Nadie elige el momento de morirse. Menos lo hizo Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano Peri cuyo deceso se produjo en momentos que su amada patria se encontraba convulsionada por la anarquía reinante. Por esos sucesos, el creador de la bandera no pudo ser despedido con los honores que supo ganarse en su trayectoria como improvisado militar. Su muerte ocurrida el 20 de junio de 1820 a las siete de la mañana pasó casi desapercibida por la población de Buenos Aires enredada en conflictos políticos y donde se discutían el poder tres gobernadores. Solamente el Padre Francisco de Paula Castañeda director del periódico ¨Despertador Teofilantrópico Místico-Político dio cuenta del pobre funeral que se la había dado al ilustre general. Un ataúd de pino y una lápida hecha con una piedra de un viejo lavatorio. Fue lo único que pudo pagar su familia sumida en la total pobreza. Así fue sepultado en el atrio del convento de Santo Domingo donde había pedido estar el ¨Creador de la Bandera ¨.
Años más tarde y con el propósito de trasladar sus restos al mausoleo levantado también en el atrio del convento, el cuatro de septiembre de 1902 y con la presencia de una comisión compuesta por un nieto, un bisnieto del prócer y de los ministros Joaquín V. González y Pablo Richieri se procedió a la exhumación de su cadáver. Es allí cuando los picaros que nunca faltan intentaron apoderase de algunas piezas dentarias de Belgrano. Al remover la tumba solo se encontró algunos clavos y huesos dispersos, aunque la dentadura se encontraba en buenas condiciones. Fue entonces que los funcionarios mencionados se hicieron de un par de piezas dentarias con intenciones de tenerlas de recuerdo, pero al ser descubiertos ensayaron disculpas poco creíbles. Uno dijo que lo había llevado para mostrarlos a unos amigos y el otro, que pretendía engazarlos en oro para luego depositarlo nuevamente en la urna funeraria.
Sobre ese episodio protagonizado por los ministros González y Richieri la revista Caras y Caretas publicó oportunamente un dibujo donde muestra al prócer asomando de la tumba y a los dos ministros y bajo de estos una líneas que donde hacen decir a Belgrano que ¨ ¡Hasta los dientes me llevan! No tendrán suficiente con los propios para comer del presupuesto¨. La devolución de esas preciosas piezas solo fueron posibles gracias a la presión de la prensa, luego que Fray Modesto Becco lo denunciara a los medios de entonces. Al creador de la bandera que lo dio todo por la patria algunos quisieron dejarlo sin dientes, a él que no mordió del erario y lo dio todo por los ideales de libertad.
S.G
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