Hay que recuperar los valores de la familia

Hay que recuperar los valores de la familia
 Lunes 30 Dic 2013 | 16:28 pm
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Avellanda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, animó a recuperar los valores de la familia y destacó los signos que deja a la humanidad la Sagrada Familia de Nazaret, “principal célula de la sociedad y de la Iglesia”. Animó a responder a las problemáticas y desafíos pastorales con “la novedad del amor”, la conversión del corazón, la santidad de vida, la fidelidad y la entrega.

 El obispo de Avellanda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, animó a recuperar los valores de la familia en un mensaje radial emitido el fin de semana por señales del conurbano bonaerense y la capital federal. El prelado destacó los signos que deja a la humanidad la Sagrada Familia de Nazaret, “principal célula de la sociedad y de la Iglesia”.
 Monseñor Frassia recordó que en la familia se gestan los valores como la participación, la libertad, la responsabilidad, aunque también que hay “tristezas y deterioros”, que provienen de una visión consumista, materialista y hedonista. El prelado apuntó sobre la “actitud permisiva de los padres”, que aunque presentes muchas veces, “están ausentes en la vida de los hijos”.
 “El cambio de cultura es enorme –observó-. La crisis de la civilización está expresada en el cambio de cultura. Del mundo real al mundo cibernético; del mundo cibernético al mundo de la imagen; del mundo de la imagen al mundo virtual; a vivir el ‘sólo por hoy’, a vivir cosas de poco interés. Esto manifiesta que hay que recuperar valores que no debe considerarlos perdidos.
 Monseñor Frassia recordó la convocatoria del Papa al próximo sínodo extraordinario de la Familia, por realizarse en octubre de 2014, y animó a responder a las problemáticas y desafíos pastorales con “la novedad del amor”, la conversión del corazón, la santidad de vida, la fidelidad y la entrega.
 “Recordemos que la familia sigue siendo lo central de nuestra sociedad y es anterior al Estado. El Estado debe ser custodio de la familia. Lamentablemente hay leyes que son adversas y van en contra de la familia. Que la Sagrada Familia nos ayude a recuperar los valores que tenemos que vivir, que hemos recibido y quiera Dios que podamos decir ‘que supimos conseguir’, y no permitamos que se pierdan del horizonte de nuestras familias, de la Iglesia y de nuestra patria”, concluyó.+

 Texto completo de la alocución 
29 de diciembre de 2013 – FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA 
 Recuperar valores de la Familia 
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (Fiesta de la Sagrada Familia, 29 de diciembre de 2013) 

"Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: “Desde Egipto llamé a mi hijo”. Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño". José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: Será llamado Nazareno. (San Mateo 2,13-15.19-23) 

 ¡Cuántos signos nos deja la Sagrada Familia: la Virgen, José, el Niño Dios! Signos de pobreza, de humillación, de descarte porque no tenían lugar donde reposar, estaban en camino. Sin embargo Dios les sigue hablando, y nos sigue hablando a través de ellos. 
 La Sagrada Familia sigue siendo la principal célula de la sociedad y también de la Iglesia, porque todos nosotros somos formados en familia, en relación a la familia, en dependencia de la familia. 
 Pero esta Familia, que es la nuestra, tiene muchos gozos y alegrías, pero también tiene muchas tristezas y deterioros. Allí están los valores, o las cosas importantes, como la participación, la libertad, la responsabilidad y tantos otros que uno va encontrando con el ritmo de sus vivencias. 
 Pero luego está lo otro, las cosas negativas, un deterioro, una degradación, una visión consumista, materialista, hedonista. Una actitud permisiva de los padres, que aunque presentes muchas veces están ausentes en la vida de los hijos. Un debilitamiento en los vínculos familiares, en la comunicación entre las generaciones. 
 El cambio de cultura es enorme. La crisis de la civilización está expresada en el cambio de cultura. Del mundo real al mundo cibernético; del mundo cibernético al mundo de la imagen; del mundo de la imagen al mundo virtual; a vivir el “sólo por hoy”, a vivir cosas de poco interés ¡y a tantas cosas! Esto manifiesta -de forma evidente- que uno tiene que recuperar valores que no debe considerarlos perdidos. 
 Para el próximo Sínodo extraordinario de la Familia, a realizarse en el mes de octubre de 2014, el Papa Francisco nos invita a todos a responder sobre las problemáticas y desafíos pastorales de nuestras familias.
 Recuperar valores como la novedad del amor, la conversión del corazón, la santidad de vida, la fidelidad, la entrega. Teniendo presente aquello de que “es más hombre un hombre fiel; es más mujer una mujer fiel”. Recordemos que la familia sigue siendo lo central de nuestra sociedad y es anterior al Estado. El Estado debe ser custodio de la familia. Lamentablemente hay leyes que son adversas y van en contra de la familia.
 Que la Sagrada Familia nos ayude a recuperar los valores que tenemos que vivir, que hemos recibido y quiera Dios que podamos decir “que supimos conseguir”, y no permitamos que se pierdan del horizonte de nuestras familias, de la Iglesia y de nuestra patria. 
 Les dijo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 
Amén Mons. 

Rubén Oscar Frassia, Obispo de Avellaneda-Lanús.

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