Hace algunos años, viendo unos afiches de varios candidatos para la intendencia de Lanús mostrando enormes sonrisas, que también del mismo modo que se mostraban en murales candidatos a cargos provinciales y también nacionales me preguntaba ¿porque se reirán? Pues bien, pasado el tiempo me di cuenta de porque, de esos rostros alegres. Es que no solo buscaban ganar de modo simpático nuestro voto, sino que pensaban en su futuro, más que en el nuestro y mi pensamiento fue acertado, visto lo sucedido con muchos de los que han llegado a cargos de poder. Aunque es cierto, como en todo actividad humana hay excepciones
A todos les escuche decir que habían caminado los barrios, la provincia o el país, pero a ninguno, que convivió en esos lugares varios días antes de su campaña proselitista o durante la misma en esos sitios humilde. No era cosa de tener que soportar el hacinamiento y la falta de los elementos esenciales para una vida digna, con los que esos seres, batallan a diario. No. Con ellos solo un momento, el suficiente como para convencerlos para que los beneficie con su voto. En ciertos momentos y, como muestra de su vocación de servicio, posará entre ellos con una pala en las manos, o mateando en una rueda de vecinos escuchando sus reclamos, para que, al llegar al poder cumplir con las promesas según siempre dicen. Sin embargo, una vez logrado su propósito y acomodado en suntuoso sillones, es difícil llegar a ellos. En buen romance se ríen de esas promesas realizadas.
La historia, si bien con pequeñas diferencia se repite una y otra vez. Ellos, con buenas oficinas y secretarias, mientras que los vecinos visitados oportunamente ya ni siquiera son recibidos. Sobre los personajes que llegaban a cargos públicos, en Lanús, el desaparecido intendente Manuel Quindimil les recordaba que allí ¨ llegaron con los zapatos rotos ¨ cuando se refería a ellos y nuevo estatus, alcanzado en la carrera política. Si, mientras que ellos mejoraron su calidad de vida, pero los que habían confiado en promesas, seguían padeciendo múltiples necesidades. Para ellos nada había cambiado.
Si bien para muchos de los favorecidos por el voto, lo primero fue cambiar de auto, casa y mujer, el pobre seguía pobre y parece que, de seguir con este modo de hacer política con gestos solamente para la foto, todo seguirá igual. Desde el momento que advertí esas sonrisas, digamos, casi forzada par la foto de los afiches pasaron más de una década y las cosas no han cambiado. Al contrario empeoraron. Hace poco, al tiempo que conocimos que algunas campañas proselitista estuvieron financiada por el narcotráfico, hemos visto a personas cercanas al poder revolear bolsos en un convento, supimos de gente contando mucha plata provenientes de negocios extraños y otros personajes revoleando bolsos también con plata dentro de un convento. Plata evidentemente lograda por estar en espacios privilegiados y de poder.
Al parecer, eso es como el terrón de azúcar que atrae a las moscas, pero lo de las moscas tiene solución quitando el terrón de azúcar. La política también tiene solución para el problema que generan ciertos personajes. Sí, es cuestión de apartar a los corruptos del terrón de azúcar y acercando a ella a personas que viva con los pobres, que sienta como los pobres y que piense en el futuro de ellos y no solamente el propio. Difícil tarea, pero seguramente que no es imposible. . Cuando eso se logre, las sonrisas que veremos en ellos serán en estos casos, de satisfacción por el deber cumplido.
sciosciagerardo@gmail.com.
NOTA DE REDACCION: La foto de la nota solo es a modo de ilustración
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