El cristiano vive con esperanza y sana alegría sin temor de la muerte

El cristiano vive con esperanza y sana alegría sin temor de la muerte 
Jueves 10 Nov 2016 | 09:29 am
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): Es importante vivir con fe y esperanza, sabiendo que Dios nos espera del otro lado. Por eso el cristiano vive con esperanza y una sana alegría y no le tiene miedo a la muerte, porque la muerte ha sido ya vencida, expresó el obispo de Avellaneda, monseñor Rubén Oscar Frassia, en su comentario radial emitido el pasado domingo por radios de la capital federal y del Gran Buenos Aires. 
Es importante vivir con fe y esperanza, sabiendo que Dios nos espera del otro lado. Por eso el cristiano vive con esperanza y una sana alegría y no le tiene miedo a la muerte, porque la muerte ha sido ya vencida, expresó el obispo de Avellaneda, monseñor Rubén Oscar Frassia, en su comentario radial emitido el pasado domingo por radios de la capital federal y del Gran Buenos Aires.
 “Nuestra vida -agregó-, como peregrinos que somos, tiene un tiempo aquí en la tierra y se consume en nuestra pascua personal, cuando hayamos partido de este mundo•, porque “venimos de Dios, caminamos con Dios y volvemos a Dios; en este sentido la muerte no tiene la última palabra ya que ha sido vencida, lo mismo que el pecado”.
 “Cristo -explicó monseñor Frassia-, enviado por el Padre, se hizo obediente al Padre para devolver a la humanidad el sentido último de la vida de los hombres. Cristo, en la cruz, venció el pecado y la muerte. Allí nos redimió, nos salvó, nos dio su gran amor de misericordia”.
 “Esto -sostuvo- tenemos que vivirlo anticipadamente. Se amasa acá lo que vamos a vivir allá. No es que, porque esperamos y creemos en la resurrección, los cristianos nos cruzamos de brazos sin hacer nada. Al contrario, la fe, la esperanza y creer en la vida eterna nos compromete en este mundo, a transformarlo, a convertirlo, a hacerlo más digno, que sea un espacio de mucha riqueza para toda la humanidad. Por lo tanto, la fe no es evasión de la responsabilidad, sino que es un compromiso mayor para vivir responsablemente”.
 “Sabemos que Dios es el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob -reflexionó el prelado- y significa que Dios es Dios de vivos y no de muertos, y todos los que hayan muerto viven en el Señor. Y recordemos algo importante: si al final del camino no hay nada, ni nadie, o si en la meta de la existencia hay una presencia y un abrazo. Si el vacío ha de devorar todo o al final nos espera Alguien en esa plenitud final que es Dios”.
 Por eso, dijo por último, “¡qué importante es vivir con fe y esperanza sabiendo que Dios nos espera del otro lado! Así uno vive con esperanza y sana alegría y no le teme a la muerte porque la muerte ha sido ya vencida”.+

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