MILITANCIA Y ESPERANZA


El 17 de noviembre de 1972 se produjo una explosión participativa, la lucha persistente y heroica de un pueblo había logrado un triunfo trascendente, la resistencia popular había conseguido quebrar la intransigencia de los poderosos: ese día regresaba a su patria el general Juan Domingo Perón.
En esa jornada, Ezeiza se había convertido en el punto neurálgico del país, todas las miradas estaban concentradas, atentas al retorno de quien en esos momentos encarnaban la esperanza del cambio, la fuerza necesaria para articular una sociedad dividida y la sabiduría indispensable para realizar la tarea de reconstrucción de la nación.
Con muchos compañeros participamos en una época oscura de proscripción impuesta por los poderosos de turno, luchábamos para que para que nuevamente la voz de las mayorías fuese escuchada y respetada, para que la voluntad popular fuese un ejercicio cotidiano y para consolidar una sociedad sin odio y sin perseguidos.
Nuestra lucha sólo tenía sentido si el general Perón regresaba al país, ya que sólo él podía estructurar el proceso de cambio que la sociedad argentina requería.
Una multitud militante fue en búsqueda de su líder, toda esa muchedumbre quería abrazarse con la esperanza, Perón volvía y ese día todos los caminos conducían a Ezeiza.
Desde esa historia y de este presente, quiero saludar y abrazar a todos los compañeros militantes en este día, a esos hombres y mujeres idealistas que persiguen como único objetivo el bienestar general. Y en especial quiero estar cerca de todos aquellos compañeros, los que están y los que no están, que siempre estuvieron a mi lado, compartiendo la misma lucha: por una patria libre, justa y soberana.

Manuel Quindimil
Presidente del Consejo del Partido Justicialista
de Lanús

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