La vida es una obra teatral donde todo se ajusta mientras avanza. A ella sus actores salen a lo ¨ toro ¨ interactuado con sus vecinos o parientes que son los que van dando pie al recién llegado a escena. No hubo preparación previa para nosotros los actores de esta enorme compañía integrada por seres de distintas nacionalidades .No hay roles asignados, cada cual elige el papel que desarrollará, pero no siempre es el adecuado.
A diferencia del teatro, cada gesto o frase a decir es estudiado por el actor y de allí, que su desempeño sobre el escenario es correcto. Pero sobre el enorme escenario que es el mundo de eso, nada hay. Nos vamos convirtiendo en lo que seremos, solo con el paso del tiempo. Al no tener libreto que guíen nuestras acciones solemos equivocarnos con frecuencia. Es por eso que lastimamos al prójimo con dichos no siempre veraces. Ocurre que nuestra boca es como un arma que, al igual que ocurre con ella, cuando apretamos su gatillo ya no podemos detener la bala mortal, tampoco las palabras vuelven a nuestra boca, una cuando las lanzamos sin pensar. Somos artista de una obra sin ensayo y así actuamos. No pudimos aprender a ser padres. Nos convertimos en padres y con aciertos y errores criamos a nuestros hijos.
Sobre este enorme tablado cada cual busca su lugar, ese lugar asignado, pero no marcado por ningún director, nuestro director somos nosotros mismos, y para destacarnos, no siempre se usan buenas artes. Del mismo modo no siempre buscamos enmendar nuestros errores, aunque eso es cosa de sabios y solo los necios persisten en él. Es que la vida es eso, es enfrentar lo imprevisto e interactuar con uno o más protagonistas de una misma escena, sin saber nunca cuál será el ¨pie ¨que nos dará nuestro interlocutor y actuar en consecuencia. Lloramos y reímos. Lloramos de alegría cuando nace un niño y lloramos de tristeza cuando despedimos un ser querido. Reímos frente a un amigo que nos contó un mal chiste o lanzamos carcajadas si alguien se da un porrazo luego de pisar una cascara de banana. Es que en esta obra siempre hay un momento donde se mezclan la risa con el llanto.
Es que la vida es una enorme función teatral que comienza el día que llegamos a este escenario y nos mandan a lo ¨toro¨ a enfrentarnos con ella. Como actores de una enorme comedia de enredos tenemos muchas diferencias con aquellos que tienen varias horas de ensayo para lograr el papel asignado. Nosotros no porque simplemente es la vida. Quizás, si al nacer nos con nosotros viniera incorporado un libreto que, como en el teatro debiera interpretarse a rajatabla, seguro andaríamos en esta vida sin equívocos. Pero entonces no sé si sería muy bueno, porque sabríamos a cada paso cual es el siguiente a dar y podría ganarnos el aburrimiento. La vida es sorpresa y aventura vivámosla así. En cuanto a las diferencia entre los actores del teatro de la vida y los que actúan para divertirnos es que a nosotros en el minuto final nos despiden llorando y a ellos, a ellos los aplauden en su despedida.
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