NUESTROS BEBES, VICTIMAS SILENCIOSAS DEL SISTEMA

Nota de opinión 
NUESTROS BEBES, VICTIMAS SILENCIOSAS DEL SISTEMA 
El embarazo y el nacimiento son dos eventos que forman parte de un mismo proceso; el de una nueva vida. El nacimiento es un momento que naturalmente se asocia a felicidad, aunque muchas veces esta es opacada por un estado de enfermedad del recién nacido, de su madre, o de ambos. No siempre estas enfermedades están asociadas a patologías del embarazo o a un parto complicado. 

 En numerosas oportunidades, se originan en verdaderos problemas de Salud Pública tales como el embarazo sin control médico, las infecciones maternas (particularmente las de transmisión sexual), o las adicciones maternas. Estos problemas, comunes en los países del tercer mundo, son producto de la acción mórbida de las políticas capitalistas sobre el cuerpo de las mujeres en todo el planeta.
En Argentina, tras décadas de crisis socioeconómicas y exclusión social, durante las cuales el común denominador fue el endeudamiento y el vaciamiento de las arcas públicas en rescate del capital financiero internacional en crisis, no se hizo redistribución de la riqueza, sino que por el contrario, se legitimó la distribución de la pobreza mediante políticas puramente asistencialistas.
Es alarmante el crecimiento de estos problemas de salud pública que vemos en nuestra actividad diaria. Cuantísimos casos de embarazadas con problemas de adicciones (cocaína, marihuana, paco, alcohol), con infecciones de transmisión sexual como VIH y Sífilis, y sin control prenatal.
Mujeres golpeadas por la miseria, con familias disgregadas que viven hacinadas “entre cuatro chapas”, con necesidades básicas insatisfechas, y con una rutina de abusos, violencia de género, alcohol y drogas, donde la desocupación y precarización laboral son moneda de cambio.
Las consecuencias directas en los recién nacidos tienen que ver con cuadros de prematurez, dificultad respiratoria, infecciones, síndrome de abstinencia a drogas, bajo peso al nacer, y trastornos neurológicos, entre otros. A estas hay que agregar que los bebes persisten semanas internados esperando una resolución judicial que permita su alta hospitalaria. Muchas veces estos niños son asignados a familias transitorias o algún hogar de niños.
 Esta realidad refleja el más profundo fracaso de las políticas públicas y de la atención primaria de la salud, en el marco de una política conciente de vaciamiento y destrucción de la salud pública que lleva décadas y que hoy encuentra una agudización frente al ajuste actual a las condiciones de vida de los trabajadores, una vez más en favor del rescate capitalista.
Lejos estamos del reciente anuncio de la OMS, que declara a Cuba país libre de transmisión vertical de VIH y Sífilis. O más bien, estamos en las antípodas.
Sólo un cambio de orden social, y una sociedad construida sobre otras bases, nos libraran de estas verdaderas penurias.
 Es decir, bajo un gobierno de trabajadores.

GASTON QUIROGA 
 Médico y delegado congresal de Cicop, seccional HIGA Pte. Perón de Avellaneda 
 Integrante de la agrupación Tribuna de Salud del Partido Obrero en el FIT

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