RESUMEN DE LA AGENCIA INFORMATIVA PELOTA DE TRAPO


La parcela de alba que nos toque
26/07/07
Por Alberto Morlachetti
(APE).- El presidente tiene derecho al relato de ciencia ficción y desde luego a la instintiva solidaridad con el sistema de saqueo que lo alberga.

El presidente se siente feliz por esa bella muchacha -que se parece ligeramente a la república- que le dibuja números, bajo uno de sus virtuales ciruelos en flor, semejantes a la fábula. Pero ella expira, necesariamente, de realidad. El Departamento de Investigación Institucional de la UCA (Universidad Católica Argentina) nos dice que el 60 por ciento de los niños argentinos viven en hogares precarios y el 50 por ciento de nuestros infantes no tiene ropa para protegerse del frío.
-I-
El señor Presidente junto con hombres del eterno pasado y del eterno presente de absoluta y probada versatilidad -sospechosos de ironía- construyen la “nueva utopía” los Intendentes Mario Alberto Ishii de José C. Paz, Hugo Curto de Tres de Febrero, Julio Pereyra de Florencio Varela, Manuel Quindimil de Lanús, Juan José Mussi de Berazategui, Alejandro Granados de Ezeiza o gobernadores como De la Sota en Córdoba, Rovira en Misiones, Guido Insfrán de Formosa o Jorge Obeid en Santa Fe, o con su jefe de gabinete Alberto Fernández o su ministro del Interior Aníbal Fernández -por citar algunos nombres- dice construir un país para todos, soberano y de respeto por los derechos humanos aunque las fuerzas de seguridad asesinen un pibe día por medio según informe de CORREPI.
-II-
Uno de sus gobernadores preferidos Mario Das Neves de Chubut acaba de firmar con Pan American Energy un contrato para la explotación del yacimiento de gas y petróleo de Cerro Dragón -el más importante del país- hasta el año 2047.
Si bien la provincia del Chubut, de acuerdo con lo dicho por Das Neves recibirá en los próximos 10 años 778 millones de regalías, Pan American Energy, percibirá -en el mismo lapso- 12 mil millones de dólares y la comicidad desesperada de aquel coleccionista que archivaba silencios.
Más allá del bien y del mal -escribe Agamben- no se encuentra la inocencia del devenir, sino una vergüenza no solo sin culpa, sino, sin tiempo.
-III-
Quizás la poesía como último escondrijo de la resistencia:
¿Me oyes, me escuchas?La tristeza va a morir.Ahora cuando la alondrasurca el cielo,algo rosado empapa el alma,porque el aveviene del color que tendrá la vidacuando los humillados alcen la cabezay partan la dichaen pedacitos que alcancen para todos.*

* Manuel Scorza
Fuentes de datos: Agencia FeTERA Semanal 12-07-07 / InfoMoreno 28-06-07/ Boletín Risolidaria 23-07-07

