Mons. Frassia recuerda que nace Cristo y surge la esperanza

Mons. Frassia recuerda que nace Cristo y surge la esperanza 
 Viernes 21 Dic 2012 | 10:39 am
Avellaneda (Buenos Aires) 
(AICA): “¡Ánimo, viene la salvación! Dios se hace hombre para que nosotros podamos alcanzar a Dios. Este es el camino. No hay otro distinto. Tenemos la certeza de que Dios cumple su plan. Levantemos nuestra cabeza, viene la fuerza del Amor. Ya no debemos estar errantes, divagando por el mundo a tientas y a ciegas, pues la luz viene para que encontremos la bondad, la justicia, la alegría y la paz”, recordó el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, en su carta pastoral de Navidad. El prelado insistió en que “no queremos darnos cuenta de que alejándonos de Dios hemos perdido capacidad en lo humano”, en cambio, “Él viene a nosotros y nos devuelve la esperanza. Pero ésta se recibe y se incorpora y se vive. Nace Jesús, vuelve la esperanza”. Expresó su deseo de que “ésta ilumine nuestra vida personal, nuestras familias, nuestros vínculos, nuestro trato y sobre todo el comportamiento social frente al bien común, alejándonos de todo egoísmo, individualismo y por lo tanto de todo relativismo”. 

 “¡Ánimo, viene la salvación! Dios se hace hombre para que nosotros podamos alcanzar a Dios. Este es el camino. No hay otro distinto. Tenemos la certeza de que Dios cumple su plan. Levantemos nuestra cabeza, viene la fuerza del Amor. Ya no debemos estar errantes, divagando por el mundo a tientas y a ciegas, pues la luz viene para que encontremos la bondad, la justicia, la alegría y la paz”, recordó el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, en su carta pastoral de Navidad.
 El prelado lamentó que “la persona humana corra vertiginosamente por el mundo queriendo alcanzar no se qué. Es increíble la necesidad provocadora de hacernos perder el sentido de la vida, yendo tras tantas cosas que en vez de colmarnos producen un vacío existencial que nos lleva a la pérdida de sentido. No nos damos cuenta, o no queremos hacerlo. Nos escapamos y nos alienamos en cosas superficiales y en tantos cartones pintados que los compramos como si fueran preciosos tesoros. Nos conformamos con tan poco”.
 Ante esto, preguntó: “¿No habrá llegado el momento, que pensemos más profundamente? ¿Qué enriquece al hombre? ¿Las sensibilidades? ¿El consumo? ¿La ansiedad? ¿La hiperactividad?, ¿Lo mediático? ¿El ruido? ¿Lo externo? ¿La exacerbación? ¿El derroche de palabras, que casi siempre son vacías?”
 Tras considerar que “debemos volver al misterio de lo trascendente, al misterio de Dios, que es el único que da respuesta cierta”, sostuvo que “Él nace, Él viene a nosotros, Él planta su morada en nosotros. Abramos nuestro corazón, como un pesebre, para que pueda echar raíces en nuestra vida”.
 “Él es el Sol que ilumina y da sentido a nuestra vida. Y si lo dejamos estar, volveremos al culto por la verdad, volveremos a la sobriedad de nuestras conductas, volveremos a disminuir lo caterva de lo imaginario para acercarnos a la realidad. Volveremos a encontrar la objetividad de la verdad, tan deteriorada y tan manoseada en estos tiempos por todos. Así volveremos a lo originario, a lo simple, a lo humilde, a lo humano”, aseguró.
 Monseñor Frassia insistió en que “no queremos darnos cuenta de que alejándonos de Dios hemos perdido capacidad en lo humano”.
 “Él viene a nosotros y nos devuelve la esperanza. Pero ésta se recibe y se incorpora y se vive. Nace Jesús, vuelve la esperanza. Que ésta ilumine nuestra vida personal, nuestras familias, nuestros vínculos, nuestro trato y sobre todo el comportamiento social frente al bien común, alejándonos de todo egoísmo, individualismo y por lo tanto de todo relativismo. Feliz Nochebuena. Feliz Navidad y que no celebremos otra cosa. No estemos distraídos perdiendo la ocasión de recomenzar de nuevo en este Año de la Fe, la primacía y la excelencia de la bondad de su amor”, concluyó.+

 Texto completo de la carta

Nace Cristo, surge la esperanza
Carta Pastoral de monseñor Rubén O. Frassia, Obispo de Avellaneda-Lanús para la Navidad 2012 (diciembre de 2012)

¡Ánimo, viene la salvación! Dios se hace hombre para que nosotros podamos alcanzar a Dios. Este es el camino. No hay otro distinto. Tenemos la certeza de que Dios cumple su plan. Levantemos nuestra cabeza, viene la fuerza del Amor. Ya no debemos estar errantes, divagando por el mundo a tientas y a ciegas, pues la luz viene para que encontremos la bondad, la justicia, la alegría y la paz.
La persona humana corre vertiginosamente por el mundo queriendo alcanzar no se qué… Es increíble la necesidad provocadora de hacernos perder el sentido de la vida, yendo tras tantas cosas que en vez de colmarnos producen un vacío existencial que nos lleva a la pérdida de sentido. No nos damos cuenta, o no queremos hacerlo. Nos escapamos y nos alienamos en cosas superficiales y en tantos cartones pintados que los compramos como si fueran preciosos tesoros. Nos conformamos con tan poco… ¿No habrá llegado el momento, que pensemos más profundamente? ¿Qué enriquece al hombre? ¿Las sensibilidades? ¿El consumo? ¿La ansiedad? ¿La hiperactividad?, ¿Lo mediático? ¿El ruido? ¿Lo externo? ¿La exacerbación? ¿El derroche de palabras, que casi siempre son vacías?
Sin embargo, que verdad grande es: “una sola palabra fue dicha en silencio, y en silencio debe ser escuchada”- Debemos volver al misterio de lo trascendente, al misterio de Dios, que es el único que da respuesta cierta.
Él nace, Él viene a nosotros, Él planta su morada en nosotros. Abramos nuestro corazón, como un pesebre, para que pueda echar raíces en nuestra vida. Él es el Sol que ilumina y da sentido a nuestra vida. Y si lo dejamos estar, volveremos al culto por la verdad, volveremos a la sobriedad de nuestras conductas, volveremos a disminuir lo caterva de lo imaginario para acercarnos a la realidad. Volveremos a encontrar la objetividad de la verdad, tan deteriorada y tan manoseada en estos tiempos por todos. Así volveremos a lo originario, a lo simple, a lo humilde, a lo humano, o ¿no queremos darnos cuenta que alejándonos de Dios hemos perdido capacidad en lo humano?
Él viene a nosotros y nos devuelve la esperanza. Pero ésta se recibe y se incorpora y se vive. Nace Jesús, vuelve la esperanza. Que ésta ilumine nuestra vida personal, nuestras familias, nuestros vínculos, nuestro trato y sobre todo el comportamiento social frente al bien común, alejándonos de todo egoísmo, individualismo y por lo tanto de todo relativismo.
Feliz Nochebuena. Feliz Navidad y que no celebremos otra cosa. No estemos distraídos perdiendo la ocasión de recomenzar de nuevo en este Año de la Fe, la primacía y la excelencia de la bondad de su Amor
Los bendigo a cada uno de ustedes, sus familias y Comunidades.

Mons. Rubén O. Frassia, 

Obispo de Avellaneda-Lanús

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