REFLEXIONES DEL GRAL. JOSE DE SAN MARTIN, EL SANTO DE LA ESPADA


Elijan: las siete colinas de Roma pontificia ó la Cordillera de los Andes, pero no me excomulguen, soy inimputable por mi edad. toto
José de San Martín estaba accidentalmente en Bruselas (6 de Abril 1830) y se entera de que Rosas ha decidido restablecer relaciones con el Vaticano, rotas en 1810.
En carta que envía a su amigo y en ese entonces Ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación Tomás Guido, el "Santo de la espada" le comenta:

"¿Están en su sana razón los representantes de la provincia para mandar entablar relaciones con la Corte de Roma en las actuales circunstancias?
Yo creía que mi malhadado país no tenía que lidiar más con los partidos, pero desgraciadamente veo que existe el del fanatismo, que no es un mal pequeño"
Y sigue….

"¡ Negociaciones con Roma !
Dejen de amortizar el papel moneda y remitan un millón de pesos y conseguirán lo que quieran.
Yo soy ya viejo para militar y hasta se me ha olvidado el oficio de destruir a mis semejantes.
Por otra parte, tengo una pacotilla (y no pequeña) de pecados mortales cometidos y por cometer.
Ainda más, usted sabe mi profundo saber en latín.

Por consiguiente, esta ocasión me vendría de perillas para calzarme el Obispado de Buenos Aires, y por este medio no solamente redimiría todas mis culpas sino que, aunque viejo, despacharía a las penitentas con la misma caridad cristiana como lo hacía el casto y virtuoso cura Navarro, nuestro capellán de feliz memoria.
(Juan Navarro vicario castrense del Ejército de los Andes 1777-1854)
Manos a la obra mi buen amigo.

Yo suministraré gratis a sus hijos el Sacramento de la Confirmación, sin contar las oraciones por su alma que no escasearán.
La sola objeción que podrá oponerse para esta mamada es la de mi profesión.
Pero los santos más famosos del almanaque, ¿ no han sido militares ?
Un San Pablo, un San Martín,
¿ no fueron soldados como yo y repartieron sendas cuchilladas, sin que esto fuese un obstáculo para encasquetarse la mitra ?
Basta de ejemplos y admita usted la Santa bendición de su nuevo prelado, con lo cual recibirá la gracia de que tanto necesita, para libertarse de las pellejerías que le proporciona su empleo".
General Don José de San Martín
Publicado por Eladio González Toto para
Museo Ernesto Che Guevara Primer Museo Suramericano el 8/14/2009 05:35:00 PM

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