Pássim
Aristóteles
llamó homeomerìas a aquellas semillas, elementos o gérmenes infinitos sobre los
cuales estaba constituido el Ser según Anaxágoras. Tales ingredientes se
diferencian entre sí cualitativamente, poseen irreductibles propiedades, y de
su combinación y mezcla nacen todas las cosas. Este múltiple materialismo
indica una existencia heterogénea, plural. Los cuerpos conformados, se moldearán
desde lo variado, lo diverso, lo disperso-amalgamado. En todo caso, lo Uno se
disuelve; se pierde la capacidad de concebirlo como salido de un huevo, así sin
más. Por el contrario, atendemos a la fluidez variada de cualquier constitución
totalizadora. Esto no es ninguna pavada. Señalar su construcción nos orienta a
pensar su des-construcción posible. Y con ello, la construcción de otros
cuerpos posibles. Lo importante es que tales posibilidades no nos estén
negadas, tanto para pensarlas como para practicarlas.
Es
probable que en cierta filosofía del devenir convengamos en considerar más
acciones que cosas pero lo destacado es propiciar la emergencia de la voluntad
de tal compleja sucesión de eventos. Impedir que cualquier correosa corderina presentación
nos apacigüe críticamente. Es decir, nos limite a considerar sus constitutivos
ingredientes. Asimismo, tal consideración de lo diferente, de las diferencias,
conduce a la efervescencia de verdades: éstas son vomitadas por el Ser partido.
En este sentido, el error no debería ser denunciado en lo inacabado de una existencia,
sino, justamente, en la imposibilidad de apreciarse como inacabada; el error aparecería
como la cancelación de lo posible. Negador de su experimentación. El error aquí
desestimado es aquél que se asocia a lo equivocado-vetado. Pero el error que
surge de la diferencia entre lo esperado y lo real obtenido, es bien recibido
(esperanzador y habilitante de nuevos espacios).
Cuando
la justificación de lo sucedido se funda en “buenas causas” counsinianas, sólo
lo tradicional institucionalizado puede ser visión de un pauperismo intelectual
infeliz que se condena a un movimiento patibulario. La restricción de
posibilidades es crear im-posibles (no-posibles), lo cual sería un absurdo ya
que un no-posible sería algo de lo que no podemos dar cuenta (es un vacío, y ni
siquiera eso). La prohibición de posibilidades a partir de otras posibilidades “causalmente
buenas” es una falacia y, por lo tanto, la iniciativa de disponibilidad en
ofrecer distintas posibilidades es coherente con el movimiento existencial que
nos involucra en la construcción de un Ser variado y múltiple. Hacer más
posibles de los hoy aceptados; llamarlos, realizarlos derribando los
im-posibles fantasmagóricos. Experimentado placer en tal movimiento suave,
cirenaico. Experimentado lo posible. Experimentemos los posibles.
Lucas
R. López
lucasrl@hotmail.com.ar
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