efectuadas durante las dos horas que duró ese programa, fueron reproducidas por Diario Popular, en su edición del día jueves 13 de julio del 2006. 

 En cuanto a su designación como gobernador de Malvinas, Menéndez dijo que se enteró durante una charla que mantuvo con el desaparecido general Leopoldo Fortunato Galtieri en 1981. En esa oportunidad recordó que ¨me dijo que estaba estudiando una operación militar para recuperar las islas, pero que todo dependía de una conversación que estaba llevando adelante con la reina de Inglaterra; si resultaba negativa se realizaría en el mes de mayo y yo sería el gobernador¨. Si esa charla para el militar fue una sorpresa, lo fue mas, cuando le anunció que como respaldo, tendría unos 500 hombres al mando de un coronel. Entonces Menéndez puso en dudas el éxito porque ¨solamente podría haber un par de barcos de apoyo y otro para controlar la flota pesquera y dos aviones para sobrevolar las islas diariamente¨. 

 De acuerdo a su relato, Galtieri le pintó la operación como un cuento y por eso resolvió reunirse nuevamente con él para decirle que ¨con esas operaciones patearía el tablero de las negociaciones¨. Sin embargo encontró como respuesta que ¨cualquier problema lo resolvería la junta militar y el canciller. 

En otro orden, manifestó que en las islas las cosas ¨no fueron fáciles¨ y que la falta de elementos ¨era notoria, al punto que la primera carta fue ¨redactada en un papel con la imagen de la corona británica¨. Según aseguró, varias veces reclamó sin éxito apoyo logístico y recordó que ¨pedía nafta súper para mover la artillería antiaérea, que de otro modo en pocos días quedaría anulada, y municiones 155 para alcanzar las posiciones enemigas y no recibía nada¨. 

 A las islas destacó que ¨se enviaron armas que se encontraban en los arsenales para su reparación¨, y puso de relieve que durante todo el conflicto la pasamos muy mal, porque fue una guerra que no estaba prevista y que se improvisó sobre la marcha¨. Es indudable que en ese punto deben buscarse los motivos de la derrota. Si bien faltaron armas y alimentos para repeler a los ingleses, sobró coraje entre los soldados, pero eso no alcanzó para oponerse a las modernas armas desplegadas por los enemigos. Lo que se inició el 2 de abril de 1982, con mucho fervor culminó el 14 de junio de ese mismo año con el agrio sabor de haber perdido una batalla. 

 Manuel Olveira Insua nació en Finisterra el tres de diciembre de 1934 y fue uno de los ocho hijos del matrimonio formado Julia Insua y Primitivo Olveira y, como otro de sus hermanos y muchos de sus paisanos gallegos, también su vida estaría relacionada con el ma. Manuel estaba casado con Carmen Cambeiro con quien 1969 había levantado su hogar en Lanús Este y tuviera tres hijos, quienes al momento de fallecer el marino Olveira tenían 7, 10, y 16 años respectivamente. 

El buque que tripulaba Olveira Insua, había sido construido con el número 122 en 1975 por la empresa ¨Duro Felguera S.A.¨ de Gijón España. Más tarde, ese buque de bandera española, es bautizado con el nombre de ¨Transbética¨. A partir del 22 de diciembre de 1981, con el nombre ¨Isla de los Estados¨ es incorporado al servicio de transportes navales. A partir de allí, realiza numerosos viajes desde nuestros puertos continentales hasta las islas al mando del capitán Tulio Panigadi, por ser conocedor de los mares del Sur. 

Por la experiencia de su capitán y de la tripulación en la navegación de esos mares, durante el conflicto militar con los ingleses, el barco ¨Isla de los Estados¨ realiza varias misiones con eficacia, a pesar del bloqueo impuesto por los ingleses entorno a las islas Malvinas. Entre tanto, las acciones bélicas se incrementaban de un lado y de otro. El 12 de abril, las fuerzas inglesas resuelven declarar como Zona de Exclusión Marítima a todo el contorno de las islas. 

