EL SABOR DEL DOMINGO


EL SABOR DEL DOMINGO
Por GERARDO SCIOSCIA
Se despierta la mañana del domingo y el aroma a mate amargo, café y tostadas se adueña de las viviendas. En la calle nadie corre presuroso a cumplir con sus obligaciones. Hoy el andar es lento, aunque el ritmo del reloj siempre es el mismo. Todo es distinto en ese día, si hasta parece que se hablara más pausado que otras veces. A la mesa donde el desayuno ya está presto, se van sumando los miembros de la familia y entonces la casa se llena de sonidos. Uno se despierta la mañana del domingo y el aroma a mate amargo, café y tostadas se adueña de las viviendas. Unos contaran sus sueños, otros planificaran su día pasando así las primeras horas de esa jornada que une a la familia. Es domingo.

Algunos aún con cara de sueño se sumaran a la ronda de mates, cuando el aroma a salsa inunda cada rincón de la casa y que viene de la cocina donde bulle anunciado que, de almuerzo, habrá fideos. No falta quien llega cuando la mesa ya está servida.
Es el día de descanso, para muchos, aunque el descanso no es necesariamente estarse quieto, lo es también haciendo cosas que nos den placer, como por ejemplo el caminar bajo una fina llovizna o leer un buen libro. En ese sentido cada cual sabrá como emplear ese tiempo libre que nos da hoy la jornada no laborable. Esa parte corre por cada uno, Pero hoy ese ritual está suspendido y no por decisión propia, sino por causas del mal que hoy nos aqueja y que con su nombre ya nos da cierto miedo, es por la pandemia, por el covid-19 , una afección respiratoria grave y cuyo nombre coronavirus decimos con temor.
De todos modos esa congregación de familias y amigos pronto volverá. La ciencia está en búsqueda del remedio y hay noticas alentadores al respeto. Entretanto no debemos descuidarnos y, de ese modo, con la separación temporaria, pronto en nuestras casas retornará esa sana costumbre de unirnos en torno a una misma mesa. Así será entonces que nuevamente volveremos a sentir el sabor del domingo,

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