"EL QUE NO SALTA..." Por Yanina Pariani (NOTA MULTIMEDIA)

RACING 2 - INDEPENDIENTE 0
"El que no salta..."
Por Yanina Pariani

Teo Gutiérrez metió el segundo gol y desató la fiesta de los hinchas de Racing, que cargan al Rojo con el descenso a la B. El equipo de Russo fue superior en un clásico caliente en Avellaneda. Cómo cambia la mano...

“El que no salta, se va a la B…” Recién en ese instante sublime de gol, cuando Teo le puso el moño a un clásico que Racing tendría que haber ganado muchos minutos antes, recién ahí, brotó el desahogo en formato de cargada. Porque así se vive el derby de Avellaneda. Cuanto más le duele al vecino, cuanto más hundido y confundido lo deja, más se disfruta. Pero recién cuando el resultado cantó 2-0 el hincha pudo soltar esa alegría contenida durante tanto tiempo, durante casi seis años, en esa noche larga sin una sola alegría contra Independiente.

Fueron muchos golpes en estos años. Muchos clásicos que se contaban de antemano en el bolso, que no se podían perder, con desarrollos favorables, pero que por una razón o por otra terminaron estirando la larga paternidad que el Rojo igual sigue exhibiendo. Todos esos fantasmas se agitaron cuando Licht no lo liquidó, cuando un remate de Teo besó un poste, cuando a Hauche se le escurrió otra chance y, ni hablar, cuando a Pellerano le quedó picando una pelota en la puerta del área. El remate terminó en una Garganta del Diablo de la cancha de enfrente pero, igual, en el Cilindro todos contuvieron la respiración unos segundos.

No merecía sufrir tanto Racing. Porque, una vez que hizo pie en el partido y pasó el chubasco que fue ese tiro en el poste y un par de malas salidas de Fernández, tomó el control del partido y lastimó a un Independiente que se fue desarticulando con los minutos, hasta dejar una imagen paliducha, rojo desteñido. Para quebrar al fondo de Independiente tenía que ser preciso en una jugada. Y fue tanta la precisión en la jugada del gol que abrió el partido que fue perfecta: control de Teo a la carrera, con el pecho, taco para dejarla muerta en el piso mientras Velázquez seguía de largo con el colombiano, y arremetida furiosa de un Demonio que sometió al Diablo con un remate franco. Y tenía que ser Teo, una de las grandes figuras junto al sacrificio de Lugüercio, el criterio de Yacob, quien cerrara el partido con un gol de goleador bien despierto. No pudo en la primera, donde Assmann se lució con la atajada, pero mantuvo los ojos abiertos para tomar el rebote y definir de cabeza. Fiesta completa.

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