Días antes de entrar en vigencia esa medida restrictiva para los barcos y aviones argentinos, los mandos ingleses pensaron en llamarla ¨Zona de Exclusión¨, pero ese termino originaba problemas de derecho internacional. La referida zona adopta la forma de un círculo de 200 millas náuticas, desde la latitud 51º41´ sur y la longitud 59º 39´ oeste, teniendo como centro las islas. Sin embargo, esa disposición fue modificada el 28 de abril al declarar a ese circulo ¨Zona de Excusión Total¨ y entró en vigencia a las 11 horas (meridiano de Greenwich) del 30 de abril. A partir de entonces ¨las naves, y los aviones militares o civiles hallados en esa zona sin la autorización del Ministerio de Defensa de Londres se los consideraría hostiles y se exponían al ataque de las fuerzas británicas. Dentro de ese circulo navegaba el buque ¨Isla de los Estados¨. 

Con una tripulación acostumbrada a los rigores del mar Austral, el barco continuaba trasladando personal militar, combustible, municiones víveres y otros elementos. 

 Entretanto, la aviación argentina el 1° de mayo recibió su bautismo de fuego y logra hundir y dañar a varios de los barcos ingleses. La eficacia de los ataques, y la valentía de sus pilotos, despertó comentarios elogiosos de propios y extraños. Por su parte, el Crucero General Belgrano y dos destructores de acompañamiento patrullaban entre la Isla de los Estados y Burdwood Bank, al suroeste de las Malvinas, con el doble propósito de impedir que otro buque de guerra británico se uniese a la fuerza de tareas viniendo del pacifico, y de advertir de cualquier movimiento hacía el territorio continental. Ese grupo también estaba destinado a impedir la intervención chilena. 

Por la tarde del 1° de mayo recibió la orden de evitar la aproximación a la zona de exclusión 

Y de hacer frente al enemigo sin previa autorización, en cambio debía ofrecer una amenaza lateral, de modo que el enemigo dividiese sus fuerzas. Al igual que el resto de la flota, el Belgrano había recibido la orden de no comprometerse en un ataque frontal. 

A la 1.45 del dos de mayo, el capitán del Belgrano recibe la orden de apartarse de la zona de exclusión. La maniobra iniciada a las 5.11 termina a las seis y en ese momento su proa apunta hacía la Isla de los Estados pero, seis horas más tarde, es alcanzado por dos torpedos lanzados por el submarino ¨Conqueror¨ que hacen blanco en babor. Por esos impactos, perdió fuerza propulsora y comenzó a escorar. Media hora después, se ordena su evacuación. A las 17.20 se hunde en las profundidades del mar. En esa acción mueren 323 argentinos. 

Tres vecinos de Lanús y sobrevivientes de ese hundimiento, durante un reportaje realizado por un suplemento zonal de Diario Popular ¨El Sureño¨ publicado el 30 de mayo 2002 recordaban ese hecho. Según José Ernesto Rodríguez ¨ese domingo una fuerte explosión provocó la inclinación del buque en unos cuatro o cinco grados, dejándolo además sin luz. En esas condiciones ascendí a la cubierta superior donde me enteré que el barco se hundía. Allí estuvimos hasta que se nos dio la orden de abandonarlo.¨. En ese reportaje señalaba además que ¨abordé la balsa numero uno que nos había sido asignada oportunamente con otros 14 compañeros, pero una ola la rompió al empujarla contra los hierros retorcidos, que por el impacto del torpedo mostraba el barco, por lo que caí al agua de donde fui recogido por los tripulantes de otro bote en el que permanecimos a la deriva hasta el lunes a las 20 horas, momentos que fuimos rescatados por el destructor Piedrabuena que había vuelto a la zona¨. 

 En cambio, el entonces conscripto Alejandro Villanueva manifestó que ¨estaba en el dormitorio¨ pero al impactar el torpedo apuntó que ¨agarré el salvavidas y fui al puesto de abandono y luego de resbalar en cubierta por la cantidad de petróleo derramado llegué hasta mi balsa. Entre dos la agarramos pero se nos cayó al piso, por eso cuando logramos tirarla al mar no funcionó correctamente, resolviendo entonces tirarme sobre el techo de otro bote salvavidas¨ del cual fue rescatado 24 horas después, junto a otros 15 ocupantes de esa balsa. Por su parte Hugo Adesso luego de señalar que ¨por la posición que tenía el barco parecía que nos quería tragar¨ dijo finalmente sobre esa experiencia que ¨me cambió la vida¨. En cuanto al cuestionamiento posterior del porque los dos destructores que acompañaban al Belgrano se alejaron del lugar, en vez de recoger a los sobrevivientes, las autoridades de la marina explicaron después que ¨los barcos no están en el mar para recoger sobrevivientes sino para combatir y no ser hundidos¨ poniendo como ejemplo lo sucedido durante la Segunda Guerra Mundial, cuando un submarino alemán hundió a una nave británica y después hundió a los dos barcos de acompañamiento que se habían detenido a recoger a los sobrevivientes. 

