Mons. Frassia: “Jesús nos sana para seguir caminando”

Mons. Frassia: “Jesús nos sana para seguir caminando” 
Miercoles 8 Jun 2016 | 11:15 am
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, compartió una reflexión sobre el Evangelio de San Lucas del domingo 5 de junio, en la que Jesús se conmueve y resucita al hijo de una viuda de Naím. El obispo recordó que Jesús no nos abandona, en cambio, nos sana para seguir caminando. El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, compartió una reflexión sobre el Evangelio de San Lucas del domingo 5 de junio, en la que Jesús se conmueve y resucita al hijo de una viuda de Naím. En la liturgia del mismo día, el profeta Elías, del Antiguo Testamento, también resucita a un niño.
 “Elías pide a Dios en Jesús y Jesús lo concede, lo da. Son distintas las participaciones y distintas las mediaciones. Jesucristo reza al Padre y le da el poder de resucitar”, explicó Mons. Frassia, y agregó: “A Elías, la viuda, la madre, le pide; en Jesús nadie le pide, pero solo el dolor le habla y Jesús tiene compasión de ella”.
 “¡Qué cosa tan hermosa! Antes que expresemos el dolor de nuestra gente, de los ancianos, de los niños, de tantas violencias que se sufren, de tantas injusticias o de tantas inseguridades, el dolor ante tanta impotencia, que pareciera que el mal triunfa por doquier, Jesús tiene compasión de la gente ¡Jesús tiene compasión de nuestro pueblo!”, afirmó.
 Asimismo, el prelado recordó que Jesús nos da como dos gracias fundamentales. “La primera nos diviniza, nos hace sus hijos. Y la segunda perdona nuestros pecados. ¡Cosa extraordinaria!”, expresó.
 Luego, añadió que Jesús “nos lleva a una plena comunión: creer que la filiación divina y la liberación del pecado son una realidad en nuestra vida. Nos hace sus hijos y nos libera de toda atadura de pecado. Cristo Resucitado es la raíz de nuestra vocación y de nuestra vida”.
 Finalmente, pidió que ofrezcamos al Señor nuestros dolores y no sucumbamos ante ellos. “El Señor, con su cercanía, no nos abandona, nos recoge, nos toma, nos levanta, nos anima, nos fortalece”.
 “Que Jesús nos diga, de nuevo, ‘hijo, hija, yo te lo ordeno, levántate’. El Señor no mira nuestros resultados, él nos sana y nos cura para seguir caminando”, concluyó.+

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