FRASSIA: "¡COMO LE ESTAN PEGANDO LA INSTITUCION FAMILIAR!"

Mons. Frassia: “¡Cómo le están pegando a la institución familiar!”
Avellaneda (Buenos Aires), 27 Dic. 10 (AICA)
Sagrada Familia de Nazaret
 
Al recordar que la familia de Jesús tuvo que “emigrar” porque la vida del Niño corría peligro, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, expresó: “¡Cuánta gente emigra! ¡Cuántos refugiados! ¡Y cuánta gente, no por libre voluntad, lo hace! Lo hacen forzados por situaciones extremas: por comida, por agua, por un desarrollo o por la inseguridad de esos lugares, de esos pueblos, donde hay luchas tribales; y cuánta gente forzada para emigrar”.
 
Ante esta realidad, mencionó que “ellos tienen derecho a quedarse en su patria y también tienen derecho a emigrar. Así le pasó a la Sagrada Familia y así sigue pasando en la historia de los pueblos, en la historia del mundo”. Y advirtió que “por eso, uno siempre tiene que darse cuenta y tener un corazón abierto, una actitud de comprensión, una actitud de acogida para recibir bien al migrante”.
En su mensaje radial del fin de semana, indicó que “nosotros también tenemos argentinos, que por distintos motivos, han emigrado: en España, en Italia, Alemania, Estados Unidos y tantos otros países”, agregó. Y al pedir a la Sagrada Familia por “esos valores humanos y cristianos, humanos y religiosos, que han vivido: comprensión, ternura, cuidado, respeto, fidelidad, amor, entrega, protección”, lamentó que “muchas veces en nuestras familias estos valores no están presentes; por distintos motivos y desafíos que nuestras familias están viviendo como el materialismo, el hedonismo, la sexualidad, el individualismo, el debilitamiento de los vínculos familiares, de la competencia generacional, de la ruptura de vínculos muchas veces por falta de claridad y autenticidad, y otras veces por autosuficiencia, una falsa omnipotencia”.
Asimismo, advirtió que “son muchos temas y ciertamente nuestras familias están debilitadas; últimamente con las leyes que han sacado, antes la familia era un hombre y una mujer y hoy, por leyes a veces forzadas, quieren decirnos que una familia se puede equiparar a la unión de dos hombres o dos mujeres. Realmente ¡cómo le están pegando a la institución familiar!”
Por último, pidió a la Sagrada Familia “una conversión del corazón, una claridad en los criterios, raíces profundas, una santidad de vida; y que cuidemos a nuestra familia, que ella es anterior al Estado y el Estado debe custodiarla, no fabricarla o hacerla”.+
 
Texto completo de la alocución
FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús para el programa radial Compartiendo el Evangelio (26 de diciembre de 2010)

Evangelio según San Mateo 2, 13-15. 19-23 (ciclo A)
Después de la partida de los Magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al Niño y a su Madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo." José se levantó, tomó de noche al Niño y a su Madre y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del profeta: "desde Egipto llamé a mi Hijo."
Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto y le dijo: "Levántate, toma al Niño y a su Madre y regresa a la tierra de Israel porque han muerto los que atentaban contra la vida del Niño."
José se levantó, tomó al Niño y a su Madre y entró en la tierra de Israel, pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret.
Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: "será llamado Nazareno"
La Sagrada Familia está formada por Jesús, el Hijo de Dios, por su Madre la Virgen y por San José, su padre adoptivo. Y en ese tiempo de cuidados, de tener que emigrar, dejar su tierra, su cultura, esos pueblos y naciones, ya que tenía que emigrar porque corría peligro la vida de Jesús.
¡Cuánta gente emigra! ¡Cuántos refugiados! ¡Y cuánta gente, no por libre voluntad, lo hace! Lo hacen forzados por situaciones extremas: por comida, por agua, por un desarrollo o por la inseguridad de esos lugares, de esos pueblos, donde hay luchas tribales; y cuánta gente forzada para emigrar. Ustedes saben que ellos tienen derecho a quedarse en su patria y también tienen derecho a emigrar. Así le pasó a la Sagrada Familia y así sigue pasando en la historia de los pueblos, en la historia del mundo.
Por eso, uno siempre tiene que darse cuenta y tener un corazón abierto, una actitud de comprensión, una actitud de acogida para recibir bien al migrante. Nosotros también tenemos argentinos, que por distintos motivos, han emigrado: en España, en Italia, Alemania, Estados Unidos y tantos otros países.
Vamos a pedir a la Sagrada Familia que esos valores humanos y cristianos, humanos y religiosos, que han vivido: comprensión, ternura, cuidado, respeto, fidelidad, amor, entrega, protección, que muchas veces en nuestras familias estos valores no están presentes; por distintos motivos y desafíos que nuestras familias están viviendo como el materialismo, el hedonismo, la sexualidad, el individualismo, el debilitamiento de los vínculos familiares, de la competencia generacional, de la ruptura de vínculos muchas veces por falta de claridad y autenticidad, y otras veces por autosuficiencia, una falsa omnipotencia.
Son muchos temas y ciertamente nuestras familias están debilitadas; últimamente con las leyes que han sacado, antes la familia era un hombre y una mujer y hoy, por leyes a veces forzadas, quieren decirnos que una familia se puede equiparar a la unión de dos hombres o dos mujeres. Realmente ¡cómo le están pegando a la institución familiar!
Pidamos a la Sagrada Familia una conversión del corazón, una claridad en los criterios, raíces profundas, una santidad de vida; y que cuidemos a nuestra familia, que ella es anterior al Estado y el Estado debe custodiarla, no fabricarla o hacerla.
Pidamos a la Sagrada Familia su intervención en nuestras familias.
Les dejo mi bendición y el augurio de que tengamos, todos, un muy buen año: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
 
Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús

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