“No hay un crecimiento integral si no hay apertura a Dios”


“No hay un crecimiento integral si no hay apertura a Dios” 
 Avellaneda (Buenos Aires), 18 Jun. 12 (AICA) 
 Mons. Rubén Frassia 


 El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, realizó su reflexión radial semanal en el programa “Compartiendo el Evangelio”. 

 Al comienzo, el prelado se refirió al uso que le daba Jesús a las parábolas, que “son comparaciones simbólicas, que de alguna manera dan una imagen de una realidad para que, a través de esta imagen, nos transporte a otra realidad mucho más profunda”.
 “La Palabra de Dios –dijo-, que viene a iluminarnos, a nutrirnos, a producir en nuestra vida y en nuestro interior frutos, es como una semilla que se mete en la tierra y empieza a crecer”.
 Monseñor Frassia señaló que la Palabra de Dios tiene fuerza propia, “pero uno tiene que responder a esa Palabra con el mérito, con la atención, con las cosas que uno puede incorporar” y agregó que “en su mensaje a los medios de comunicación, el Papa explicaba que el silencio y la palabra son los caminos para la contemplación; cómo es necesario recibir la Palabra pero también cómo es necesario recibirla en silencio. Un silencio que vaya disminuyendo y apagando esos ruidos, internos y externos, que muchas veces aquietan el alma”.
 El obispo manifestó que a la Palabra hay que trabajarla, dejándose renovar y convertir por ella misma “a la Palabra hay que reflexionarla, masticarla, rumiarla, meditarla y rezarla. La Palabra invita al silencio, a la contemplación, como si fueran distintos pasos de cómo tratarla”.
 El pastor de Avellaneda-Lanús advirtió que hoy en día “encontramos gente que dice `no quiero pensar´, `sólo por hoy´, `no me quiero tomar todo en serio´; y así se están perdiendo cosas extraordinarias y fundamentales”.
 Como conclusión, llamó a ver que “no hay un crecimiento integral si no hay una apertura a Dios, si no hay una apertura a la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es constitutiva y es constituyente del equilibrio humano. Dios no compite sino que humaniza. Por eso, démosle atención para que en nuestra vida volvamos a tener el gozo y el gusto de la Palabra, el tratamiento de la escucha y de la respuesta. Que demos frutos y frutos en abundancia”. +

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