Una vida centrada en Cristo es servicio para los demás, dice Mons. Frassia

Una vida centrada en Cristo es servicio para los demás, dice Mons. Frassia
 Jueves 24 Sep 2015 | 09:25 am
 Mons. Rubén Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús.

Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): En su tradicional columna semanal, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, invitó a reconocer que una vida centrada en Cristo debe llevar a vivir en constante servicio a los demás.

 El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, comentó el pasaje del evangélico en el que Jesús reprende a sus discípulos y les dice que el primero debe hacerse el último. En su tradicional columna semanal, el prelado invitó a reconocer que una vida centrada en Cristo debe llevar a vivir en constante servicio a los demás.
 Monseñór Frassia explicó que los discípulos no entendían la confesión mesiánica, de que el Hijo de Dios debía hacer el sacrificio de entregarse, morir y luego resucitar. Frente a este misterio, el prelado observó que muchos hombres de este mundo y de la Iglesia también dudan, o no comprenden.
 “No entendemos porque nos quedamos en anécdotas, en cosas superficiales, o nos quedamos con alguna apropiación o usurpación, o con algo que uno le roba al actor principal que es Cristo; uno quiere ser tontamente el protagonista olvidándose que el principal protagonista es Jesucristo”, opinó.
 “Por eso –añadió- cuando uno tiene claro el reconocimiento de la presencia de Cristo, no se apropia ni se adueña, no se ‘manda la parte’ ni se corrompe, no manipula ni utiliza nada, ni a nadie. Y la vida, una vez centrada en Cristo, se vuelve servicio”.
 Para el obispo, el cristiano tiene que vivir “un servicio desinteresado, que se apoya en la Verdad” y es referencia para obrar responsablemente, tanto en una tarea como en un cargo de responsabilidad.
 “Aquellos que, de alguna manera, ejercemos una responsabilidad debemos tener en cuenta que es un permanente servicio de referencia, de verdad y de humildad. Pidamos al Señor que nos de esa luz para servir hasta el final, en aquello para lo que Él nos ha elegido”, concluyó el obispo.+

 Texto completo de la alocución
La vida, centrada en Cristo, es servicio para los demás 
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (Vigésimo quinto domingo durante el año, 20 de septiembre de 2015)

" Jesús atravesaba la Galilea junto a sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará". Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?". Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos". Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: "El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado". San Marcos 9,30-37 

 Ante la revelación y la confesión de Jesucristo, está la conciencia mesiánica, ese saber que Él viene a hacer el sacrificio, que se entrega, que lo van a matar y luego resucitar; es el secreto mesiánico del Hijo de Dios, Mesías, Ungido, Enviado, el Siervo Sufriente que se entrega por nosotros. Frente a este misterio, que es el principal, los discípulos no entendían. 
 Ahora bien, frente a este misterio, nosotros, los hombres de este mundo y en la Iglesia, a veces no entendemos. No entendemos porque nos quedamos en anécdotas, en cosas superficiales, o nos quedamos con alguna apropiación o usurpación, o con algo que uno le roba al actor principal que es Cristo; uno quiere ser tontamente el protagonista olvidándose que el principal protagonista es Jesucristo. 
 Por eso, cuando uno tiene claro el reconocimiento de la presencia de Cristo no se apropia ni se adueña, no se “manda la parte” ni se corrompe, no manipula ni utiliza nada, ni a nadie. Y la vida, una vez centrada en Cristo, se vuelve servicio. Un servicio desinteresado, que se apoya en la Verdad, que sigue siendo referencia, que no es ausencia de responsabilidad sino que es todo lo contrario: porque sé lo que significa el servicio, obro responsablemente, tanto en una tarea como un cargo de responsabilidad; léase los maestros, los padres, los sacerdotes, los obispos, los médicos. 
 Aquellos que, de alguna manera, ejercemos una responsabilidad: los gobiernos, las instituciones, la representatividad que se debe tener en cuenta, todas ellas tienen que ser un permanente servicio de referencia, de verdad y de humildad. Cuando uno adultera, se apropia o pierde el realismo de estas cosas, está falseando aquello para lo cual fue elegido. Pidamos al Señor que nos de esa luz para servir hasta el final, en aquello para lo que Él nos ha elegido. 
 Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén 

 Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús

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