A NO METERSE CON LOS ABEJORROS

A NO METERSE CON LOS ABEJORROS 
  Las picaduras de varios abejorros que padecí recientemente, hicieron que me ocupe un poco de la vida de estos pequeños insectos voladores,-parecidos a las abejas- y reflexione acerca de otras cosas que nos pasan a diario y sus diferencias. Aunque el veneno que inoculan no es mortal para el ser humano, el mismo genera un dolor que dura varios días (pero ojo, si uno es alérgico puede haber complicaciones de salud). En realidad, al igual que las abejas, son insectos mansos, pero reaccionan violentamente cuando se sienten atacados. 

 El cuerpo de este insecto denominado ¨ Bombus Terrestris ¨ es pequeño, de color negro, amarillo y peludo, con ocasionales bandas rojas siendo además muy zumbadores. Por otra parte, su organización social es similar al de las conocidas abejas, aunque en la tarea se polinización, son mas efectivas que sus parientes cercanos. En realidad estos realizan esa labor en condiciones climáticas adversas, e incluso vuelan en invernaderos de flores y hortalizas por lo que son estimadas por los agricultores.
 No producen miel, anidan en el suelo y la vellosidad de su cuerpo le permite recolectar una mayor cantidad de polen en cada viaje que realiza, es decir cada uno realiza el trabajo de diez abejas. Esa capacidad de trabajo que se las utiliza para polinizar los cultivos de tomates, pimientos, pepinos y también en plantaciones de árboles frutales. Como vemos, son animalitos muy trabajadores, pacíficos, aunque son de temer si uno se mete con ellos como, yo lo hice sin querer.
 Dolorido pos sus aguijones, en principio no entendía el porque de su ataque ya que como advertimos, no son insectos agresivos. Pero claro, ellos estaban ocupados con sus tareas habituales y en su casa. En realidad, su día transcurría como el de los miles de trabajadores, que luego de sus tareas cotidianas, se refugian en sus viviendas. Cuando se lanzaron sobre mí, estos insectos lo hicieron para desalojarme de su territorio sin miramiento ninguno. En realidad, para ellos no era más que un extraño e intuyeron que la intensión de esa sorpresiva visita a su nido, tenía como puposito aprovecharme de sus bienes. Me atacaron simplemente porque me entrometí en su vida.
 Esa reacción sorpresiva provocó mi huida y, con los aguijones clavados en mi cuerpo entendí que en la próxima, debería tener cuidado con los abejorros. Me propinaron un castigo justo en el momento justo Ahora bien, también hay miles de trabajadores que al igual que esos insectos no se meten con nadie. Sin embargo, cuando desconocidos invaden su vivienda perturbando su tranquilidad y la de su familia, son ellos los maltratados y en muchos casos muertos, sin que importe demasiado. Así ocurre entre los humanos, pero al parecer, entre las abejas, las avispas y los abejorros, las cosas son muy distintas cuando uno se mete con ellos, aunque sea de un modo involuntario como fue mi caso.

 sciosciagerardo@gmail.com

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