Mons. Frassia convocó a desterrar la corrupción como moneda corriente

Mons. Frassia convocó a desterrar la corrupción como moneda corriente
 Miercoles 25 Sep 2013 | 10:30 am

 Mons. Rubén Oscar Frassia.

Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, indicó que los cristianos son administradores de las gracias, dones y carismas que reciben del Señor, y que al hacer uso de ellos, deben hacerlo con responsabilidad porque deberán dar cuentas. Al hablar de “dar cuentas”, pidió desterrar del pensamiento común que la corrupción sea moneda corriente. 

El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, indicó que los cristianos son administradores de las gracias, dones y carismas que reciben del Señor, y que al hacer uso de ellos, deben hacerlo con responsabilidad porque deberán dar cuentas. Al hablar de “dar cuentas”, pidió desterrar del pensamiento común que la corrupción sea moneda corriente.
 El obispo se refirió al pasaje evangélico en el que Jesús relata una parábola en la que el dueño de unos terrenos aplaude la astucia de su administrador infiel, quien descontó las deudas que su señor tenía para no perder su buena fama. Aunque el dueño reprueba su tarea, aplaude la búsqueda de una solución. Con ese espíritu, Jesús anima a quienes lo escuchan a “ser fieles con lo ajeno” y servir a un solo señor –«Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, No se puede servir a Dios y al Dinero».
 Al dedicar su reflexión radial al evangelio del pasado domingo, monseñor Frassia animó a no resignarse ante los hechos de corrupción y deshonestidad. Así, junto al evangelio, pidó “ser honestos en lo pequeño y también en lo grande”.
 “Hay una razón, primera y fundamental, que cada uno de nosotros no debe olvidar: es la conciencia y es la responsabilidad. Yo no obro para que la gente me aplauda o me rechace. En primer lugar debo estar de acuerdo a mi conciencia y a Dios; después vendrá la explicación a los demás, al consentimiento o al rechazo, pero primero a mi conciencia”, dijo.
 El prelado llamó a recurrir a la vida interior, “al sagrario íntimo de Dios”, para resolver, discernir, pensar y responder. “Que seamos buenos administradores en lo pequeño y en lo grande; en lo público y en lo privado; en la Iglesia y en la sociedad. Que siempre tengamos amor al bien común y sobre todo a Dios, que es la causa primera y la razón de toda nuestra justicia”, deseó.+

 Texto completo de la alocución 
Ser Buenos Administradores 
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (XXV domingo durante el año, 22 de septiembre de 2013) 

"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho. Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien? Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes? Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero". (San Lucas 16, 1-13) 

 El Señor nos habla de la administración y que todos nosotros tenemos que ser administradores y no patrones. El administrador recibe, tiene que ser responsable y también tiene que dar cuentas. Si no sabe dar cuentas es porque no hay claridad o está ocultando algo y así está siendo infiel. Es un administrador infiel. 
 Es importante explicar, dar razones, porque todas las responsabilidades que hemos recibido también tenemos que devolverlas a la comunidad, ya que esa representatividad la hemos recibido de la comunidad.
 Decía San Basilio “¿no eres tú un ladrón, que de las riquezas que has recibido en gestión, te has apropiado de ellas?, ¿te olvidas que eres administrador y no patrón?” por eso es importante tener esa responsabilidad ya que, todo cargo que tenemos en la sociedad y en la Iglesia, siempre tiene que ir en atención al bien común y a ello tenemos que responder. 
 Si no sabemos dar respuesta, o si no queremos darla, o si no podemos y ocultamos, hay algo que no funciona bien. Por eso quiero que desterremos de nuestro pensamiento y de nuestras actitudes aquello que mucha gente suele decir: “en Argentina hay mucha gente corrupta, la corrupción es algo endémico, algo que ya está instalado y que ya es parte de nuestra idiosincrasia” ¡No, no, por favor!, ¡no es parte de nuestra idiosincrasia! 
 No nos resignemos a decir que “porque está instalado” está todo bien. No. ¡Hay cosas que están muy bien y hay cosas que están muy mal! Por eso es importante ser honestos en lo pequeño y también en lo grande -como dice este Evangelio-. No estamos actuando para que los demás nos vean, o para que nos aplaudan. Pero hay una razón, primera y fundamental, que cada uno de nosotros no debe olvidar: es la conciencia y es la responsabilidad. 
 Yo no obro para que la gente me aplauda o me rechace. En primer lugar debo estar de acuerdo a mi conciencia y a Dios; después vendrá la explicación a los demás, al consentimiento o al rechazo, pero primero a mi conciencia. 
 Tenemos que recurrir al interior de nuestra vida, como un viaje hacia adentro, a lo más profundo de nuestra vida, hacia nuestra conciencia. Ella es el sagrario íntimo de Dios y de nosotros mismos, en el que nadie puede entrar pero donde sí cada uno puede resolver, discernir, pensar y responder. 
 Que seamos buenos administradores en lo pequeño y en lo grande; en lo público y en lo privado; en la Iglesia y en la sociedad. Que siempre tengamos amor al bien común y sobre todo a Dios, que es la causa primera y la razón de toda nuestra justicia. 
 Les dijo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 
Amén 

 Mons. Rubén Oscar Frassia, Obispo de Avellaneda-Lanús

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