Mons. Frassia: “Aquí estoy Señor, ¡envíame a mí!”

Mons. Frassia: “Aquí estoy Señor, ¡envíame a mí!”
Lunes 8 May 2017 | 11:04 am
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): En el marco del día de Jesús, Buen Pastor, y de la 54º Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, presidió la misa en el santuario de las vocaciones San Juan María Vianney, de Monte Chingolo. “Hoy queremos decirle al Buen Pastor ‘¡aquí estoy Señor, envíame a mí!’”, exclamó el obispo.

En el 4to domingo de Pascua, celebración de Jesús, Buen Pastor, la Iglesia dedica la jornada a rezar por las vocaciones. Monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, presidió la misa que se llevó a cabo en el santuario de las vocaciones San Juan María Vianney, de Monte Chingolo.
En su homilía, el obispo destacó que Jesús nos amó hasta el extremo: “Es el Buen Pastor que no ‘tocó y se fue’, no habló una vez y nos abandonó, no; Él fue fiel hasta las últimas consecuencias”, recordó.
  Hasta los más pequeños, señaló el prelado, “tienen capacidad para escuchar a Jesús, para ser amigos de Jesús, por eso deben escucharlo, seguirlo, imitarlo, conocerlo y amarlo”, y llamó a “dar la respuesta hoy”, porque la llamada de Jesús es actual: “¡Hoy nos llama y quiere estar con nosotros, en nuestro corazón, en nuestra vida! Quiere que le respondamos hoy”.
El prelado animó a los fieles a no tener miedo, porque lo que importa es saber que nuestra vida se juega en Jesús: “A Él lo queremos amar, porque nos dio todo y también nosotros queremos darle todo hoy”, enfatizó.
Monseñor Frassia aclaró que “todos tenemos un llamado” a ser buenas personas, buenos cristianos y a jugarnos por Jesús hoy. “Hoy mi vida puede ser distinta, puede cambiar, puedo ser mejor; hoy puedo hacerle un favor a los demás, servir a los demás, hacer un bien a otros jóvenes; puedo cumplir con mi misión, porque todos tenemos una misión que cumplir”, aseguró.
El obispo ehxortó a los jóvenes a dejar de vivir “en la pavada” y de destruir lo más importante: su dignidad, su familia, sus amigos, sus deberes, el contacto con la sociedad y también con la Iglesia.
“Si nos damos cuenta que Jesús nos llama, y a Él queremos responder, es lo mejor que nos puede pasar y pasar a los demás”, sostuvo el prelado, y pidió que ante el sufrimiento, la soledad, el dolor, el egoísmo y tantos males de la sociedad, la respuesta debe ser “¡Aquí estoy Señor, envíame a mí! Aquí estoy Señor, contigo no tengo miedo; contigo sé que tengo una misión que cumplir y cuidar; contigo sé que tengo un motivo para amar y vivir; contigo soy la persona más feliz porque sé por qué vivo, por quién vivo y para qué vivo”.
“Todos tenemos una misión que cumplir, escuchar la invitación que Jesús nos hace y darle, desde adentro, por hoy y para siempre, nuestra respuesta: ‘¡aquí estoy Señor, envíame a mí!’”, concluyó.+

Comentarios

Seguidores