Mons. Frassia: “La verdad de Dios no está privatizada por nadie”

Mons. Frassia: “La verdad de Dios no está privatizada por nadie” 
 Miercoles 30 Sep 2015 | 09:51 am 
 Mons. Rubén Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús. 

Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, comentó el pasaje del Evangelio, en el que Jesús ordena a sus discípulos que no impidan a otros hacer el bien, a pesar de no ser de la misma pertenencia. El prelado observó que Dios se manifiesta en todas partes, aun en aquellos que no viven como deberían, pero obran en algo bueno, con conciencia y con responsabilidad.

 El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, comentó el pasaje del Evangelio, en el que Jesús ordena a sus discípulos que no impidan a otros hacer el bien, a pesar de no ser de la misma pertenencia.
 El obispo afirmó que la Verdad de Dios y del Espíritu Santo “no está privatizada por nadie”, y recordó que “Dios es libre y obra donde quiere, como quiere y a quien quiere”.
 “Nadie puede monopolizar a Dios, ni secuestrar su doctrina, ni manipular ni hacerse dueño de nada, ni de nadie y mucho menos de Dios. Ante Dios, todos nosotros somos discípulos, siervos, servidores, hijos, y entre nosotros somos hermanos”, explicó.
 Monseñor Frassia observó que Dios se manifiesta en todas partes, aun en aquellos que no viven como deberían, pero obran en algo bueno, con conciencia y con responsabilidad.
 “A veces, en nombre de Dios, creemos que estamos por encima de todos y no respetamos las cosas mínimas. Sin embargo, los grandes maestros respetan las cosas mínimas. No pretendamos ser buenos maestros si no respetamos lo mínimo”, opinó.
 “Frente a la presencia de Cristo, la decisión del servidor, del creyente, del discípulo, implica también una radicalidad. Hay que tomar decisiones, hay que definirse en la vida pase lo que nos pase, cueste lo que nos cueste, pero no quedarnos en el mero intento sino saber que hay que llegar a Cristo y obrar conforme a lo que Él nos enseña y nos da”, añadió el prelado.
 Monseñor Frassia concluyó con una invitación a tomar la decisión de seguir a Cristo y tener “un corazón universal, sin límites, sin fronteras, sin excusas, sin egoísmos, como Dios”.+

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