FRASSIA EN LOS FESTEJOS PATRONALES DE LA PARROQUIA SANTA FAZ


Purificar el corazón para modificar la vida y superar dificultades
Avellaneda (Buenos Aires), 17 document.write(meses(12)); Dic. 09 (AICA)
Mons. Rubén Frassia en la parroquia Santa Faz con motivo de la fiesta patronal

El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, recordó que el altar es “el lugar donde Cristo se ofrece al Padre por cada uno de nosotros, es donde se resume el misterio más importante. Donde podemos nutrirnos, alimentarnos, fortalecernos, donde podemos pedirle perdón por nuestras miserias, entregándoselas a través del sacerdote y recibiendo de parte de Dios su misericordia”.

Al dedicar el templo y consagrar el altar durante las fiestas patronales en la parroquia de la Santa Faz, el prelado sostuvo que el altar “es la fuerza con que Dios nos hace nuevos”.

“Esto no es una afirmación meramente poética, ¡es real! Tenemos que pedirle a Él que nos ayude a modificar nuestra vida, a pensar de manera diferente, a superar toda dificultad, todo encono, todo resentimiento, toda amargura, todo remordimiento. ¡Que Dios nos purifique como ya nos purificó el agua bendita, que nos recuerda la memoria de nuestro bautismo, para que nuestro corazón –a veces endurecido por la fealdad del pecado- se convierta en un corazón límpido, íntegro, puro, transparente, fuerte, adulto!”, subrayó.

El obispo insistió en que “nosotros, que celebramos y vivimos el misterio, tenemos que pedirle: ¡ayúdanos a evolucionar, a crecer, a madurar, a desarrollarnos! ¡No tenemos derecho a vivir como antes! ¡No tenemos derecho a involucionar! ¡No tenemos derecho a ser mezquinos! ¡No tenemos derecho a vivir con rencor! ¡No tenemos derecho a vivir como personas viejas, cansadas y sin espíritu!”

“Cristo, el Señor, que se nos da a nosotros, es para darnos cuenta que su amor es inagotable, incansable. Su amor nos rescata, nos libera, nos perdona, nos transforma y nos envía a llevarlo a los demás. Aquí se recibe la gracia y allí se da testimonio y se expresa lo que creemos, lo que pensamos y lo que estamos involucrados, comprometidos”, indicó.

Por último, monseñor Frassia dijo que “esta noche es para todos nosotros, para esta comunidad y para la diócesis, una noche santa. Una noche hermosa donde la frescura de Dios es capaz de soplar y sacarnos la vejez de nuestros pecados. Y cuando volvamos a nuestra vida cotidiana tenemos que salir convencidos. Tenemos que salir de otra manera: distintos, con entusiasmo, con vehemencia, con pasión, con alegría y, sobre todo, con decisión. Decisión de vivir del Altar de Cristo”.+

Texto completo de la homilía

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