HOMILIA DE MONSEÑOR FRASSIA EN SAN JOSE DE LOS OBREROS

San José de los Obreros
Visita pastoral y fiesta patronal
1º de mayo de 2010

Queridos hermanos:
La visita del obispo a una parroquia, a una comunidad, es una ocasión para encontrarnos, para compartir experiencias de trabajo apostólico y también para poder ver cómo marcha una comunidad, qué esta haciendo y cómo uno también debe mejorar.
Con los sacerdotes de nuestra diócesis, la semana pasada, de lunes a jueves, estuvimos animando lo que nos aconsejaba Aparecida. Así como uno debe ser discípulo y testigo, y anunciar el don que ha recibido, también tiene que escribir en su vida una conversión pastoral y una conversión personal. ¿Qué quiere decir esto? Que habrá que cambiar estructuras, habrá que cambiar cosas, pero si no cambia el corazón humano, por más que cambien las estructuras, lo más importante es que cambie el corazón humano, el corazón personal.
Ustedes pueden preguntar ¿de qué tengo que convertirme?, si yo este modelo no lo compro más, este modelo no lo compro, ¿qué tengo que hacer?; si estoy bien con todo. Muchas veces no basta con “está todo bien” porque hay que preguntarse ¿qué cosas puedo hacer por la iglesia?; ¿qué cosas puedo hacer por el Señor?, ¿que cosas puedo hacer por los demás?
Es muy importante como comunidad, como grupos, como equipos, que se hagan estas preguntas y no tengan miedo. Quien tiene miedo no hace nada; quien tiene miedo no se equivoca; pero no se equivoca ¡porque no hace nada! y yo prefiero que se equivoque porque hace algo y no que -por no equivocarse- nadie se meta ni haga nada. Eso para mi es una actitud de cobardía, de no hacer nada o mirar siempre de costado. Y criticar lo que se hace, lo que se hizo, lo que se debería haber hecho, lo que no se hizo, lo que se tiene que hacer ¡no sirve! ¡No estamos para perder tiempo en esas cosas!
En estas fiestas patronales, que el obispo hace coincidir con su visita porque es un momento fuerte, hoy pensamos en la figura del patriarca San José, el Varón Justo, que vive de la fe y quiere vivir en la fe; al que Dios le pidió algo muy especial, que el aceptó y trabajó incansablemente.
Hay algo que tenemos que recuperar en nuestra sociedad porque muchas veces se ha perdido, ustedes preguntaran al obispo ¿que se perdió?; ¡se perdió la cultura del trabajo! Se perdió porque no animan a que uno crezca, aprenda y se desarrolle. Muchas veces se redujeron las cosas a meros subsidios, o ayudas, pero donde uno no pone el esfuerzo, no pone vida y creo que eso a la larga no nos hace bien.
Hay que organizarse; hay que trabajar; hay que volver a hacer las cosas con fuerza, con entusiasmo, con ahínco, con perseverancia. ¡Ya sé que hay luces y sombras, pero hay que trabajar con ahínco!
Algunos tuvieron la suerte de los mayores, o de los abuelos, o de los padres, o de culturas que venían de cerca, o venían de lejos, pero que hacían las cosas, trabajaban y amasaban cada cosa con esfuerzo, pero lo tenían que hacer.
Tenemos que pedirle a San José que nos vuelva a dar la fuerza y la virtud del trabajo. Hay que trabajar físicamente, hay que trabajar espiritualmente, hay que trabajar con la inteligencia y hay que trabajar pastoralmente. Porque las cosas tienen que modificarse y las cosas tienen que ser cambiadas.
Lo que cambia es el trabajo, el trabajo es crecimiento, el crecimiento es desarrollo y nadie va a crecer ni desarrollarse si no quiere. Dice el Papa Pablo VI que cada uno es responsable de su propio crecimiento, responsable de su propia maduración; como comunidad y como familia eclesial tenemos que desarrollarnos, trabajar para que venga la gente, invitar a la gente para que participe, que no tenga miedo y que el nombre de Cristo sea reconocido
¡Volver a la misión!
¡Volver a que la Iglesia salga a la calle!
¡Volver a que la Iglesia visite a las familias del barrio, casa por casa!
¡Salir!
Ya sé que muchas veces ¡hay un no!
La gente tiene miedo, ¡hay un no!
La gente no me abre la puerta ¡hay un no!;
Pero hay una gente que dice hay ¡sí!
¿Ustedes son católicos?
¡Al fin!
¡Vengan porque son católicos!
¡No queremos otra religión!
Y la gente dice ¡al fin son de los nuestros!
¡Tenemos que llevar la iglesia a todas partes! Y la Iglesia somos todos nosotros, los que estamos aquí formamos parte de ella.
Comunidad de San José Obrero, de Gerli, estas fiestas patronales son días de gozo y gloria por la intercesión del patriarca San José, Patrono del trabajo, por la gracia que tienen porque el obispo visita pastoralmente esta comunidad, nos confirma, nos da fuerza y nos ayuda a tener entusiasmo para que multipliquemos las cosas que hacemos; y para hacerlas hay que hacerlas y punto. ¡Y no mirar para otro lado!
¿Qué estoy dispuesto a hacer por el Señor, en la Iglesia? Me podrán decir “no hay tiempo”, que esto, que lo otro; entiendo todo, pero cuando uno tiene voluntad y amor es capaz de hacer las cosas. Por la experiencia que uno tiene, dar una tarea a una persona muy ocupada, por mas ocupada que esté lo va a hacer igual; pero si es una persona que realmente no hace mucho quizás no tiene ganas porque no va a tener tiempo de poder hacerlo. Es decir que cuando uno tiene voluntad y amor saca fuerzas de donde no tiene y los hace, se arremanga y hace las cosas que tiene que hacer.
En esta fiesta de San José le pedimos al Patriarca que nos ayude a vivir en la fe y que, de esta presencia gozosa que el Señor nos regala a todos, nos ayude para poder descubrir un poco mas y un poco mejor nuestra misión. Porque es nuestra misión, es la misión que hemos recibido. Y ojala Dios quiera que digamos: “¡pobre de mí si no evangelizo! ¡Ay de mí si no anuncio! ¡Qué tonto que soy si no soy un buen cristiano! ¡Y que lástima que haya perdido el gusto a la sal o la fuerza de la luz y me haya quedado en la tiniebla! Luz del mundo y sal de la tierra, gusto, fuerza y luz que nos invita a orientar nuestra vida y a llevarla por más.
Que San José protector nos bendiga y nos dé mucha fuerza para seguir trabajando laboriosamente, por el Señor, por nuestras familias, por la Iglesia y por la Patria.
Que así sea.
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