La erosión cultural
25/07/07
Por Oscar Taffetani
(APE).- Está muy cara la verdura y algunos viejos se acuerdan de cuando eran jóvenes y carpían un pedacito de tierra, en el fondo de sus casas y se daban el gusto de tener cebolla y tomate y perejil propios en la mesa. Ya todo eso pasó, porque los hábitos -como se dice- han ido cambiando. El hábito de que papá o mamá estén en casa, por ejemplo. El hábito de que la abuela o el abuelo estén en casa, cuidando y educando a los nietos. El hábito de regalar la verdurita para la sopa o de entregar un puñadito de perejil en las verdulerías. Hoy todo se vende y se compra, a valores de mercado... (es decir, los valores que fijan los dueños del mercado). Y quien no puede comprar (porque no tiene con qué) es un verdadero desgraciado. Pero, bueno, así es la huerta global, la huerta que abastece a la aldea global, en un mágico mundo en donde la mayoría de la gente tiene hambre. El perejil está caro porque el verdulero dice no sé qué cosa de la cadena de precios. Parece que en Oceanía lo están probando como bíocombustible. Además, el sobre con semillas de perejil que le dieron al chico en la escuela, para favorecer la cultura del trabajo, tampoco sirve. Le falta el compuesto antimaleza. Le falta el agroquímico indicado. Y el fertilizante específico. Cuánta maleza ha invadido el lenguaje, en los últimos tiempos. Para colmo de males, los jefes y jefas de hogar -diría Gelman- ya no jefan. No son jefes de su vida. Ni de su circunstancia. Así las cosas, sube el perejil. Y en el horizonte de la pampa, en el gran país de los ganados y las mieses, el paisaje es desolador.
Pequeños asesinatos
Educadores y gente del Movimiento -ésos que cada día brindan la contención que un Estado ausente no puede brindar-, nos traen historias terribles, sobre leyes perversas y políticas perversas, sobre eufemismos y pequeños asesinatos. Nos dicen que en San Juan, por ejemplo, en esa provincia cuyana que se ha lanzado con bombos y platillos (y con Pascua Lama) a una nueva quimera del oro, hay niños desnutridos. Y que el Estado sanjuanino decidió asignar $ 50 (sí, cincuenta pesos) al mes por cada niño desnutrido de una familia. Claro que si el chico aumenta de peso y pasa el umbral de la desnutrición, entonces la familia deja de cobrar el subsidio. Por ese motivo hay padres (malvados padres de los cuentos de terror que cuenta el Estado) que no quieren que sus hijos dejen de estar desnutridos. Hay malvadísimos padres que no quieren que sus hijos salgan del hambre. Créase o no. Fue en la antigua Roma cuando se utilizó por primera vez la palabra cultura. Hablar de cultura en aquellos tiempos era hablar del cultivo de la tierra. Y eso tenía que ver, a la vez, con el cultivo del espíritu, con el mundo de las ideas y el conocimiento. Pues bien, lo que el capitalismo ha producido, en 200 años de evolución, ha sido una erosión de la cultura popular. Ha convertido el conocimiento, el saber y hasta la curiosidad humana en un botín, en un bien que se disputan y retacean las academias, las universidades, las corporaciones. Fuera de ese territorio, sólo ve un mercado. Sólo ve ciudadanos consumidores. Así se han ido perdiendo los oficios. Y también se han ido perdiendo los saberes, los hábitos y los modos de esa antigua escuela de vida llamada hogar. Hoy todo se vende prefabricado, listo para usar o consumir, sea comida o bebida; sea ropa o ideas. La idea de la cultura del trabajo, por ejemplo, es prefabricada. La utilizan para justificar una política perversa. Primero atrofian el brazo que empuña la pala y luego le piden a ese mismo brazo que se mueva, que trabaje... Mucha maleza habrá que quitar del lenguaje para volver a tener una lengua-herramienta, una lengua que sirva para expresar lo que nos pasa. Y para buscar a nuestros hermanos. Y para construir el mundo que necesitamos. "Ah, pero eso va a llevar mucho tiempo", dice un compañero. "Claro, y por eso tenemos que comenzar hoy mismo", le responde otro.

Los saqueadores del orden
24/07/07
Por Cecilia Ceriani
(APE).- Desde chicos nos lo enseñaron en el colegio. Existe una sociedad a la que se pertenece, con instituciones y reglas que se respetan. Existe un sistema. Existe un mercado, un libre mercado, que se regula a sí mismo gracias a la perfecta competencia. Se es oferente, se es demandante, se es productor, se es consumidor.

¿Y si no se es?: el desorden
Eran las tres de la mañana en Santa Fe. Un tren transportaba soja, producto estrella del campo, motor de crecimiento de nuestro país. El carguero había partido del norte de la provincia y se dirigía a Rosario, donde tal vez se procesaría el alimento. Luego, quizás, se mandaría para Buenos Aires y de allí al exterior. Preferentemente China, destino predilecto de nuestra soja. Cadena completa. El sistema funciona. Pero algo interrumpió su curso. La locomotora sufrió un desperfecto que obligó al tren a detenerse en el Barrio Santa Rosa de Loma, en la zona oeste de la periferia de la capital provincial. A pesar del fresco, los vecinos empezaron a acercarse. Se fue corriendo la voz. En pocos minutos fueron cerca de 200, cuenta La Nación. “Tomaron por asalto los vagones, procedieron a forzar a golpes las tolvas y comenzaron a cargar el cereal en carretillas, baldes, bolsas y otros elementos”, agrega La Capital. Saqueadores, los llaman en todos los medios. Vecinos equivocados, los de Santa Rosa de Loma. Interruptores de la cadena de producción. Manos bien visibles que rompieron el perfecto mercado. No incluidos en los manuales de economía. Demandantes incompletos, sin contrapartida para merecer demandar. Consumidores casuales. Excluidos. Errados. Desordenadores.
De vuelta al curso normal
Una prudente decisión de la policía, que evitó reprimir y solamente adoptó medidas disuasivas, evitó que el episodio del saqueo tuviera consecuencias más graves, entendió La Capital. Santa Rosa de Loma volvió a su curso normal. El curso acostumbrado. El curso que acostumbra. Volvió el orden a Santa Rosa de Loma, el orden que naturaliza lo social. Que nos hace convivir con lo extraordinario hasta volverlo parte del orden. El orden que celebra, que cuestiona, que lamenta una reacción como si no fuera necesariamente la respuesta a una acción. El orden que dice que lo extraño, lo no habitual, lo inmoral es la consecuencia. Que piensa en los fines y no en las causas. Siempre el para qué, casi nunca el por qué. El orden de la soja y del campo rico. El orden de productores y de consumidores. Y de saqueadores, desordenadores, problemas naturales. Como una sequía, como una mala cosecha.
Fuentes de datos: Diarios La Capital - Rosario y La Nación 16-07-07



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