RESUMEN DE LA AGENCIA INFORMATIVA PELOTA DE TRAPO


Los chicos en el norte de Buenos Aires


CAMPANAZO PURRETE


(APE).- La Marcha de los Chicos del Pueblo llegó hoy al norte de la provincia de Buenos Aires, primer Estado argentino, en un día soleado y amaneciendo solidaridades en ex ciudades obreras como Zárate y Campana. Las consignas “el hambre es un crimen” y “ni un pibe menos”, fueron asumidas por decenas y decenas de personas de distintas generaciones.
Llegaron desde Villa Constitución, donde fueron despedidos por los alumnos de varias escuelas, entre ellas la “Manuel Belgrano”, la misma que ya había recibido a la bicicleteada del Movimiento casi una década atrás.
La caravana paró en San Nicolás y el almuerzo fue servido por los compañeros en las instalaciones del Club Atlético Social Buenos Aires.
En Zárate, se armó una caravana que fue acariciada por pasacalles y manos y manitas que buscaban la ternura y la rebeldía de los marchantes.
Mucha gente los esperaba en Campana, frente a la Plaza E. Costa. Allí estaban los militantes de la CTA de Zárate-Campana, la UOM, SUTEBA, ATE, el MTL, FeTERA, Judiciales, la organización Recrearte, los bomberos voluntarios y el grupo Cultura en Movimiento que les regaló a las chicas y chicos un colorido mural en tela. También había integrantes del Movimiento Evita, Barrios de Pie, de la Federación Tierra y Vivienda, y de diferentes organizaciones sociales.
Fue en esa geografía del noroeste bonaerense, donde los años noventa calaron hondo aunque la filosofía del lugar quiso obligar a mirar para otro lado. El desempleo impuesto trajo la pobreza y no hubo forma de disimularla.
Los compañeros detenidos en las Unidades Penitenciarias 21 y 41 habían pedido amasar el pan para los chicos, pero hubo una orden precisa. Nos les dieron la harina. Les prohibieron multiplicar el pan para los pibes. Sin embargo, fueron otros chicos, los que participan de los emprendimientos de las Hermanas Pasionistas del Barrio San Cayetano de Campana los que pudieron amasarlo. Habló un pibe de Zárate, que preguntó “¿qué pasará en el camino de los que se hacen adultos, que de pronto se vuelven ciegos y no ven nuestros pies descalzos, también se vuelven sordos, y no nos escuchan decir TENEMOS HAMBRE.” Y luego pidió “esta marcha deja huellas en el centro de nuestro pecho, pero que deje también una marca en los adultos que ocupan lugares importantes”. Después fue el turno de una adolescente que viene marchando desde Puerto Iguazú: “El año pasado el presidente dijo que la Argentina estaba saliendo del infierno. Pero cada día que pasa nos damos cuenta que nos sumergimos más en el infierno. Porque cada día decenas de chicos mueren como consecuencia de la pobreza. La alcancía de la Casa Rosada está llena. Habrá que romperla y repartir lo que tiene entre los que menos tienen”, sostuvo la luminosa piba.
Pedro, el genial y sensible titiritero del Movimiento, contó que “acá cerca, en San Nicolás, desaparecieron al hijo de Norma”, madre de Plaza de Mayo de Santa Fe que marcha con los pibes, y afirmó: “ese hijo hoy se subió al colectivo para marchar con las chicas y chicos, porque él también marchaba para construir una nación para todos”.
Una de las referentes del Movimiento, Leonor Cruz, agregó: “Durante la marcha hemos visto en cada provincia la misma fotografía, una y otra vez. Son los barrios en los que vivimos. Allí se repiten la pobreza, la miseria, el hambre, la desocupación. La pobreza vino, se instaló, se quedó y destrozó nuestras familias. Nosotros decimos que el hambre es un crimen y no solamente eso, porque la droga, la desocupación y la pobreza también son un crimen... Nuestros pibes dicen en sus canciones: trabajo para papá y que no nos falte el pan. Más claro que eso, imposible”, remarcó Leonor.
Fue un día soleado, hermoso, pero frío. La radio marchante fue repetida por otras emisoras de frecuencia modulada de la ciudad y a partir de las tres de la tarde, sonaron las bombas de estruendo en la plaza de Campana “para despertar al pueblo”.
Mañana, la Marcha de los Chicos del Pueblo llegará, alrededor de las 13, a Potosí y Ruta 24 (ex 197) y a las tres y media de la tarde, se hará el acto central en José C. Paz en la plaza principal de la localidad.

Zárate y Campana
(APE).- Las ciudades de Zárate y Campana son sinónimos de industria y clase obrera militante. Algo que viene desde los años ‘60. Sin embargo, el país ya no es el mismo, ni tampoco lo son estas dos ciudades del norte de la provincia de Buenos Aires, el primer Estado de la Argentina. En la actualidad, cada empresa tiene su propio puerto, consecuencia de las permanentes privatizaciones de los muelles que sucedieron en los años ‘90. Pero también en esos días, se impuso la flexibilización laboral, la precarización en condiciones de producción y la disminución de salarios en contradicción con los altos topes productivos. Hay gran cantidad de papeleras que todavía no han recibido los escraches correspondientes y cerveceras que también abusan de los recursos naturales del denominado acuífero Puelche. Las empresas de ambas localidades no se identifican como grandes pagadoras de impuestos, al contrario, parecen estar exentas de aquellas cargas que sí se descargan sobre las mayorías que habitan Zárate y Campana. Hay un dato que revela la esperanza: los estudiantes secundarios de ambas ciudades rechazaron la llamada prueba integradora de fines de 2005, eligieron delegados de curso, retomaron la lucha por el medio boleto y empezaron a pelear contra las pasantías. En estas ciudades industriales de muchas ganancias para unos pocos, las pibas y los pibes de la Marcha de los Chicos del Pueblo echarán a volar una idea fuerza: la felicidad debe ser para todos y no una privatización más.

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