EL OBISPO DE AVELLANEDA-LANUS DISERTO ANTE CONCEJALES DE AVELLANEDA


Mons. Frassia habló en el Concejo Deliberante de Avellaneda
Avellaneda (Buenos Aires), 17 document.write(meses(8)); Ago. 09 (AICA)
Fiestas patronales de la diócesis de Avellaneda-Lanus

El Intendente de Avellaneda, Ing. Jorge Ferraresi junto a monseñor Frassia durante las fiestas patronales
“Esta hora de desafíos, nos exige a todos la voluntad superior y la grandeza de espíritu, para trabajar, pensar, y decidir los grandes temas que gravitan seriamente a nuestro pueblo subordinados al bien común y que no sean actos sociales aislados sino actitudes permanentes que llamamos virtudes sociales. Que la Virgen nos ayude hoy a vivir, convencidos y comprometidos, como verdaderos discípulos y auténticos testigos de un anuncio que no podemos callar, olvidar ni disimular”, pidió el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, al hablar durante la sesión extraordinaria el Concejo Deliberante local para rendir homenaje a la Santísima Virgen en la solemnidad de la Asunción de la Virgen María y fiesta patronal de la diócesis y del distrito civil de Avellaneda.

Tras saludar a los ediles y al flamante intendente local Jorge Ferraresi, recordó que “esta celebración, nos debe llevar a un encuentro religioso profundo, como también a una toma de conciencia de nuestra pertenencia social, y de nuestras responsabilidades, cuya incidencia debe ser concreta, pensante y activa en la iglesia y en nuestra sociedad”.

“La fe, lejos de quedar reducida al ámbito individual, debe incidir en la cosa pública. Dicho de otra manera, el hombre está llamado a la comunión, no debe aislarse en la búsqueda del bienestar individual. Dios debe tener un lugar en la esfera pública, con específica referencia a la dimensión cultural, social, económica y en particular política”, subrayó.

El prelado llamó a “reconocer el deterioro creciente de la capacidad de relación entre las personas. Se va estrechando el horizonte y se va reduciendo todo al terreno de la inmediatez. La influencia de la cultura mediática, que está en su apogeo, contribuye en gran medida a esta vivencia de lo superficial, del día a día, y solo por hoy”.

El obispo insistió, citando la encíclica “Caridad en la verdad” de Benedicto XVI, que “cuando Dios queda eclipsado, nuestra capacidad de reconocer el orden natural, la finalidad y el bien, empieza a disiparse”, y aseguró que “hoy más que nunca esta verdad es irrefutable, y está en la raíz de las dimensiones más negativas de la cultura ambiente: Y el deterioro es, lamentablemente constatable”.

“El desprecio a la vida humana que cuestiona desde el derecho natural, primigenio, a nacer hasta la pretendida ‘muerte digna’ que justifica la eutanasia, pasando por la manipulación de los embriones en nombre de un derecho absoluto a la investigación científica sin la imprescindible calificación ética”, precisó.

Monseñor Frassia se refirió también a la falta de trabajo, que “además de ser un derecho fundamental, se ha ido deteriorando a lo largo de décadas, acentuando perversamente el clientelismo y el deterioro de la cultura del trabajo”.

“Estas cosas y muchas otras acaban por debilitar la motivación y la energía necesaria para esforzarse en el servicio del verdadero bien del hombre”, advirtió.

El prelado lamentó que la problemática actual este impregnada por “la exacerbación de la crítica, la falta de objetividad, el no reconocer en verdad los grandes problemas, el no trabajar primero por el bien común, por la Patria, y luego después por los intereses personales, trastocando inversamente el orden debido, acentúan mucho más el escepticismo y hasta una cierta desesperanza. A veces se piensa o se dice ‘no hay salida’”.

“Tenemos que volver a la verdad en la justicia y a la justicia en la caridad. El amor, no es un añadido a estas consideraciones, sino que es parte integrante de un verdadero humanismo”, aseveró.

Monseñor Frassia exhortó a los miembros del Consejo Deliberante a pedirle a la Virgen que “nos ayude a vivir responsablemente nuestras tareas y representatividades. No podemos ni debemos perder tiempo. La realidad nos urge. Nuestro trabajo exige no solo el presente sino el futuro cercano. Esto nos dará un poco mas de aire, para no preocuparnos simplemente del beneplácito de lo inmediato”.

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