PREGUNTA COMO AUTOPSIA

La pregunta como autopsia
Respuesta a la columna de Perla Rodríguez del 14/2 en Diario La Verdad

Es clara la dimensión apocalíptica que para algunos puede reflejar la descomposión del ser humano en estos tiempos de crisis mundial, en donde los guarismos de desocupados en todo el mundo ronda los 200 millones de individuos. En donde las movilizaciones contra el ajuste de gobiernos, democráticos o totalitarios, se perpetran y ensanchan día a día en América, Europa, Africa y Asia. En donde las condiciones de vida se ven azotadas por las medidas extremas de gobiernos agentes del capital financiero internacional. Medidas que conllevan a la pauperización, de aquellos que aún pueden vender su fuerza de trabajo con su correspondiente subhumanización, y a la infrahumanización de los que ni siquiera tienen la opción de ver concluida la contratación de su fuerza de trabajo bajo el modo de asalariado, demostrando los índices de pobreza más altos de la historia. Es decir, nos encontramos ante una situación terrorífica y catastrófica del actual tipo de organización económica-social. Por consiguiente, nos hallamos frente a la crisis más profunda del sistema capitalista y, con ello, del capital como relación social vigente.

Sin embargo, la cuestión esencial "aquí y ahora" no sería, precisamente, la de procurarse saber que "huella" podría dejar el hombre, en "su paso sobre la tierra", "que identifique su tránsito vital", a partir de la atmósfera actual en la cual "el aire social está contaminado" y "el tejido comunitario se destruye al inhalarlo". En primer lugar, no debemos atormentarnos sobre la rendición de pruebas ante algún tribunal moral ubicado en Providencia alguna por fuera de la historia o de aire-prensamiento alguno (justificación del monismo en Diógenes de Apolonia y Arquelao de Atenas), que testifique el tipo de humanidad que supimos conseguir, como diría algún patriota argentino, y el cual nos aplaudiría, o no, ante nuestro traspaso a otro estadio desde la dimensión "vital". El "tránsito vital" del hombre, el cual debe considerarse como el único espacio-tiempo en donde el hombre transita y acontece, dialécticamente (único tránsito), se desenvuelve en la historia, material y dialéctica. Condicionada por la Naturaleza, la Humanidad del hombre deviene, en relaciones de contradicción y superación, en subjetividad histórica. En tanto subjetividad histórica, el hombre se ve determinado a partir de una sociedad particular a la que pertenece, de la cual nace y dentro de la cual acciona. Es decir, la única ligazón, que nos emparenta con cierto compromiso y responsabilidad de entrometerse en la facultad constructiva que enarbole una sociedad comunitaria de pleno desarrollo humano, es para con aquellos que lucharon por una sociedad más justa e igualitaria, y para con aquellos que ansían, y para los que en un futuro buscarán, una sociedad sin explotados, manteniendo aquél compromiso imperante. Ese es nuestro elemental deber para introducirnos en la procuración de una salida superadora a esta crisis terminal.

