NO SOLO UN CAMBIO DE IMAGEN


NO SOLO UN CAMBIO DE IMAGEN
Por GERARDO SCIOSCIA
Hoy he resuelto enderezar mi vida, e intentare incursionar en un ámbito desconocido, al menos para mí. Es que desde pequeño tuve debilidad por la mentira y he mentido hasta hoy. Por entonces mi madre me decía que, cada mancha blanca debajo de mis uñas era una mentira y, aunque no se crea, ese dicho era cierto, ya que llegue a tener todo blanco en la punta de los dedos, porque me la pasaba mintiendo. Hoy ya mayor, he resuelto dejar de engañar y lo hago, en realidad obligado por las circunstancia ya que todos me conocen y saben que esa es mi forma de vida, pero no va más, como diría un crupier. Es esa la razón que decidí seguir los pasos de algunos ¨exitosos¨ dirigentes y por ello, estoy en la búsqueda de un asesor de imagen, que revierta la que hoy muestro.

Al que contrate debe ser capaz de revestir a un lobo como es mi caso con una piel de cordero, de tal modo, que todos se convenzan que soy un manso integrante de la raza ovina y no un negador de mi propia forma de ser, non santa por cierto. Tome la decisión Luego de un ¨concienzudo¨ análisis, y tras darme cuenta que, para convencer a todos debo cambiar desde mi aspecto físico, hasta el modo de caminar y expresarme.
Con mi asesor de imagen ya no será yo, seré otro hombre fabricado con muchas virtudes y pocos defectos que hoy me sobran. A quien pueda lograr en mi semejante transformación le pagaré muy bien, siempre que logre alcanzar un puesto de relevancia y que me permita hacerme de dinero suficiente para ello. Me aconsejaron buscar a esa persona dentro y fuera del país, porque me dijeron que no abunda esa clase de asesores y, por la escasez también me anticiparon que cobran muy bien por su tarea. Pero es justo en este punto y aparte de las líneas anteriores en las que expreso mi proyecto, que de un modo simultaneo, también voy reflexionando sobre mi futuro. Así es que note que escribí por impulso, por lo que, al tiempo que voy cerrado mi relato me cuestiono si podré aceptar los cambios que me puedan proponer.
Por esa razón, antes del punto final se me ocurre que mejor sigo así. Creo que aún no estoy preparado para que me conviertan en lo que no soy y, por eso, mejor dejó que sea Dios mi asesor. Quizás fue él quien torció mi propósito alertándome mientras escribía estas líneas, así que seguiré su asesoramiento, pues he resuelto cambiar de verdad.

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