DORMIR EN LOS CAÑOS

DORMIR EN LOS CAÑOS 
 No hay dudas que en todo el mundo hay gente dispuesta a probar todo lo que se pone de moda. La lista de novedades sería muy extensa por lo que, a modo de ejemplo digamos que por estos lares, el suchi hizo furor, aunque, poco tiempo después esa costumbre de comer pescado crudo comenzó a declinar. El golf prendió a partir de la época menemista y las canchas de paddle también proliferaron por doquier. Antes de esos tiempos, también era moda los asaltos, -ojo los viejos asaltos- esos donde las chicas llevaban la comida y los muchachos la bebida, y el punto de encuentro era una casa de familia, donde se reunían para pasar alguna hora bailando. 

 En la década del 60 hicieron furor las casa rodantes y vacacionar en los camping, porque era más barato, o bien porque era una experiencia nueva. Pero di de experiencias nuevas hablamos, ahora se ha puesto de moda pasar algunos días durmiendo ¨ en los caños ¨, claro no esos de marca ¨A. Torrent ¨ que se conocieron en Argentina allá por el 1930. Esos caños para aguas corrientes se encontraban apilados en el bajo de Las Catalinas y allí ¨ torraban ¨ los indigentes, esos seres que habían quedado excluidos de la sociedad y pasaban sus días alojados allí, alimentándose en las distintas ollas populares, que ciertos benefactores levantaban en cercanías de esas improvisadas viviendas, que carecían de toda comodidad.
 Ese era el último recurso de los desposeídos. Allí recalaban luego de no poder solventar el costo de una improvisada cama en el café de ¨ Cassoulett ¨ ubicado el la esquina de las calles Viamonte y Temple, hoy Suipacha. Sobre ese lugar, José S, Álvarez ( Fray Mocho ) lo describía como ¨ un hervidero del bajo fondo social porteño ¨ y era en la noche ¨ la providencia de los míseros desterrados del mundo superior, era la ensenada que recogía la resaca social que en su continuo vaivén arrastraba hacia playas desconocidas el oleaje incesante ¨. Ese era el último escalón, antes de llegar con sus despojos a vivir en los caños de ¨ Las Catalinas ¨.
 A esas personas se las denomino ¨ atorrantes ¨ simplemente porque ¨ torraban ¨ mejor dicho dormían en los caños marca Torrent. Hoy eso ya no existe en Argentina, pero a no dudarlo que, como ha ocurrido con otras modas, pronto serán instalados aquí. Al sistema de caños dormitorios utilizados por los ¨ atorrantes ¨ hoy en Méjico se los denomina ¨ Tubo Hotel de Tepoztlán ¨ de la localidad de Morelos y se lo publicita como ¨ una alternativa para compartir con amigos, familia y parejas ¨.
 Las construcciones cilíndricas promovidas como ¨ hotel ¨ poseen una cama que ocupa el ancho y largo del caño permite estar cómodo. Tienen además una mesa y una lámpara y un baúl de madera para que los viajeros guarden sus cosas. Las puertas son de maderas y poseen una cerradura electrónica, mientras que en la parte superior hay una ventana, colocada apropósito para los que sufren de claustrofobia. Completan esas estructuras un tomacorriente de 220 voltios, mientras que los baños deben usarse los del parque donde se levanta ese particular hotel. Por cierto esto es muy diferente a los caños usados por algunos caídos en desgracia, debido a la crisis económica que afecto al país a partir de 1928 y que se extendió más allá del año 1935.
 Por su facilidad constructiva, no hay dudas que pronto proliferaran en los lugares turísticos y será moda su utilización. Ocurre que solamente se necesita de un terreno donde colocar varios caños de buen tamaño, se le agregan algunas comodidades y entonces se podrá experimentar aquí, como es vacacionar un caño.

 sciosciagerardo@mail.com

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