Lo importante de esta apreciación, y para no caer en cataclismos bíblicos o especulativos sincopados, causados por la confusión de no poder identificar de quién es el síndrome de derrumbe, es que la "crisis terminal", notoriamente, es del régimen capitalista, y no del Hombre. "El hombre aún busca salvarse solo. A costa de sus semejantes (a los que teme y de los que desconfía), a costa del planeta (al que contamina y agrede de todas las formas posibles), a costa del tiempo (que- insobornable- no regresa)…" El hombre en-sí, abstracto, desarraigado de toda característica y contexto material nada nos dice. Hablar de él es introducir un elemento más al análisis de la crisis mundial que lejos está de aportar profundidad alguna. Si bien uno podría permitirse hablar de "hombre" cuando se establece un discurso filosófico-antropológico, en el cual se podría relatar cierta génesis cognitiva del sujeto, en donde uno se ve supeditado a utilizar conceptos que responden a una estructura lógica primera. Es imposible aventurarse a hacer usufructo de este concepto cuando deseamos reflexionar sobre la problemática social actual, y queremos remitirnos a un "aquí y ahora". Para ello hay que dar nombre y apellido de los elementos que verdaderamente componen el cuadro que esperamos analizar: ¿quién contamina? ¿quién busca salvarse solo? Establecernos en un "aquí y ahora" nos obliga irremediablemente a implantarnos en la crisis ecónomica y política del capitalismo actual, las rebeliones en el mundo árabe y las movilizaciones en los países de gobierno democrático o totalitario, los defaults declarados o no de las distintas economías en crisis del mercado, la contaminación ambiental y los desastres naturales, etc. En un nivel más particularizado, en Argentina, la crisis por la desvalorización del salario, inflación galopante, negación del 82% móvil a los jubilados, trabajo esclavo y tercerizado, tercerización de la represión por patotas criminales, contaminación ambiental por mineras y papeleras, etc. En Lanús, catástrofe social por construcciones edilicias a bajo costo, desalojos en Villa Jardín, descomposición de las fuerzas políticas tradicionales cual primer movimiento caótico de los átomos (según describió Demócrito), etc. Lo relevante de tomar este tipo de localización es el de adentrarse en una explicación que nos atraviesa, nos acontece, y que, en su respuesta interdisciplinaria, nos brindaría, agradablemente, cierta alternativa práctica. Focalizarnos en el núcleo de la particularidad, preguntar, y desde allí desplegar su vinculación con lo general dando una respuesta sobre el problema, si es que nos tornamos posicional frente a este hecho, o simplemente dejar abierta la incógnita. La labor del teórico crítico es redireccionar la pregunta, hundirla en la alienación constante que la relación social reinante impone, y hacerla emerger en respuesta, provocando la implosión anti-opresiva de la inautenticidad misma. Eso es tomar conciencia. Eso es fomentar la pregunta que induzca a la praxis con intención de cambio, de transformación. Sindicar el avatar sine qua non la atrofia se hace inminente, es nuestra tarea.

Estimada Perla Rodríguez, cuando sostenés que: "Pascal afirmaba que “el hombre es más lo que aún no es, que lo que es”. Qué lástima, entonces, que se condene al hombre a morir antes de ser…" Dejás al pesimismo, cual reconcomio romántico, y la no superación como vertientes latentes que conducen la solución de este dilema. Sin embargo, las manifestaciones masivas en todo el mundo contra las situaciones anteriormente mencionadas, se están desarrollando en conjunto. Es decir que los sujetos que dan cuenta de esta situación de subhumanización e infrahumanización, y que luchan para revertir esta condición, se organizan en asambleas vecinales, o se suman a partidos políticos o movimientos sociales que levantan banderas populares y reinvindicaciones sociales que este sistema capitalista deteriorado no tiene capacidad de brindar. Podríamos luego discutir el grado de organización y los programas que levantan para determinar la intensidad de su lucha, y cual de ellos es el que se encuantra mejor determinado a partir de su caracterización. Los mismos que hoy en nuestro país reclaman por las injusticias sociales, y se organizan en partidos políticos o movimientos sociales, son aquellos que elevan la voz de denuncia de las atrocidades que prometen los generadores de miseria y desigualdad para la sociedad. La tarea de nosotros sobre el discernimiento de los mismos es la misma, aunque es tema para otro espacio. Pero no advertir este clima, y condenar a esta crisis social una desesperanza como única opción de salida, lo que hacés es limitar y obstaculizar las posibilidades de superación del mismo retroceso humano que denunciás; hacés justamente los que mentás, matás al hombre antes de que sea hombre.

Estimada Perla Rodríguez, esta respuesta a tu reflexión no es mas que una invitación a desligarte de tu desánimo, el cual sólo puede darte satisfacciones emulando la ironía schlegeliana, y a redireccionar tu pregunta. Nos encontramos en la reflexión cotidiana.

Silvano

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