LA FILOSOFIA POPULAR ES NECESARIAMENTE PENSAMIENTO SOCIALISTA

La filosofía popular es necesariamente pensamiento socialista

Cuando planteamos una proposición de este tipo (ver, e interpretar, título), que a primera vista puede parecer excesivamente antojadiza y general, perdiendo con ello cualquier capacidad para identificar una quiddidad (esencia) auténtica, resulta indispensable salvarla de cualquier condición de sinonimia, cual trabajo prodiconiano, que pueda hacer proponer a su lado, y al mismo nivel de reflexión, otro juicio semejante. Podría convenirse que existiera una diferencia de grado y no de esencia ante otra proposición distinta, como diría el finlandés Eino Kaila. Pero esto, de todas formas, nos involucraría ante otro marco sonoro que innegablemente debe emerger cuando se descubre un contenido diferente.

Lo que se ha determinado con el mote de filosofía popular fue históricamente, en la historia de la filosofía, a aquella práctica reflexiva sobre cuestiones que, manteniendo un alcance humano, refieran a objetos inmediatos y concretos. La discusión se basa aquí, sobre elementos que nos infieren en forma práctica. El pensamiento recurre sigilosamente a pensar las situaciones cotidianas del ser humano y el infinito mundo de relaciones que se entremezclan entre diversos sujetos: individuales, sociales, históricos, etc. Cuestionará ella sobre asuntos sociales, políticos, religiosos, artísticos, educativos, etc. Su tarea se moldea sobre el estudio de seres situados, es decir, en situaciones determinadas y reales; confeccionados por una contextualización societal e histórica que hacen de ellos elementos particulares y únicos. De esta forma, este tipo de filosofía se separa de cualquier figuración que congregue una filosofía ilustrada, al modo de J. A. Eberhard, la cual se contentaría con cualquier sortilegio especulativo como respuesta racional a los fines a los cuales se encuentra sometida.
Ahora bien, cuando mencionamos este arquetipo de filosofía, cuando precisamos una conducta exclusiva de practicar la filosofía: la afección no puede ser diversa si nos proponemos llevar hasta el fondo esta labor -un fondo crítico, filosófico, que permita brindarnos un material gnoseológico fresco, original, real. Desde aquí, seguramente, no partiremos de datos "puros", a los cuales aspira todo pensamiento meta-físico inmaculado que confía en el desarrollo de una inteligencia inconsciente como manifestación de lo objetivo, sino de datos que se nutren de otro tipo de "pureza", una que se encuentra permanentemente movilizada en su conformación condensada-social-histórica. Contamos siempre con elementos portadores de un background continuo, permeable e identificable. Piezas que, por ser registradas en un tiempo y espacio específico, relatan su origen y dirección; con ello también sus inclinaciones y fechorías, sus valores y deseos, individuales y sociales (que no pueden, en intensidad extrema de comprensión socio-política, distinguirse sino meramente en forma abstracta).
Cuando afirmo que no pueden existir afecciones diversas sobre el camino que recorre esta práctica filosófica, en su forma más intensa y aguda, me refiero a que la crítica social despunta constantemente la herramienta que permite a la sociedad pensar-se a sí misma. En tanto más reflexiva sea su motivación, mejores resultados sociales encontrará a partir de su pensamiento autocrítico. Cuando decíamos que la filosofía popular cuestiona los elementos concretos de alcance humano, inmediatamente esta filosofía se propone reconocer también todos aquellos ingredientes que desfavorecen lo humano. Al fin y al cabo, una filosofía popular realmente comprometida con su actitud debería denunciar las situaciones y elementos que no posibilitarían el desarrollo de su misma actividad, es decir, delatar las cuestiones que promueven la falta de oportunidades para el desenvolvimiento humano (único que puede prácticar la filosofía, de cualquier tendencia), y con ello el pensamiento de la sociedad. Con esto queda más que claro que problemas básicos como la pobreza o miseria social son temas indispensable y prioritarios para cualquier pensamiento filosófico popular. Atender a este tópico, desde una sociedad en particular, lo adentrará, seguramente, incondicionalmente, a la cuestión de la crisis capitalista mundial ¿Alguien puede ponerlo en duda? El camino reflexivo se abrirá hacia los personajes que provocan estas calamidades y quienes son responsables de contener las protestas sociales, reprimiéndolas directa o indirectamente, ocultando cualquier presentación de lo sub-humano. Cualquier persona que vende su fuerza de trabajo y no recibe un salario acorde al costo de su mantenimiento como persona, y por ende de su fuerza de trabajo, se encuentra en una situación sub-humana, pese a quien le pese. Por lo tanto, ante un clima mundial de crisis capitalista, en donde la desocupación, la miseria y la pobreza son los únicos guarismos que aumentan día a día en toda estadística social, además de las posibilidades de default estatal en varias metrópolis del globo, qué otro pensamiento puede ser más profundo y efectivo que el socialista, el cual por esencia es anticapitalista, para la práctica de una filosofía popular auténtica. Para una filosofía popular que realmente se proponga descifrar las causas de los males de nuestra sociedad.
Interpretación bactericida dedicada a todos los escribas y "letrados" bacilos que confluyen en lo que denominan unilateralmente pensamiento popular, cerrando las puertas a la reflexión del pensamiento práctico que ahonde la preocupación cuestionadora sobre este miserable régimen social vigente y los gobiernos que lo sustentan. Algunos dedicados, inmersos en la bachata del doble discurso gobernante, al trabajo soporífero de no estimulación del exámen y análisis en nuestra sociedad.

SILVANO

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