En la Iglesia todos somos peregrinos, estamos en camino

En la Iglesia todos somos peregrinos, estamos en camino
Miercoles 2 Ago 2017 | 11:13 am
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): Comentando y reflexionando sobre la parábola del tesoro escondido, que presentó la liturgia del último domingo, el obispo de Avellaneda, monseñor Rubén Oscar Frassia, afirmó que en la Iglesia todos somos peregrinos, somos discípulos que estamos en camino tras el tesoro que significa el Reino de Dios.     
Comentando y reflexionando sobre la parábola del tesoro escondido, que presentó la liturgia del último domingo, el obispo de Avellaneda, monseñor Rubén Oscar Frassia, afirmó que en la Iglesia todos somos peregrinos, somos discípulos que estamos en camino tras el tesoro que significa el Reino de Dios.
“Discípulo -señala el prelado- es aquel que en su vida encuentra a Jesús y encuentra un tesoro, se involucra, se compromete, es como una perla fina, una perla preciosa, se compromete y toma decisiones. La cercanía del Reino está revelada y presentada fundamentalmente en Jesucristo. Él es quien nos muestra el Rostro del Padre, la misma realidad entre el Hijo y el Padre por medio del Espíritu; quien lo ve a Él ve al Padre, Él nos trae el Reino y lo demás se nos dará por añadidura.”
“El discípulo -prosigue monseñor Frassia- tiene que seguirlo, tiene que comprometerse, tiene que ponerse la camiseta, tiene que involucrarse; no puede ser pasivo, tiene que tener una respuesta decidida y activa. Porque falta convicción hay poca misión. Cuando haya convicción habrá una abundante misión. Por eso es importante el descubrimiento de este tesoro, este regalo, este don, porque es el Reino que viene. La Iglesia participa del Reino, pero no es el Reino”.
“El Reino es lo que nos trasciende pero que ya está, que hay que buscarlo, encontrarlo, uno lo encuentra en la Iglesia porque está el Cuerpo de Cristo, pero mientras peregrinamos estamos en camino y por eso hacemos más creíble a la Iglesia, o la empobrecemos, o la debilitamos con nuestros pecados, nuestras omisiones, nuestra falta de respuesta, nuestra falta de madurez”.
Monseñor Frassia concluye su reflexión pidiendo “que como discípulos, no vivamos de un modo aburrido, sino que nos destaquemos y seamos capaces de encontrar el tesoro que toca nuestra existencia, nuestra vida y nuestra respuesta. Y habiéndolo encontrado, podamos dar vida y vivir con entusiasmo todos los momentos de nuestra existencia”.+

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