ORDENACIONES SACERDOTALES EN LANUS FRENTE A LA RELIQUIA DEL CURA DE ARS

Ordenados sacerdotes frente al corazón del Cura de Ars
Lanús (Buenos Aires), 30 Nov. 09 (AICA)
Los diáconos Pablo Andrés Balario y Rodolfo Gustavo Veliz, junto a las reliquias del Cura de Ars El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, ordenó sacerdotes a los diáconos Pablo Andrés Balario y Rodolfo Gustavo Veliz, en la misa celebrada en la aparroquia del Sagrado Corazón de Jesús, de Lanús, el pasado 25 de noviembre.
La ordenación coincidió con la presencia en esa comunidad del corazón incorrupto de San Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes, que desde el 6 al 27 de noviembre peregrinó por la Argentina en un itinerario que incluyó más de 20 diócesis. En la homilía, el obispo dijo a los nuevos sacerdotes que “el pastor tiene que servir y tiene que hacer la voluntad de Dios. Tiene que hacerlo de ‘buena gana’ no de ‘mala gana’, no de mal humor, sino con mucho entusiasmo. El sacerdote, además de ser cargado con tantas vicisitudes y tantos problemas ¡No puede ser amargado! El sacerdote tiene que ser un hombre enamorado de Dios y de allí sacar la fuerza para que con ganas pastoree a su rebaño, sirva a su rebaño y se entregue por su rebaño ya que Dios se lo confió”.
Asimismo los exhortó a trabajar “con ganas, con voluntad de amor, con voluntad de servicio, con voluntad de decisión”. Y les recordó que “el sacerdote también es padre y como tal tendrá que crecer en la relación con sus hijos. También tendrá que crecer en los vínculos: vínculos con Dios, vínculos con Jesucristo, vínculos con la Iglesia, vínculos con los hermanos”.
Afirmó que “el sacerdote está en la Iglesia y en el mundo para amar y para amar más” y destacó la alegría de “vivir conforme al corazón de Jesucristo” y “conforme al corazón del Cura de Ars”.
Al respecto explicó: “¿Qué hizo el Cura de Ars? Hizo lo que tenía que hacer: un gran catequista, un gran rezador, un gran confesor, que amó entrañablemente la Eucaristía. ¡Eso es lo que tiene que hacer un sacerdote! Sé que las características de ciento cincuenta años atrás, ahora han cambiado.
Pero las realidades y los valores no han cambiado. El sacerdote tiene que estar disponible para que uno se pueda confesar ¡El Pueblo de Dios necesita de la confesión! No lo va a confesar un psicólogo; no lo va a confesar un terapeuta; lo tiene que confesar un sacerdote porque de ahí vienen la gracia de Dios y el perdón”.
“Esta noche -prosiguió-, como Pueblo de Dios, ante las reliquias del corazón del Cura de Ars, hay que pedir por el mundo y la Iglesia que necesitan tener corazón de pastores conformes al corazón de Dios. Esto es posible porque Dios lo concede, porque Dios lo quiere, porque el Pueblo de Dios lo necesita y lo reclama; no está pidiendo algo indebido, pide algo que necesita y que nosotros solamente como sacerdotes lo podemos dar”.
Monseñor Frassia aclaró que “el sacerdote no vive para sí, vive para lo que fue elegido; no se busca a sí mismo sino que tiene que entregarse y tendrá que gastarse; gastar el corazón, gastar la vida por Dios y por su Reino; por Dios y por la gente”. Por ese motivo dijo a los ordenados: “¡No se guarden a ustedes mismos! Porque si se guardan, dejarán de amar y si dejan de amar pierden lo esencial en la vida”.+
(el texto completo de la homilia fue publicado por EL PERIODISTA DIGITAL el día 25 del corriente)
AICA - Toda la información puede ser reproducida parcial o totalmente, citando la fuente

Comentarios

Seguidores