ES PREOCUPANTE LA SALUD DE SANDRO


¡Usted Puede!INCORREGIBLEMENTE
SANDRO
“Hice tan bien el trabajo que logré el enfisema”, declaró con ese humor irónico que lo caracteriza, quien se fumó sin querer, además de todo lo deseado, las ansias, locuras y afectos de la existencia que supo conseguir.
Nadie mejor que él para hacer una campaña en contra del tabaco cada vez que declara “la persona que más mal me hizo en toda mi vida fue el que me dio el primer cigarrillo”. Con esa simplicidad en la expresión se desenvuelve no sólo en su cotidianeidad, sino también en los majestuosos ámbitos que suele frecuentar, o hasta en la terapia del sanatorio en que se encuentra alojado y es tratado por médicos y enfermeras como la celebridad que es. Y merecido está.
“¡Claro que hubiera llegado mucho más lejos internacionalmente!, pero me querían hacer cantar en inglés, ¿te imaginás todo en inglés?, pegué el portazo y me fui”, le comentó a un amigo. Quizás tardíamente, presente en el Salón de Actos del Senado, y con el recuerdo latente de sus padres: ¡Cómo no nombrarlo Ciudadano Ilustre!
Cante maestro
Rebelde, caprichoso para algunos. Un divo bien argentino, y bien sureño, no le esquivó al bolero, la balada, el rock de la mítica Cueva, ni al clásico que roza su querida Para Elisa.
Si hasta se le animó al tango. Y quién mejor que él que nació, ahí nomás, pegadito a Puente Alsina.
Cuántas cosas es Roberto Sánchez, quien jamás necesitó reinventarse. Por él lo hicieron sus chicas, “sus nenas”, las que desatan el alma y gimen con fiereza si el peligro acecha.
Él es su fetiche, su talismán, la manera de volver a vestir hot pants, coloridos pañuelos y minishorts y sentir que, aún quietas, la pelvis les tiembla... y tiembla... y tiembla con el candor que logró el que supo cantarles al oído los versos más bellos que jamás nadie les supo cantar. Porque Sandro es único.
Alejado del ruido, pero muy cerca de ese paisaje de casas bajas y avenidas despojadas en las trasnoches de vuelta a casa luego de cada show, dicen los que lo conocen en la intimidad, que encuentra el remanso deseado tras la muralla de su hogar de Banfield.
Un lugar en el que en cada cumpleaños del maestro cuesta acallar por días los gritos de “las nenas” que aprietan entre sus manos una rosa rosa, y esto, ¿a quién le caben dudas?, se ha transformado en parte invalorable del folclore lomense, surgido como una genialidad más de nuestro admiradísimo Roberto Sánchez, o sencillamente nuestro amadísimo Sandro, absolutamente irrepetible.
__________________________________BEA PERLEZ

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