RESUMEN DE LA AGENCIA INFORMATIVA PELOTA DE TRAPO


Salvo la realidad, buenas noticias
26/01/10

Por Oscar Taffetani
(
APe).- Un empresario textil de apellido casi impronunciable (por la cantidad de consonantes) quiso contratar a este humilde escriba, hace mucho, para desarrollar un periódico de distribución gratuita que sólo diera buenas noticias (sic). Una especie de diario de Yrigoyen, peromasivo. Grageas de optimismo que ayudaran a la gente a superar el cotidiano mal trance de encender la tele o abrir un diario para que la realidad lo abofetee a uno apenas comenzado el día.

En rigor, la idea de ese empresario no era muy original. Las Selecciones del Reader’s Digest (extraordinario proyecto comercial norteamericano) ya venían desarrollando algo parecido desde hacía medio siglo, con temas y títulos que invariablemente invitaban a sonreir; tendencia que el viejo Ernesto Sabato supo satirizar en su novela mayor: “Perdí la vista, pero gané un amigo”, escribió. “Su ceguera puede ser una ventaja, escribió también. Y así.
El proyecto de aquel empresario textil (hoy devenido consultor) no pasó de una charla de café. Y es de suponer que otros periodistas, allá por los lejanos ’80, habrán esbozado nuestra misma mueca irónica cuando les hicieron la propuesta.
Sin embargo –rindámonos ante la evidencia- el diario gratuito de las buenas noticias se hizo perfectamente viable en la primera década argentina del siglo XXI. Sólo tenían que encontrarle el novio (o la novia) a la idea. Y la novia llegó (digámoslo con sutileza). Actualmente, buena cantidad de profesionales de la comunicación, en el país, han sido empleados en diarios que sólo proporcionan a la gente buenas noticias.
Desconocemos la eficacia de este tipo de medios para seducir o persuadir a la opinión pública. Pero al menos (pensemos con espíritu gremial) estos diarios de buenas noticias han resuelto los problemas de trabajo de un buen número de colegas.
La parte del INDEC que tiene dulce
Cristina Kirchner anticipó a la prensa, la semana pasada, un dato extraído de la última encuesta de hogares del INDEC, según el cual el índice de desempleo habría bajado en todo el país, durante 2009, hasta el 8,4%.
Un dato que se saca de contexto, como todo el mundo sabe, deja de ser un dato confiable. Por eso, un matutino de la Capital, al día siguiente del anuncio presidencial, le señaló al Gobierno que en el cuarto trimestre de 2008 el índice de desempleo publicado por INDEC estaba en el 7,3%, es decir, era mejor que el anunciado para 2009.
La respuesta oficial fue que 2009 –año de la gran crisis que el país pudo superar gracias a los magníficos y nunca bien ponderados esfuerzos de nuestros pilotos de tormenta- no es para nada comparable a 2008.
Y la réplica opositora a la respuesta oficial fue que el grado de desinversión y salida de la economía global de la Argentina, en los períodos 2008 y 2009, ha sido constante, lo que significa que en términos reales aumentó la desocupación.
¿Cuál será la verdad? ¿Dónde buscar la verdad? O también (perdón por este ataque de realismo): ¿Es que a alguien le interesa decir la verdad?
Prosas del Observatorio
A falta de pan, buenas son tortas, dice un refrán español. Y a falta de un INDEC confiable, buenos son los Observatorios, decimos en un aforismo implicado, de ésos que bien cultiva nuestro colega AG.
“El segmento de la población con más bajo nivel socioeconómico es el que más está sufriendo los efectos de la crisis”, titula el diario La Nación, apoyándose en el análisis que brinda el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina.
“El impacto –leemos- se traduce en un incremento significativo de la tasa de desempleo y en un deterioro de la calidad de las ocupaciones. En concreto: se eleva el porcentaje de personas que están subocupadas en tareas inestables, lo cual se traduciría en un avance del cuentapropismo informal, de tareas muchas veces intermitentes, y disminuye el índice de ocupados plenos en puestos laborales precarios, lo que podría explicarse por destrucción de puestos asalariados en la economía no registrada”.
“Los puestos en negro –agrega el artículo- son más vulnerables por su naturaleza, y también porque los propios empleadores son muchas veces microempresarios vulnerables. Se trata, además, de un segmento que queda al margen de las políticas de protección, como los subsidios otorgados por el Gobierno en los últimos meses a empresas formales que los reciben a cambio de no despedir”.
Más allá del análisis que hacen los especialistas del Observatorio, lo cierto es que con una sintonía que espanta, los grandes medios de comunicación se hallan atrapados por estos días en el culebrón del funcionario Redrado, el culebrón de las (no verificadas) reservas del Banco Central y el culebrón del vicepresidente Cobos, mientras una desocupación feroz, sin números y sin nombre, en un contexto de aumento de precios y ensanche de la brecha salarial, golpea a la puerta en la casa de los trabajadores, disgregando familias y precarizando el empleo en todos los niveles posibles.
Va a seguir esta danza de las mentiras, pensamos. Va a seguir hasta que la realidad, utilizando sus propios medios de difusión (que suelen no ser complacientes) haga aflorar el rostro desdibujado, el rostro negado, indeseable, incómodo, de la verdad.

