Mons. Frassia: “Seamos una lámpara encendida y no tengamos una vida apagada”

Mons. Frassia: “Seamos una lámpara encendida y no tengamos una vida apagada”
Jueves 20 Abr 2017 | 09:55 am
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): “Cristo vino a salvarnos, a redimirnos y el Espíritu Santo viene a santificarnos, a estar con nosotros y que vivamos como redimidos, resucitados, renovados, con nueva vida y no como miedosos, cobardes, huidizos, negadores, egoístas, infieles. ¡Es el Espíritu que da vida! En esta Pascua, pidamos vivir de la fuerza del Hijo, el resucitado; de la fuerza y de la luz del Espíritu que nos ilumina. Seamos una lámpara encendida y no tengamos una vida apagada”, pidió el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, en su mensaje pascual.
     “La fuerza del resucitado, en ella vemos cómo la obra de Dios es tan clave y tan importante. Por Cristo conocemos al Padre y conocemos al Espíritu. Esta realidad, de un solo Dios en tres personas distintas, es el misterio de la Comunión donde cada uno de ellos tiene una tarea, una misión específica: lo propio del Padre es crear, lo propio del Hijo es redimir y lo propio del Espíritu Santo es santificar”, subrayó el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia.
En su mensaje pascual, el prelado destacó que “Cristo es el misterio de Dios escondido y luego revelado que viene a dar la vida por todos nosotros: es crucificado, muere y resucita”.
“Vemos que la propia acción de su resurrección está corroborada por el Padre. ¡El Padre resucita a su Hijo! Y ya el Hijo resucitado, con el Padre, nos envía al Espíritu Santo, que nos va a acompañar siempre. Así como hay una misión del Hijo, hay una misión del Espíritu”, agregó.
Monseñor Frassia aseguró que “Cristo vino a salvarnos, a redimirnos y el Espíritu Santo viene a santificarnos, a estar con nosotros y que vivamos como redimidos, resucitados, renovados, con nueva vida y no como miedosos, cobardes, huidizos, negadores, egoístas, infieles”.
“¡Es el Espíritu que da vida! En esta Pascua, pidamos vivir de la fuerza del Hijo, el resucitado; de la fuerza y de la luz del Espíritu que nos ilumina. Seamos una lámpara encendida y no tengamos una vida apagada”, concluyó.+

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