LA CASONA DE OCHOA, REFUGIO POR LA FIEBRE AMARILLA


LA CASONA DE OCHOA, REFUGIO POR LA FIEBRE AMARILLA
En 1871 la fiebre amarilla causa cientos de muertos en Buenos Aires y de esa epidemia se responsabiliza a los saladeros que vertían sus nauseabundos desechos a la cuenca del Riachuelo, por lo que se los obliga a cesar en esa actividad. Si bien por entonces había información que en Paraguay la fiebre amarilla atacaba la población. Eso no se tuvo en cuenta para tomar recaudos porque parecía todo muy lejano, hasta que finalmente llegó aquí. Se tomó conciencia cuando se detectaron algunos casos en San Telmo, por lo que, finalmente, el seis de febrero de ese año se reconoce que la enfermedad ya estaba en Buenos Aires.

El temor generado provocó la huida de muchos habitantes a zonas consideradas más seguras. Por esa razón muchas familias escapan hacia el sur, es decir buscan refugios en tierras alejadas de donde se estimaba se había iniciado la epidemia. Gran parte de la población se refugia del otro lado del Riachuelo, es decir en sus quinta de veraneo ubicadas en las Lomas de Zamora y aún más allá. Pero no todos fueron tan lejos.
En efecto, unas 40 personas entre familiares y amigos se refugiaron en la casona de Paso de Burgos, propiedad que estaba entonces ya en manos de la familia Ochoa, porque don Enrique había fallecido en 1867 y allí quedaron hasta que pasó el peligro. El temor no era para menos: hubo 13.614 víctimas fatales durante esa epidemia.

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