Cubicar

Cubicar 
 La técnica de cubicar no es más que aquella singularidad subjetiva modelada a partir de los mecanismos hegemónicos de dominación. La factoría de deseos, y los modos de consecución de satisfacción de los mismos, imprime el horizonte personal en su proyección existenciaria cotidiana. De la crítica correspondiente a semejante estado, depende el rompimiento, y superación, de tal cubículo: una consideración imperiosa sobre los sub-bienes exageradamente impuestos para desarrollar-nos en pos de su adquisición -como así, junto a ella, la habilitación esplendorosa al nucleamiento social estandarizado. Aprehender tal ley desenvuelta, y el sometimiento a ella vertiginosamente cuantiosa en la vinculación de las relaciones sociales, es indicador necesario para desnudar las correspondencias en semejante esqueleto. Formarnos en actitud crítica frente a los actos que se involucran en la vida cotidiana, implica un proceso genuino de liberación.

 Henri Lefébvre, sobre la vida cotidiana, decía que era más bien la “...región donde los bienes se confrontan con las necesidades más o menos transformadas en deseos…”. En este espacio se forja la tarea de análisis; y en la tensión latente entre, por un lado, el ofrecimiento pasivo de constitución subjetiva a través del consumo sobradamente necesario de bienes, y, por otro lado, el impulso activo de proferir-nos diferentes órbitas de desenvolvimiento para un pleno desarrollo humano anti-mercantil. El primer elemento de esta tensión, nos sostiene en una lógica represiva de heterónomas aspiraciones, las cuales permiten continuar motorizando la regimentación socio-económica actual, sin lugar para la emergencia de duda alguna sobre tal estructura. El segundo elemento incluye un movimiento hacia la consideración de las reales necesidades humanas que nos permiten complementarnos en múltiples aspectos, hoy imposibilitados por la cotidianidad a la cual nos encontramos sujetos… ¿tener ó ser?: esa es la cuestión.
 Se trata de hacer permeable el movimiento diario de “presunta elección autónoma”. Darle la forma de relación social a los “bienes” y “males” que nos conducen el comportamiento desde las tablas morales impolutas. “Escocesa-mente” hablando, pareciera que iniciamos una actitud responsable, la cual intenta orientarse perceptivamente, y primeramente, en tales verdades diarias por medio de un impulso instantáneo, instintivo e irresistible. Esto no constituye ninguna perogrullada, en tanto seres sintientes, como los demás animales, tenemos derecho a que no se nos inflinga sufrimiento alguno… siempre y cuando demos cuenta de tal crueldad recibida.

 Lucas R. López
 lucasrl@hotmail.com.ar

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