Mons. Frassia: Es necesario amarse para poder amar

Mons. Frassia: Es necesario amarse para poder amar 
Jueves 2 Nov 2017 | 07:42 am
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): ¨Podemos afirmar que el amor de Dios es lo que nos equilibra, nos alimenta, nos fortalece, nos ilumina, nos da vida, nos llena el alma y el corazón; pero este amor de Dios y a Dios, nos lleva necesariamente a amar a nuestros hermanos¨, expresó el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia, en su reflexión sobre el Evangelio del domingo XXX durante el año, en el programa radial ¨Compartiendo el Evangelio¨.
"Podemos afirmar que el amor de Dios es lo que nos equilibra, nos alimenta, nos fortalece, nos ilumina, nos da vida, nos llena el alma, nos llena el corazón; pero este amor de Dios y amor a Dios, nos lleva necesariamente a amar a nuestros hermanos", expresó el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, en su reflexión sobre el Evangelio del domingo XXX durante el año, en el programa radial "Compartiendo el Evangelio".
 Prosiguió diciendo: "Por eso Jesucristo es la garantía, el respeto, la justicia, el cuidado social a nuestros hermanos. Porque amo a Dios me tengo que interesar de las cosas de los hombres. No puedo poner excusas, no puedo decir 'como amo a Dios me desentiendo de los hermanos'; sino al contrario 'porque Amo a Dios me debo volcar y comprometer en el amor a los hermanos'. Fe y compromiso. La presencia de Dios nos lleva al compromiso solidario, fraterno, de justicia, de respeto con los demás".
 En otro momento de sus reflexiones el prelado señaló que "muchas veces no amamos a Dios, ni amamos a nuestro prójimo, porque no sabemos amarnos a nosotros mismos; porque el próximo más cercano de uno es uno mismo. Nosotros tenemos que amarnos; no con un amor de concupiscencia, pero sí con un amor de benevolencia, un amor de respeto, donde yo debo cuidarme para que el amor de Dios no se desintegre en mi vida, para que el amor de Dios llegue a mis hermanos, pero si yo no amo y no me amo no sabré amar a los demás. Los voy a usar, a manipular, a “sicopatear” como dicen los jóvenes".
 "Es muy importante -continuó- saber que uno es importante porque Dios nos ha confiado la vida; uno tiene que amarse con ese mismo amor de Dios, pero amarse, para poder amar a los demás. Y otras veces, como no llegamos a esta plenitud y a esta madurez, no alcanzamos las otras finalidades".
 “Amar a Dios con todo el corazón y con todo el espíritu; y amar a los demás como a uno mismo” siguen siendo realidad vigente en nuestra vida, concluyó monseñor Frassia.+

Comentarios

Seguidores