Dispositivo Resistencia


Dispositivo Resistencia 
 Es necesario pensar el acto de resistencia como fenómeno de una existencia provocadora. Una acción de insatisfacción que asume la tarea de pronunciarse al oponerse a otro que lo acecha y lo limita en su condición de estar. La poesía en particular, y el arte en general, expresa semejante comportamiento y permite transitar la odiosa tensión presta a superarse. 

 Desde el momento en el cual se propone una actitud de resistencia, la nebulización de los elementos transitorios comienza a despertar el arañazo de la trama. Se trata de una acción de desfalcar, un desiderátum que se eyecta desde lo instintivo. Desde ese sitio que con fuerza permite impulsar movimientos no probables hasta entonces. La apercepción allí retratada nos confirma el encuentro con lo otro: lo especulativo se desnuda desde la lucubración contemplativa de la imagen-espejo fielmente reproductora de lo real/existente. Su nata nutritiva. Su vibrato incitador de remodelación: él nos alerta del movimiento, él es movimiento. Podemos remitirnos hacia ese campo de poder -lo experimentamos a distancia desde nuestra voluntad y desde la porosidad dérmica. Se vive. Lo sentimos aquí y ………………………………………………allí.
 Al fin y al cabo se trata de existencia, de nuestra existencia con lo otro, con el mundo, con lo que está-ahí-siendo: siendo-nos en el propio estar (estar singular) -microexistencia. La apelación del elemento común pierde sentido cuando nos vertemos en el espacio microcelular. Aquí la singularidad emana su propio sudor. Se agita y motoriza el movimiento resistente, un movimiento de oposición, de tensión, solicitando una integración diferente: una integración negada en una afirmación de un nuevo modo de transmutación al desobedecer todo comportamiento limitante-asociativo; su espíritu es primordialmente indistinto: ser-uno-con/en-el-otro. El movimiento que emana de la resistencia es superador del ser-para-otro, que permitiría identificarnos desde la presencia del otro, para abordar una existencia de indiferencia en el estar. Se logra alcanzar el todo y sus elementos transmutados como signos del movimiento de lo existente. La resistencia sólo aspira a finalizar-se, a dejar de operar alcanzando tal instancia. Su telos la consagra en su lecho de muerte.
 Desjarretar la operación binaria, y el reconocimiento del mismo al afirmar sus opuestos es residualmente tóxico de una existencia resignada y oprobiosamente condenada al desgarramiento infeliz. Una felicidad, por otro lado, puede encontrar su bujía en la poética acción. El desinterés aristotélico (también dandysta), no sólo es bello y bueno sino que presenta una existencialidad que desconoce los bordes de separación con lo ajeno. La ontología se estética-liza. Es lo propio de la tensión que desnuda el texto poético en su limitación formal y en el ruido comunicacional al mover estructuras y órdenes vigentes: un acto de resistencia hacia instancias de movimientos menos rígidos, y por lo tanto más libres. De libertad es de lo que estamos hablando al fin de cuentas. En todo caso, movernos en una dialéctica de lo esperado y de lo inesperado -de lo tensionado y de lo que permite resistir, en esa tensión, el fastidio contra-alegre. Si no hay alegría, no hay humanidad desposeídamente libre.

 Lucas R. López 
lucasrl@hotmail.com.ar

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