En una sociedad en la que escasean valores, el reciente gesto del ministro del interior y trasporte Florencio Randazzo merece un aplauso por parte de quienes creemos que no todo esta perdido. Se lo ha ganado por haber puesto su dignidad por sobre toda otra cosa, y aún cuando le hubiese sido mucho más fácil aceptar la decisión que otros tomaron por él. Resignarse a ser candidato a presidente en esas condiciones lo puso en una disyuntiva, pero no dudo; ¨ candidato a presidente o nada ¨ le dijo a sus íntimos oportunamente. Así, descartó la posibilidad de ir a la provincia de Buenos Aires
Si quedaban dudas de la firmeza de su decisión, las mismas se disiparon cuando se conoció la carta enviada a la presidente Cristina Fernández de Kirchner y en la que manifestaba entre otras cosas que ¨ no borro con el codo lo que escribo con la mano ¨ aunque en otro párrafo aclaraba que continuará apoyando la gestión del gobierno actual hasta el fin del mandato. Para valorar su gesto, poco importa si se esta o no de acuerdo con el actual gobierno y su política, alcanza con poder discernir entre ser útil y ser usado y esto último parece que no gusto al funcionario.
No caben dudas que al ministro del interior y trasporte lo que más le ha dolido, es que sacaron de competencia, sin haberle dado oportunidad de competir por la candidatura. Hubiera querido ir a las Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias ( PASO ) para confrontar con el actual gobernador de la provincia Daniel Scioli, como ocurrió y ocurrirá con otros partidos, siempre y cuando no cunda el ejemplo del ¨ dedo ¨ ese dedo que señala y en algunos casos bendice. A Randazzo no le dejaron jugar el partido y es más, lo expulsaron antes de entrar con los cortos a la cancha. De todos modos su accionar mostró que todavía la dignidad esta presente en algunas personas.
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