RESUMEN DE LA AGENCIA INFORMATIVA PELOTA DE TRAPO




Sandro: las alegrías y las tristezas de un pueblo
07/01/10
Por Oscar Taffetani
(APe).- Hasta su nombre y apellido eran comunes: Roberto Sánchez. En las guías telefónicas de la Argentina y América hay miles de Roberto Sánchez. Por eso aquel muchacho bonaerense, que a principios de los ’60 se abría camino en el competitivo mundo de la canción, necesitó llamarse Sandro. Sandro y los de Fuego primero. Luego, simplemente, Sandro.

La pregunta, la hermosa pregunta que muchos de nosotros nos hacemos cuando asistimos al nacimiento de un ídolo popular es ¿por qué? ¿qué es lo que tiene Sandro que le ha ganado este fervor? ¿cómo puede viajar así, incólume, a través de las generaciones? ¿qué les dice Sandro a los que fueron? ¿y a los recién llegados? ¿y a los que van a venir?
Maravillosa falta de respuestas. Maravilloso nacimiento de una leyenda. Quien intente explicarlo en términos racionales, aritméticos, salidos de la teoría musical o de cualquier otra teoría, fracasará. Que se rinda entonces ante la evidencia, ante la simple evidencia, de que Sandro fue uno de los elegidos para llegar y quedarse, eternamente, en el corazón del pueblo.
La burocracia que administra la fama, a través de los medios de masas, de los honores oficiales y los grandes negocios, intentó decir por estas horas que las dos últimas recomendaciones de Sandro fueron que los fumadores dejen pronto el cigarrillo y que todos consideren la donación de órganos como un acto generoso que permite prolongar la vida.
Pero se equivoca la burocracia, aunque acuda a los lugares comunes. Se equivocan los técnicos del marketing. El legado de Sandro, su gran mensaje al futuro, no está dicho ni escrito con palabras. Y ni siquiera con canciones. El legado de Sandro comenzó a construirse en un tiempo ya inmemorial, con pequeños gestos, casi imperceptibles, que le fueron indicando al pueblo –que nos fueron indicando a todos- que allí latía, que allí luchaba, soñaba y triunfaba uno de los nuestros.
Sí. Uno de los nuestros. Fiel hasta la muerte. Insobornable.
Que la burocracia administre los pequeños asuntos de Sandro: el cementerio donde descansarán sus restos; el laboratorio donde serán estudiados sus pulmones y su corazón; y la reproducción de sus discos; y la distribución de sus películas.
El pueblo, por su parte, el pueblo que maneja grandes asuntos como la memoria y los sentimientos, ya le tiene asegurado, desde hace mucho, un lugar inviolable. Ahí está con Huguito, con el Gordo del bandoneón, con el flaco de los claveles rojos, con aquel Chango de Córdoba…
Mamma mía. Qué orquesta.

El nene baleado
07/01/10
Por Claudia Cesaroni
(APe).- Alguien que, siendo niño, sufrió un accidente automovilístico, cuenta de la angustia repetida cada vez que escucha o lee que una ambulancia no llega. Sostiene que cuando los familiares dicen “tardó horas en llegar”, y los responsables de los servicios de emergencia responden “tardamos pocos minutos”, ninguno miente, porque lo que son minutos para los médicos y ambulancieros, son horas para los familiares de los heridos. El tiempo, nunca tanto como en esos momentos, es relativo.
Pero hay casos en los que coincide la percepción de los desesperados con las agujas del reloj, y lo que pasan son las horas. Y con las horas, avanza la muerte.
5 de enero, víspera de Reyes. Los diarios informan que “murió el nene que esperó cinco horas una ambulancia”.
El nene se llamaba Claudio, y en la noche del 30 de diciembre un arma disparada accidentalmente por un adolescente de 16 años le provocó una herida en la cabeza. Vivía en Ingeniero Budge con su abuela y su tío Cristian, de 18 años. Desde que fue llevado al hospital Materno Infantil Oscar Alende de Ingeniero Budge, (Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires) hasta que una ambulancia lo trasladó al Hospital Garrahan, en Parque Patricios (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) pasaron más de cinco horas, para un viaje que no lleva más de treinta minutos.
Una vecina contaba a un diario local: “Claudio no tiene ni mamá, ni papá. Vive con su abuela, tíos y primos. Es un nene divino, que siempre juega con mi hijo, estamos muy mal. Cuando dispararon vi que Cristian estaba con un amigo tirándose el arma, el uno al otro. Se reían, pero en un momento se disparó un tiro y le pegó a Claudito. El pibe salió corriendo por la calle y el tío del nene entró desesperado a buscarlo. Salió a la calle y entre todos los vecinos lo ayudamos. Finalmente los trasladó al hospital Alende un policía que vive en la esquina”.
Pero el Alende no pudo hacerse cargo del niño. Quizá por los mismos motivos por los que, el 20 de agosto de 2009, un conjunto de organizaciones sociales, gremiales y políticas de Lomas de Zamora, nucleadas en el Foro de Salud de Lomas de Zamora, iniciaron una campaña por la provincialización del Hospital Oscar Alende: “Lo hacemos pues desde su inauguración hace 10 años, el hospital nunca funcionó como es debido padeciendo graves carencias de insumos, mantenimiento y personal. El mayor extremo de esto es que siendo un hospital "materno infantil" es habitual que estén descubiertas las guardias de pediatría.” Tal vez por eso hubo que derivarlo, con una urgencia de la que Claudio no gozó.
Los responsables del atraso serán sometidos a un sumario administrativo. El adolescente que disparó el arma “está siendo buscado por la policía”, y tal vez sea encontrado y condenado como el criminal que no quiso ser. El tío del niño cargará para siempre con la culpa de haber participado en el hecho que derivó en la muerte de su sobrino. La abuela seguirá llorando desesperada, como lo estuvo durante esas horas en que la ambulancia no llegaba.
Pero ninguna de esas consecuencias tiene que ver con las causas reales de la muerte de este niño, uno más de los pibes casi sin nombre, muerto, finalmente, porque hay algunos lugares donde las ambulancias tardan demasiado en llegar.

La maldita tecla E
06/01/10

(APe).- Profesionales médicos del Hospital Materno Infantil de Salta decidirán este lunes en asamblea si toman medidas de fuerza ante los diversos conflictos que enfrentan con la Fundación Santa Tecla, administradora privada del establecimiento de origen catalán. A mitad del año pasado, los trabajadores del desaparecido Servicio de Recuperación Nutricional del Hospital de Niños Jesús de Praga denunciaron que uno de cada tres salteños menores de 6 años está desnutrido.

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