Los invencibles y los ratones
27/01/10

Por Carlos del Frade
(APe).- La bandera de la provincia de Santa Fe fue inventada por Estanislao López en 1822. El símbolo es un par de chuzas de los pueblos originarios apuntando hacia abajo y por encima de ellas una gran lanza de punta dorada, triunfante, viril, enhiesta, conquistadora y señalando el cielo de la victoria. López era terrateniente y gobernó durante veinte años el naciente estado.
Todavía los sobrevivientes mocovíes y tobas guardan relatos orales de las incursiones del invencible sobre sus comunidades de niñas y niños, abuelas y abuelos, a la vera del Paraná o los riachos que desembocan en sus aguas.
En 1933, en plena década infame, aquel símbolo impuesto fue tomado como síntesis del escudo provincial y desde entonces pueden verse, bandera y escudo, en todas las reparticiones públicas del segundo estado argentino.
La masacre de los pueblos originarios no llegó sola. Los invencibles se reciclaron y depredaron los montes y bosques nativos en casi un noventa por ciento, de acuerdo a los censos del Instituto Forestal de la Nación.
La lanza de los invencibles dibujó, entonces, un nuevo mapa en la provincia y alrededores de la ciudad capital.
Las chuzas de los vencidos parecen reflejar la permanente imposición sobre mayorías de desesperados que, a pesar de los cambios políticos, siguen sufriendo la derrota de los empobrecedores y saqueadores de los patrimonios materiales y naturales del lugar.
Las abundantes lluvias de fines de 2009 y principios de 2010 trajeron a la memoria la ferocidad de las aguas del Salado de 1993 que por efecto de la corrupción se comieron la tercera parte de la ciudad capital.
Los primeros castigados, como siempre, eran los descendientes por herencia social, fueron los más empobrecidos.
Los invencibles le echaron la culpa al agua, a la naturaleza.
No fue así. Trescientos metros del anillo protector de la zona oeste de la ciudad no fueron completados por intereses sectoriales aunque el estado santafesino había pagado 25 millones de dólares al empresario Gualtieri como si lo hubiera terminado. Todavía hoy se pueden ver las decenas y decenas de cruces que recuerdan las víctimas de la inundación de la corrupción en la plaza de Mayo santafesina.
Ahora, en este año en donde deberían celebrarse los doscientos años del sueño colectivo inconcluso de mayo de 1810, los que hablan de la igualdad sentada en el trono de la vida cotidiana, la culpa es de los ratones, el calor y, como siempre, del agua.
En plena ciudad capital, Santa Fe de la Vera Cruz, se confirmaron seis casos de leptospirosis. El actual ministro de Salud, Miguel Angel Cappiello, repitió que son consecuencias de la falta de higiene y aguas contaminadas.
Que la culpa la tiene el maldito ratón que transmite el virus y no las causas sociales que desde mucho tiempo repite el drama de las chuzas vencidas siempre vigentes en la bandera y el escudo santafesinos.
En Santa Fe, como suele repetirse en otros lugares de la geografía argentina, los más castigados son los marcados por el sistema desde el fondo mismo de la historia impuesta por las minorías, por los invencibles.
Fuente de datos:
Diario Crítica de la Argentina 22-01-10

Parir desde la pobreza
25/01/10
Por Claudia Rafael
(APe).- Desde que tenía apenas unos 6 años los pibes del barrio lo empezaron a llamar “el Ratón”. Pasaron muchos años desde aquel bautismo de prepo. Ahora ya ronda los 18 y ya nadie se acuerda de que alguna vez, cuando todavía estaba en la panza de su mamá, lo soñaron Alejandro. Con un destino magno que nunca llegó. El siempre fue y será “el Ratón” para todos. Cargando con un apodo que le asestaron por esa altura siempre escasa, la melena renegrida y salvaje y la histórica manía de andar corriendo, como queriendo escapar. Todo el tiempo.
Fugando quién sabe de qué dolores de ese barrio al que alguien, en la ciudad, llamó “El Progreso” como una ácida ironía de un lugar anclado en la exclusión más honda.

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