En Luján, Mons. Frassia pidió a la Virgen “ser una Iglesia viva”

En Luján, Mons. Frassia pidió a la Virgen “ser una Iglesia viva” 
Martes 11 Sep 2018 | 10:48 am
Luján (Buenos Aires) (AICA): La comunidad diocesana de Avellaneda-Lanús peregrinó el 8 de septiembre, en el marco de la fiesta de la Natividad de la Virgen María, a la basílica Nuestra Señora de Luján con el lema “Como a María, Dios nos llamó; digamos sí, como María”. La misa estuvo presidida por monseñor Rubén Oscar Frassia. 
Con el lema “Como a María, Dios nos llamó; digamos sí, como María”, la comunidad diocesana de Avellaneda-Lanús peregrinó el 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen María, a la basílica Nuestra Señora de Luján.
 En su homilía, monseñor Rubén Oscar Frassia destacó la figura de María, quien nos dio “el comienzo de la Salvación”.
“María no tiene luz propia pero es iluminada por la gracia de Dios, podríamos decir que ¡Cristo es el Sol y María es la Luna! La luna es el reflejo de la intensidad y la fuerza del sol. Cristo es el Sol porque es Él, Dios, pero se nos da a través de María. Ella que es contenida, Ella contiene al Salvador. Y Ella nos da al Salvador. ¡Cómo no nos vamos a alegrar de su presencia! ¡Cómo no vamos a festejar su cumpleaños! Porque Ella fue la elegida para darnos a Jesús”, señaló.
“María nos está enseñando muchas cosas. La llena de gracia, la Inmaculada, la Virgen Madre que nos da a su Hijo, la Virgen que está al pie de la cruz, la Virgen que está en Pentecostés, la Virgen que es asumida en cuerpo y alma en su Asunción, la Virgen está presente en nosotros como Madre y como Iglesia”, añadió.
 “Ella nos enseña algo que hoy tenemos que retomar: fe, esperanza, caridad. Así como Dios la llamó, también nos llama a nosotros y tenemos que decirle que sí, porque sabemos que en la Iglesia tenemos que vivir las virtudes teologales, que son fundamentales, para poder vivir en serio un discipulado y dar en serio un testimonio”, consideró.
 Finalmente, llamó a pedirle a la Virgen “ser una Iglesia viva, que tenga sentido, que sepa por qué está, que nuestras comunidades sean vivas, que no sean meras copias ni estén cerradas, que nuestra vida sea realmente una vida de fe, de esperanza y de caridad”.
“Pidamos hoy a la Virgen que, lo que resulta imposible para los humanos, vuelva a ser posible para aquellos que nos animamos a tener fe, que nos animamos a seguir dando la vida, que nos animamos a servir en la Iglesia, que nos animamos a romper todo tipo de esclavitud, que queremos volar y no arrastrarnos como tortugas, queremos estar visitados por la fuerza del Espíritu Santo. ¡Dios tiene fuerza en la Iglesia, Dios tiene fuerza en nosotros! ¡No apaguemos el ardor del Espíritu Santo en nuestra vida!”, animó.
“Que la Virgen, con su presencia, hoy despeje todas las nubes que puedan estar asomando en nuestro corazón, en nuestras actitudes, en nuestras costumbres, en nuestros espacios, en nuestros ambientes. Que Ella, como el bien, despeje las nubes para que siempre resplandezca Jesucristo, nuestro Sol”, concluyó.+

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