El hecho no deja de consternarnos. No por el valor del objeto robado, sino por lo que significaba. Manuel Belgrano fue un acaudalado abogado que bien podia vivir en una buena posición social, desentendiéndose totalmente de que si al Virreinato del Río de La Plata se convertía o no en una república, pero no fue así. Sus campañas militares lo llevaron a la ruina económica y hasta le hicieron perder la salud. El Gobierno de aquel entonces, lo condecoró con una considerable suma de dinero, la cual lo hubiese llevado a vivir como todo un Héroe el resto de sus días, pero donó esa suma para la construcción de diez escuelas, las cuales no se realizaron hasta la fecha. Creó por su cuenta la Bandera, enseña patria que diferenciaba al ejercito criollo del de los Realistas. La creación de esa enseña no se trató de un hecho narcisista o decorativo. El reloj de oro que robaron en el Museo de San Telmo, el día domingo, y que recién el lunes se dio a conocer, era la única posesión que tenia el prócer, que en su lecho de muerte, le dio a su medico, en pago de sus honorarios. El, o los ladrones que usurparon, nuestros tesoros mas queridos, el patriotismo, el símbolo de toda una Nación, jamas tendrán paz. Cada vez que quieran mirar el cielo, el sol, las nubes, o el color del mar, sentirán en sus oídos treinta y seis millones de puteadas.
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