Adviento es prepararnos para el encuentro

Adviento es prepararnos para el encuentro
 Jueves 11 Dic 2014 | 09:07 am
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, aseguró que el Adviento debe ser un tiempo litúrgico destinado a preparar el encuentro para recibir al Señor en la Navidad. Comentando el evangelio del segundo domingo, invitó a dejar de lado aquello que quita “fuerza, integridad y profundidad” en la vida.

 El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, aseguró que el Adviento debe ser un tiempo litúrgico destinado a preparar el encuentro para recibir al Señor en la Navidad. Comentando el evangelio del segundo domingo, invitó a dejar de lado aquello que quita “fuerza, integridad y profundidad” en la vida.
 Monseñor Frassia indicó en su tradicional alocución radial que Jesús viene en cada Navidad para que el hombre regrese a Él, y consideró que uno debe preguntarse: “¿Cómo nos preparamos en este tiempo de espera, de conversión, de definiciones, de decisiones?”.
 “Hay mucha gente que improvisa y que vive de acuerdo a los efectos del momento, a los resultados mediáticos y a una terrible superficialidad. Debemos darnos cuenta de que también nosotros tenemos que ‘allanar’ nuestros caminos”, observó el obispo, aludiendo al texto evangélico que narra la predicación de san Juan Bautista.
 “No estamos nacidos para la esclavitud, para el egoísmo. Tenemos que encontrarnos para recibir a Aquél que viene, preparándonos convenientemente para vivir con intensidad la fuerza de recibir a Jesús, al Hijo de Dios y de María Virgen, al Mesías, al Enviado”, observó.
 Monseñor Frassia invitó a pasar por la “prueba de la purificación” que supone este tiempo, para vivir más livianos, más sueltos y con mayores vínculos.
 “Con la fuerza de Él –agregó-, que está presente en nosotros, debemos dar testimonio no de nosotros sino de Él. Saber que sólo por el amor nuestras obras tendrán valor de mérito y fecundarán nuestra actividad. Dios se encarna para que, por medio de la fe y la conversión, esté presente en nuestro pesebre personal”.
 “Hagámosle lugar, ordenemos nuestras cosas, organicémonos de nuevo; prioricemos, demos valor a lo que tiene valor, alejémonos y dejemos de lado aquello que nos hace perder fuerza, vida, integridad, profundidad. Se los deseo de todo corazón”, concluyó el obispo en su alocución radial.+

 Texto completo de la alocución
Adviento 2: Prepararnos para el encuentro 
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (7 de noviembre de 2014 – Segundo domingo de Adviento) 

" Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios. Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos, así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: "Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo" (San Marcos 1, 1-8) 

 Estamos en este tiempo de preparación para recibir al Señor, que viene para que nosotros regresemos a Él. De allí la importancia de esta preparación para el encuentro. Uno debe preguntarse: “¿cómo nos preparamos en este tiempo de espera, de conversión, de definiciones, de decisiones?”, porque no podemos improvisar. 
 Hay mucha gente que improvisa y que vive de acuerdo a los efectos del momento, a los resultados mediáticos y a una terrible superficialidad. Debemos darnos cuenta que también nosotros tenemos que “allanar” nuestros caminos. A veces nuestro caminar es tortuoso, a veces oscuro, a veces pesado, a veces esclavizado con ciertas adicciones, egoísmos; y a veces estamos muy preocupados, agobiados. Por eso es importante poner empeño en la preparación para el encuentro. 
 No estamos nacidos para la esclavitud, para el egoísmo –aunque este egoísmo nos acompañe durante toda la vida-. Tenemos que encontrarnos para recibir a Aquél que viene, preparándonos convenientemente para vivir con intensidad la fuerza de recibir a Jesús, al Hijo de Dios y de María Virgen, al Mesías, al Enviado. 
 Así, encontrándolo pasaremos por la prueba de la purificación; porque tenemos que ser purificados para estar más livianos, más sueltos, más libres, con mayores vínculos. Con la fuerza de Él, que está presente en nosotros, debemos dar testimonio no de nosotros sino de Él. Saber que sólo por el amor nuestra obras tendrán valor de mérito y fecundarán nuestra actividad. Dios se encarna para que, por medio de la fe y la conversión, esté presente en nuestro pesebre personal. 
 Hagámosle lugar, ordenemos nuestras cosas, organicémonos de nuevo; prioricemos, demos valor a lo que tiene valor, alejémonos y dejemos de lado aquello que nos hace perder fuerza, vida, integridad, profundidad. Se los deseo de todo corazón. 
 Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén 

 Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús

Comentarios

Seguidores