Con la inclusión de estos testimonios, quisimos mostrar los momentos dramáticos que vivieron esos jóvenes durante el naufragio del Belgrano, que se salvaron de formar parte del listado de muertos. Es que nos servimos de esos testimonios, por no contar con la de los dos sobrevivientes del buque Isla de Los Estados, que fue atacado y hundido también por fuerzas inglesas. 

El barco tripulado por Manuel Olveira, sin dudas habría tomado conocimiento de esa acción en la que murieron tragados por el mar, más de 300 argentinos. Sin embargo, no había tiempo para pensar en esos muertos y que quizá ellos, podían correr igual suerte. Tenían una preocupación que les hacía posponer ese pensamiento, para una vez concluida con las labores en las que estaban abocados. Es que tenían como propósito minar la bahía San Carlos, para impedir el ingreso a ese sector de barcos enemigos. Al mismo tiempo, continuaba con su tarea de abastecimiento de víveres, combustible y rescatando heridos. 

 En Lanús Este, su esposa se encargaba de la crianza de sus tres hijos. Así, como las esposas de los marineros ella empleaba su tiempo, mientras esperaba ansiosa el regreso de ¨Manolo¨ como en tantas ocasiones, esperaba su retorno a tierra después de permanecer varios días embarcado, recorriendo el mar austral. Siempre quería contarle lo sucedido en su hogar durante su larga ausencia. Hablarle de cómo marchaban los estudios de sus hijos o exponer alguna queja por el comportamiento de esos adolescentes. Pero esta vez sería distinto. Navegaba en un sitio en disputa con Inglaterra. 

Y las cosas fueron distintas. El buque Isla de los Estados continuaba minando el Estrecho de San Carlos y abasteciendo de víveres y combustible a las tropas argentinas que desembarcaron en las islas. La noche del 10 de mayo el HMS Alacrity atravesó el estrecho de San Carlos para comprobar si estaba minado. Mientras realizaba esa inspección, el barco ingles encuentra al trasporte Isla de los Estados que estaba llevando combustible de aviación a las guarniciones de Bahía Fox y Darwin y lo ataca con su artillería. Por las explosiones del ataque inglés, el barco en que iba Manolo se convierte en ¨una bola de fuego¨. 

De acuerdo a un informe del Estado Mayor del 14 de mayo y publicado en la revista ¨ Gente ¨ del día 20 de mayo de 1982, sobre ese suceso decía que ¨a las 23-00 horas, comenzaban a conocerse los detalles sobre la suerte del buque transporte interisleño Isla de los Estados¨. Las primeras informaciones decían que ¨habiéndose perdido contacto radioeléctrico con el buque, se está realizando una intensa búsqueda a fin de lograr su localización¨. La demora en dar las informaciones sobre las bajas, fue parte de la estrategia utilizada durante esa guerra, que no difiere de los métodos usuales en ese tipo de acontecimientos, ya que en su transcurso, es común que se minimizan las perdidas y exageren los daños infligidos al enemigo. 

 En el momento de ser ametrallado por la fragata inglesa, el A.R.A Isla de los Estados se encontraba navegando con las luces apagadas y la totalidad de su tripulación, compuesta por 25 hombres incluidos su capitán. Al detectarlo el barco enemigo es iluminado previamente por ¨una granada estrella¨ e inmediatamente convertido en blanco de los cañones del ¨Alacrity¨. Al igual que lo ocurrido con el Crucero General Belgrano, el mar fue la sepultura de otros 23 argentinos. Entre ellos estaba Manuel Olveira a quien la última vez que lo vieron con vida los dos los únicos sobrevivientes de ese naufragio ¨estaba intentando salvar a otros compañeros atrapados en buque, al que ingresó en tres oportunidades¨. Después, no se supo nada de él. 

Los únicos tripulantes que lograron salvarse antes que el barco desapareciera para siempre en esas frías aguas, fueron el capitán de corbeta Payola y el marinero Alfonso López, aunque de su existencia, se supo seis días después. 

