LA PALABRA "AMOR" ESTA MUY USADA Y MANOSEADA


La palabra “amor” está muy usada y manoseada
Lanús (Buenos Aires), 18 Jun. 10 (AICA)
Mons. Rubén Frassia
La palabra “amor”, en la actualidad, “está muy usada y muchas veces manoseada. Se habla de amor pero este se reduce a una caricatura, a un momento, a una pasajera relación, a un mero trato, a un cierto egoísmo, a un cierto uso. Pero la palabra y el contenido del amor de Dios y del amor humano son lo más sublime que cada uno de nosotros tiene y debe aspirar. Así lo expresó monseñor Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, el pasado viernes 11 de junio en la fiesta patronal de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, de Lanús.

Tras subrayar que “la importancia y el sentido de nuestra existencia está fundamentada en el amor a Dios, en el amor de Dios y en al amor a nuestros hermanos”, el obispo explicó que “hay muchas personas que viven una vida donde tratan de hacer muchas cosas, arrastran un montón de cosas, se cargan un montón de cosas, pero que no alcanzan la plenitud. Y la plenitud es para nosotros el amor de Dios, el amor a Dios y el amor a nuestros hermanos”.
“Todos nosotros -prosiguió- tenemos que aprender y tender a esta realidad. Una realidad que podríamos decir es intransferible; uno no se lo puede pasar a otro para que lo viva por nosotros. Uno no puede decir a los otros lo que tienen que hacer, sino que cuando se trata de nuestra vida es nuestra vida la que tiene que vivir esta realidad”.
Sin embargo, lamentó, “muchas veces no estamos enfocados en lo que realmente es el amor a Dios, el amor de Dios y el amor en serio a nuestros hermanos. No sabemos, ignoramos, no nos damos cuenta, miramos muy ‘chiquitito’ y nos conformamos con caricaturas o con golosinas y no queremos entender que estamos llamados a una realidad muy profunda. ¡Tan profunda, que sólo Dios nos la da! ¡Y tan profunda que sólo nosotros lo podemos recibir!”
En este contexto, advirtió que “hoy la sociedad vive ‘de a ratos’ y vive ‘sólo por hoy’; sólo por hoy uno mantiene el trato con los demás, sólo por hoy uno se compromete y solamente por hoy”; además, “muchos jóvenes y adultos que utilizan la palabra amor, no saben de lo que están hablando. Porque han quedado enredados y entramados en cosas meramente sensibleras y superficiales”.
Monseñor Frassia aseguró que “Dios nos da fuerzas para amar, para querernos y querer a los demás sin límites y sin fronteras”. Y añadió: “Todos tenemos que desarrollar esta tarea, tenemos que vivir esta realidad. ¡No se conformen con menos! ¡No se conformen con figuritas! ¡No se conformen con egoísmos o cuidados mezquinos! ¡Vivamos como Dios quiere que nosotros vivamos! ¡Vivamos con su amor, con su fidelidad! ¡Vivamos con la perseverancia, con la paciencia, con la constancia! ¡Y vivamos sabiendo esperar! Así como Dios nos espera, también nosotros tenemos que esperar a los demás”.+

EL TEXTO COMPLETO DE LA HOMILIA
COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús para el programa radial "Compartiendo el Evangelio" para 11º domingo durante el año (13 de junio de 2010)

Evangelio según San Lucas 7, 36. 8-3 (ciclo C)
Hermanos: Jesús viene para todos. Jesús viene para los hombres. Jesús viene para las mujeres. En el periodo de Jesús, como en el periodo de la Iglesia, TODOS - en especial las mujeres- tienen un lugar muy especial, una misión muy concreta que cumplir y lo hacen. Yo estoy inmensamente agradecido por tanta entrega, tanto sacrificio, tanto amor, tanta oración. ¡Que Dios los siga bendiciendo a ellas y a todos!
Evangelio: “Propio de Dios es el perdón”
El Evangelio de hoy nos habla de un contraste: Simón, el fariseo, observa y se cree justo y ve una parte de la realidad; no está mintiendo pero ve solamente una parte. Esta mujer, la Magdalena, se reconoce pecadora y llora ¡pero se arrepiente! Y porque se arrepiente recibe el perdón de Dios.
Jesús, está lleno de misericordia y sabe más porque perdona más. Sabe más porque ama más y su actitud hace que el otro se abra y confíe. Y aquí algo para destacar: nadie se abre a quien sabe que no lo va a escuchar. Si yo tengo que hablar y sé que mi interlocutor no me va a escuchar ¿para qué me voy a abrir si no me va a escuchar?
Cuando uno va a Dios, se acerca a Dios, es porque sabe que Él sí propiamente puede escucharnos, Él sí nos puede perdonar, Él sí puede cambiar nuestra vida y transformarla.
En esto hay algo muy propio: orgullosos o humildes. El orgulloso piensa que no tiene necesidad de Dios, que se cierra a Dios; el pecado del orgullo es rechazo de la fuente de vida. Ese pecado produce incomunicación, es cortar vínculos, es quedarse en la soledad y, de alguna manera, en la muerte. En cambio el que es humilde, el que se abre, el que confía, reconoce y hace un propósito de corrección y enmienda; sabe y es perdonado.
El hombre se puede quitar la vida, pero no puede darse la vida. Por eso decimos que lo propio de Dios es el perdón, es la misericordia, y esto no hay que olvidarlo jamás.
Por lo tanto, todos nosotros, menos Cristo y la Virgen, somos pecadores y en la medida que uno reconozca su propio pecado, más se abre para ser perdonado y amar más. Pero si uno tiene miedo a reconocer su pecado, va a ser perdonado poco; porque no confía, porque no se abre, porque no comparte ni se entrega.
Necesitamos reconocer nuestros pecados.
Necesitamos confesarnos ante Dios por medio del sacerdote.
Necesitamos saber que sólo Dios, por medio del sacerdote, nos cambia la vida.
¡Animémonos!
¡Anímense a confiar y verán que no quedarán defraudados!
Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén
Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús


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