Mons. Frassia: “Sigamos a Cristo camino, verdad y vida”

Mons. Frassia: “Sigamos a Cristo camino, verdad y vida”
 Miercoles 21 May 2014 | 09:37 am
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, comentó el evangelio dominical en su habitual columna radial. Explicó la íntima unión entre Cristo Jesús y el Padre, en el Espíritu Santo, y su presentación como “el Camino, la Verdad y la Vida”. El prelado terminó invitando a los fieles a descubrir la gran verdad de seguir a Jesús y ser sus discípulos.

 El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, comentó el evangelio dominical en su habitual columna radial. Explicó la íntima unión entre Cristo Jesús y el Padre, en el Espíritu Santo, y su presentación como “el Camino, la Verdad y la Vida”. El prelado terminó invitando a los fieles a descubrir la gran verdad de seguir a Jesús y ser sus discípulos.
 Monseñor Frassia recordó que el Padre es el origen de todo; el Hijo es el Verbo hecho carne enviado por el Padre al seno virginal de María, que crucificado y resucitado asciende al Padre y envía al Espíritu Santo. “Por eso –agregó- quien ve a Cristo ve al Padre, porque Cristo y el Padre son una misma realidad en el Espíritu Santo”.
 Luego el obispo reflexionó sobre el camino: “Es el sendero por donde uno tiene que dirigirse y ponerse en movimiento para seguir así los pasos de Jesús, seguir el Evangelio, seguir su doctrina, sus enseñanzas, para llegar a una finalidad. Ese camino no se hace ‘así nomás’, porque no es un camino cualquiera; es un camino que tiene verdad y la verdad es objetiva. De allí la importancia de vivir nosotros en la verdad”.
 El prelado afirmó que Cristo viene a hacer la voluntad del Padre, es obediente y obra en la verdad. Seguir el camino, afirmó, es seguir el camino de la Iglesia: “La Iglesia está llamada a continuar la obra de Cristo e indicar los caminos para alcanzar al Padre; pero este camino se tiene que hacer en verdad, en la verdad y no en la subjetividad, en el antojo o en el capricho”.
 “Este camino, que se sigue con Verdad, fundamentalmente tiene plenitud de vida –aseguró-. La vida que se posee, la vida que se recibe, que se entrega y se comparte, es lo máximo. Seguir a Jesucristo nos trae plenitud, nos colma de gracia, de alegría, de entusiasmo. No es una vida vacía, sin sentido, sin orientación, sin norte; no es una encrucijada sin salida porque ¡todo tiene explicación porque Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida!”.
 “Si podemos descubrir esta gran verdad y seguirla, seremos unos discípulos poderosos porque, ciertamente, como dice Jesús, ‘las obras que yo hago y aún mayores ¡ustedes las van a hacer!, porque el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo voy al Padre’. Así Cristo nos da la seguridad y es muy importante que -en la Iglesia- seamos personas de fe, de espíritu sobrenatural, que creamos en Jesucristo y que sigamos a Él que es camino verdad y vida”, concluyó.+

 Texto completo de la homilía
Sigamos a Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida 
 Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (5º domingo de Pascua, 18 de mayo de 2014) 

" Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: "No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy". Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?". Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí." Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto". Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta". Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: 'Muéstranos al Padre'? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre." (San Juan 14,1-12) 

 Queridos hermanos, vemos aquí la íntima unión entre Cristo Jesús y el Padre, en el Espíritu Santo, porque Dios es Dios y los tres son Personas Divinas: el Padre es el origen de todo; el Hijo es el Verbo hecho carne enviado por el Padre al seno virginal de María, verdadero Dios y verdadero Hombre, que crucificado y resucitado asciende al Padre y nos envía al Espíritu Santo. Por eso quien ve a Cristo ve al Padre, porque Cristo y el Padre son una misma realidad en el Espíritu Santo.   
Luego Jesús dice a sus Apóstoles que Él es “el Camino, la Verdad y la Vida”. El camino es el sendero por donde uno tiene que dirigirse y ponerse en movimiento para seguir así los pasos de Jesús, seguir el Evangelio, seguir su doctrina, sus enseñanzas, para llegar a una finalidad. Ese camino no se hace “así nomás” porque no es un camino cualquiera; es un camino que tiene verdad y la verdad es objetiva. De allí la importancia de vivir nosotros en la verdad. 
 Cristo viene a hacer la voluntad del Padre, es obediente al Padre; su vida y su obra son una misma realidad y nosotros, que somos discípulos, tenemos que vivir en la verdad. Seguir el camino: el camino de Cristo, el camino de la Iglesia, el camino del hombre. La Iglesia está llamada a continuar la obra de Cristo e indicar los caminos para alcanzar al Padre; pero este camino se tiene que hacer en verdad, EN LA VERDAD y no en la subjetividad, en el antojo o en el capricho 
 Este camino, que se sigue con Verdad, fundamentalmente tiene plenitud de vida. La vida que se posee, la vida que se recibe, que se entrega y se comparte, es lo máximo. Seguir a Jesucristo nos trae plenitud, nos colma de gracia, de alegría, de entusiasmo. No es una vida vacía, sin sentido, sin orientación, sin norte; no es una encrucijada sin salida porque ¡todo tiene explicación porque Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida! 
 Si podemos descubrir esta gran verdad y seguirla, seremos unos discípulos poderosos porque, ciertamente, como dice Jesús, “las obras que yo hago y aún mayores ¡ustedes las van a hacer!, porque el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo voy al Padre”, así Cristo nos da la seguridad y es muy importante que -en la Iglesia- seamos personas de fe, de espíritu sobrenatural, que creamos en Jesucristo y que sigamos a Él que es camino verdad y vida. 
 Les dejo mi bendición en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén 

 Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús

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