 SE ENTERO POR TELEVISIÓN 

 Las noticias provenientes de las islas no llegaban con la misma rapidez con que ocurrían los hechos. Además, toda la información era previamente filtrada por los mandos militares. 

 ¨Me entere por la televisión. Los chicos estaban viendo una película y, de vez en cuando, cortaban para dar los últimos partes de guerra¨, recordó Carmen Cambeiro en un reportaje concedido al periódico de la colectividad gallega ¨Lugo¨ del 17 octubre de 2002. ¨Primero se dijo que se presumía que había sido atacado, que se había perdido la comunicación y se habían visto los tambores que llevaba y distintas parte del barco flotando¨. La certeza de lo acontecido lo tuvo días después por medio de una carta fechada el 17 de mayo y firmada por el capitán de navío y jefe de los Servicios de Transportes Navales Luis María Palau. Allí estaba escrito lo que nunca hubiera querido leer.¨Con motivos de las acciones bélicas libradas en nuestras islas Malvinas y que derivaron en el hundimiento del Transporte A.R.A Isla de los Estados, luego de infructuosas tareas de búsqueda y salvamento de sus tripulantes, se da por desaparecido al señor MANUEL OLVEIRA, presumiéndose su fallecimiento. 

 En las líneas finales de esa comunicación el jefe naval le expresaba que ¨Hoy la patria se yergue sobre el sacrificio de sus mártires. De aquí en más, los pliegues celeste y blancos de nuestra bandera, que señala los cielos desde los brazos de sus mástiles, llevará estampada la imagen de su esposo proclamando ante los ojos de la historia que su rostro resplandecerá para siempre en ella, con el gesto imborrable de los héroes que respondieron al llamado de la Patria ¨. Así reconocía la Argentina el servicio prestado por ¨Manolo¨ un gallego enamorado del mar, pero mucho más de la Argentina, que lo adoptó como hijo propio. 

A partir de esa confirmación, se multiplican los homenajes. Revistas de circulación entre la colectividad gallega se ocuparon de su vida. También lo hicieron programas radiales dedicados a la cultura gallega. Entre tanto en la localidad de Villa Caraza partido de Lanús, un grupo de vecinos que se autotitulaban ¨Cenadores de Caraza¨, en un de sus tantas reuniones gastronómicas resuelven evocar a Olverira mediante un monumento, él que en principio estimaban inaugurarlo en el 2002, al cumplirse 20 años de ese suceso. 

Sin embargo, por distintas circunstancias, la realización de esa obra artística se vió demorada, pudiendo emplazarla recién un año después. En efecto su inauguración tuvo lugar el sábado 31 de mayo de 2003. Ese acto contó con la presencia de autoridades municipales, delegaciones gallegas y grupos de gaiteros.

 Para la construcción del monumento, que representa a Olveira y a un combatiente de Malvinas, ambos envueltos en una bandera argentina, se utilizó cemento y marmolina, por eso, su color blanco. Si bien el vecino Gregorio Perquievch tuvo a cargo la realización de esas figuras, también aportaron su mano otros vecinos, cuyos nombres se estamparon en la base de ese monumento. Los materiales utilizados fueron costeados en su totalidad por ese grupo de vecinos y de allí que no se pudiera culminar en tiempo y forma. 

Así, con esas alternativas, una parte de Lanús testimonió su agradecimiento al marino mercante Manuel Olveira Inzua que murió el 10 de mayo de 1982 mientras cumplía tareas en el barco A.R.A Isla de los Estados, que se encargaba del abastecimiento de las tropas destacadas en Malvinas y también del recate de los heridos en combate. Aunque de origen gallego, murió en aguas argentinas y bajo el azul y blanco de la bandera. 

 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA 

Probado en Combate en Malvinas 1982. Comodoro Pio Matassi 

 Revista ¨ Agrupación Fisterra Unida ¨.Año 2 N° 3 1998. 

Revista Gente del 20 de mayo de 1982. 

Periódico ¨ Lugo ¨ del 17 septiembre de 2002. 

El Sureño del martes 30 de abril de 2002. 

El Sureño del jueves 29 de mayo de 2003 

Diario Popular del jueves 13 de julio de 2006. 

 Señales de Guerra – El conflicto de las Islas Malvinas de 1982. Lawrence Freedman y Virginia Gamba – Stonehouse. Editorial Vergara.

Comentarios

Seguidores