EL DESPERTAR DE CADA DÍA

Gerardo Scioscia 

EL DESPERTAR DE CADA DÍA 

Al abrir puertas y ventanas y reencontrarse con un nuevo día, seguro, nos hace muy feliz .Con esa acción, descubrimos el fin de la noche que nos mantuvo recluidos, inermes o mejor agazapados como quien teme ser atacado por bestias desconocidas. Es la noche y, aunque el cuerpo descansa, la mente continúa su vigilia y atrapa sueños extraños, queremos huir de ellos, pero el cuerpo parece no responder. Estamos indefensos, tan solo protegidos con una frazada con la que nos cubrimos, cual fuese un escudo. En la habitación oscura decenas de imágenes se suceden y solo se diluyen cuando ingresan los primeros rayos de luz. Con la claridad que lentamente gana nuestra habitación desaparecen las imágenes que perturbaron nuestra mente. 

 

No fueron más que unas pocas horas de sueño, el oscuro manto de la noche nos envolvió y convirtió en seres indefensos. La noche nos puso en un estado de vulnerabilidad frente a seres irreales y contra los cuales no nos pudimos defender. En esa irrealidad, la noche parece eterna, aunque fueron apenas unas horas las que pasamos sumergidos en ella. Es por esa razón, que al abrir las puertas y ventanas y encontrarnos con un nuevo día nos alegra porque su luz hará desaparecer los monstruos que nos visitaron en la noche. 

Pero no tan solo por eso nos alegra, es que al tropezarnos con un nuevo día advertimos que aún estamos vivos y que nos espera otra lucha y con las armas que tenemos a nuestro alcance. Si con el nuevo amanecer iniciaremos nuestra batalla contra la mentira, la injusticia y contra los insensibles, con la certeza que si nos unimos, los venceremos como el día venció a la noche. Así desperté este día, luego de vencer a la noche con sus monstruos ahora toca esa

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