Revulsofía

Revulsofía 
 Un comportamiento francés asume que la filosofía es de por si una lucha de las concepciones de mundo de las clases sociales en el plano de la teoría: la filosofía mostraría sus distintas tendencias. Asimismo, llegado el marxismo, considera que éste convirtió a la filosofía -desde una consideración materialista dialéctica que se recuesta en cierto cientificismo histórico- en una práctica doblemente revolucionaria al actuar como canal de transformación de las mismas concepciones de mundo socialmente instauradas. Su trabajo subversivo se desenvolvería en el campo de la multiplicidad condicionante de la superestructura. Semejante articulación transformadora le cabe desde su orientación de permanente contacto con el movimiento social destinado a cambiar el mundo. 

 Por otro lado, la titulada “filosofía primera” históricamente se ha pronunciado por el desaborido procedimiento de definición, y búsqueda, del Ser (de su sentido-llamado, de sus maneras de aparecer) permitiendo conducirnos en la atención sobre el “es” y la condensación que el mismo porta. Sin embargo, la mirada a lo absoluto nos obliga a sentir el descompaginar de lo real. Nos invoca a pensar los fenómenos manifiestos/aparecidos y la índole de la dinámica de apreciación ¿Con cuánta substancialidad-solidez, nos vemos inclinados a estimarlos? ¿Con qué ritmo existencial-esencial, y con qué parámetro-creencia, recibimos-programamos al “es”?
 Pensándolo bien, ápeiron-izar (comportarse indefinidamente e ilimitadamente) tal búsqueda desocultista/parentizadora quizás nos permita advertir, sin temor ético alguno, sobre lo arbitrario de los resultados en semejante actividad intelectual. Acceder al movimiento del devenir como un desdoblamiento -sin orillas- de lo real, de lo que se afirma. Interpelarlo desde la constante necesidad de dialogar con lo que aparece, dejando la posibilidad de inaccesibilidad parcial (emergencia dialéctica) como principio regulador del acto. Podemos saborear el perfume acuático del narguile sin poder beberlo.
 Al fin y al cabo se trata de hacernos del montaje que permite derruir la construcción inalterable de fenómeno/algo desde la heterogeneidad de formas estimadas ¿Ser o seres (localizados; totalidades particulares; constelaciones no orgánicas)? ¿Algo o algo/s? ¿Fenómenos o fenómeno/epifenómeno? La pregunta más brutal sería: ¿algo o vaporización? No puedo decir hasta dónde se desnuda el logos (puede pensarse desde una agilización de la logicidad dialéctica), pero pervertirlo es una manera de animarse a conocer los registros que traen los hechos/eventos reales ante los cuales nos vemos asombrados. Una manera de comportarse diferente con lo constantemente diferente. Esta actitud puede ser un camino para el aceitado de una práctica filosófica revulsiva, críticamente denunciante de lo monolítico ¿Revolucionaria?
 En un sentido, semejante conducta distingue la nascencia de una “manera de (comprender al) ser” alternativa; en la ampliación de su comportamiento, fija a su vez -como aquella posición gala nos advertía- una perspectiva sobre el análisis referido a la relación entre base-superestructura: la factualidad de lo que aparece (modo en que aparece y qué es lo que aparece), junto a la consideración subjetiva del mismo, en su simultaneidad de determinaciones intra-sociales. Actividad que ofrece una sugerencia sobre la actualización de la “concepción de mundo”. Por aquí se elabora el camino político de esta ontología hiperquinética.

 Lucas R. López 
lucasrl@hotmail.com.ar

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