LA FOTODENUNCIA




LOS GIGANTES DE CONCRETO EN LANUS:


A QUIENES BENEFICIAN?
Desde algunos años atrás –quizá antes de que se convirtiera en un “Boom inmobiliario”- Decía la misma Municipalidad que la proliferación de este tipo de construcciones traía serias consecuencias al corto plazo. En primer término porque los servicios escenciales como agua, gas o luz no iban a ser suficientes. Y lo cierto es que en la actualidad ya existe escasez. En segundo término, Lanús sufre su falta de árboles, los grandes generadores del oxígeno que respira el ser humano. Quedaría lugar para estos “pulmones”? Y tercero y último porque los cambios edilicios que se iban a emprender cambiaban para siempre la imagen de Lanús que todos conocemos.
Fue así como el mismo gobierno municipal que dijo que no había servicios suficientes para semejante megaestructura autorizó los cambios, alegando que estaba “todo en órden”, y el primer punto a cambiar fue Lanús Oeste, donde han llegado a levantar colosos de hasta trece pisos (y casualmente hasta un concejal que ocupa un importante puesto en su bloque, tiene un departamento en un Edificio de la calle Del Valle Iberlucea).
El tiempo cambia (los gobiernos también, pero lamentablemente sus más feas formas de hacer política siguen intactas), y ahora entre resistencias de todo tipo, le llega el turno a la parte Este de la ciudad. Las empresas constructoras –sólo algunas- parecen llegar con las mejores intenciones. Compran viviendas que eligen por su ubicación –ya que el único freno que les puso el Municipio fue que los edificios no debían superar un determinado radio de la ciudad-. En algunas ocasiones a los frentistas limítrofes les dicen que la edificación apenas llega a cinco pisos, pero la gente comienza a desconfiar cuando ve al lado de su casa una torre de más de ocho pisos. Luego le dicen que “tuvieron que modificar los planos”, siendo un cuento mayor al de los cinco pisos. En los proyectos de construcción de esta índole, es muy probable que el ritmo de edificación varíe de acuerdo a la venta que tengan de departamentos. Si venden más edifican todo el espacio estipulado, de lo contrario, el edificio lo terminan antes, y no perdieron plata. Si les va muy bien, compran la casa de al lado y allí hacen otro edificio. Pero los planos, por una cuestión legal es muy difícil que los modifiquen a mitad de camino.
Otra de las preocupaciones de los vecinos son las sensibles bajas de las valuaciones de las viviendas cercanas, o de quedar entre dos edificios, o de sufrir pérdidas materiales en su casa debido a la caída de materiales para la construcción desde la altura (o de operarios como en una construcción de la calle Las Piedras, por poner como seguridad tela de media sombra en lugar de chapas galvanizadas).
Paralelamente con este problema, el intendente inicio un “revalúo” impositivo, es decir, que de acuerdo a la posición geográfica del distrito, se incrementarán en mayor o menor medida las tasas del ABL, siendo esta zona del distrito la “más galardonada” con los tarifazos. Dentro de esta nueva terminología para disfrazar ajustes sin denominarlos aumentos sin anestesia, sería importante que las autoridades revieran los casos de vecinos que, habiendo dejado sus ahorros y sus vidas en una parcela de Lanús, criaran sus familias por elección aquí, y que por lo menos, por una cuestión de derecho, que perdieron la mitad de los logros de sus vidas en manos de un negocio disfrazado de progreso, puedan acceder a una baja en sus impuestos, ya que la ley debe ser igual para todos…aunque las empresas constructoras puedan tener un tanto más de dinero.

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